Luis Echave, el Colorado, una historia aun por completar…

Tiempo de lectura: 6 minutos

  Hablar de Luis Echave, el Colorado, es lo que nos propusimos a más de 40 años de haberlo conocido personalmente. Cuando pensamos en él, lo recordamos con su ternura y su picardía, con su pasión, sus enojos y alegrías, sus ganas de generar situaciones que trascendieran el propio hecho de llevarlas adelante. La vida nos pone siempre ante la disyuntiva de tomar las cosas con energía y pasión o dejarlas pasar. El Colo, más allá de su personalidad multifacética, más allá de su disciplina político partidaria, fue un emprendedor con sueños de un mundo mejor que no quiso limitarse a lo que le estaba asignado.

Era un hombre de pensamiento analítico profundo que supo ver en cada momento el papel que la vida le había deparado, pero viviendo también lo cotidiano de una forma muy intensa. Su humor, sus deseos, sus amores, sus temores y sus odios tenían un lugar determinante en su ser. Él podía pasar de una conversación de los temas políticos más destacados del momento a la ironía fina o, incluso, a la carcajada sin pausas que le provocaba un comentario sagaz o una historia aparentemente mínima.

El comportamiento humano, así como el comportamiento animal, fue su obsesión a lo largo de la vida. No se puede dejar de recordar aquellas charlas sobre la condición humana (André Malraux) y cómo esta puede hacer pedazos nuestros sueños. Se trataba de prevenir las tentaciones vanidosas de los seres humanos, sin limitar las capacidades de los mejores, de los que más pueden aportar al desarrollo de la gente y a la equidad.

México fue uno de los lugares en el mundo donde la solidaridad con Uruguay durante la dictadura tuvo mayor destaque, y creemos que el Colorado tuvo mucho que ver con ello. Es claro que hubo muchos otros compañeros del exilio que hicieron importantes aportes, pero quizás ninguno tuvo un papel tan definitorio en la conducción y proyección de muchas de las actividades que desde allí se desplegaron.

Desde su llegada a México, el Colorado Echave fue desarrollando y profundizando una relación política y personal con Juan Raúl Ferreira, que vivía en Washington y visitaba la capital mexicana muy a menudo.

El involucramiento del Colorado en la gestación de la Convergencia Democrática en Uruguay (CDU) fue muy importante. Desde un comienzo, y sin que aún se supiera que él la iba integrar, tomó con mucho entusiasmo este desafío que luego se haría realidad.

La CDU, como sabemos, estuvo originalmente inspirada en el Grupo de los Doce de Nicaragua, integrado por periodistas, intelectuales, religiosos y empresarios sin militancia político partidaria aparente. Este accionar de todo el espectro antisomocista en Nicaragua fue tomado como ejemplo para su conformación, meses después del triunfo sandinista.

En un principio se pensó emular ese modelo y se propuso integrarla con personalidades uruguayas en el exilio como Luis Batlle Ibáñez, célebre pianista radicado en Nueva York, hermano de Jorge Batlle; Moisés Lasca, director de Camerata Punta del Este; Federico Fasano y Daniel Waksman, connotados periodistas compatriotas; y el pastor Emilio Castro, secretario general del Consejo Mundial de Iglesias. Todos ellos, con un destacado perfil democrático y de compromiso social y político, respondieron con su voluntad de participar de una u otra forma.

Finalmente, a partir de algunas reuniones de los dirigentes de los partidos políticos afines a la idea, siguiendo además la particularidad del proceso uruguayo, se decidió una composición más partidaria en el entendido de que así implicaría un compromiso mayor con la propuesta.

La conversaciones sobre el modelo a seguir concluyó tras encuentros entre Wilson Ferreira Aldunate, Hugo Villar (secretario del Frente Amplio en el exterior), Rodney Arismendi, José Díaz, Reinaldo Gargano y otros. Por su parte, Wilson asumió que, aunque desde el interior del país recibiría críticas de algunos de sus correligionarios, esta integración le daría mayor representatividad y potencial político.

En la versión definitiva la CDU estuvo integrada por militantes de los sectores más representativos de lucha contra la dictadura: Juan Raúl Ferreira como presidente, Carlos Martínez Moreno como secretario general, Justino Zavala Carvalho como secretario ejecutivo, Luis Echave, Diego Achard, Carlos Gurméndez, Juan P. Eyherachar, José Korzeniak y Atilio Scarpa. Carlos Fasano participó desde sus inicios, primero desde Europa, luego más orgánicamente tras su llegada a México en enero de 1981 y pasó a ser referente en representación de los GAU y del FA en el exterior. Gonzalo Fernández G. a partir de 1981 participó como frenteamplista independiente en la coordinación de diversas tareas en Latinoamérica.

El nombre que se acordó fue Grupo de Convergencia Democrática en Uruguay (CDU), y fue el Colo quien propuso que la sigla fuera solo CDU, para jerarquizar el criterio de alianza política, y le solicitó a Carlos Palleiro, también exiliado en México, que diseñara el logo que la identificaría.

Cada vez que se preparaba una intervención o entrevista importante, los miembros de la CDU recurrían al Colo, que jugaba un papel preponderante en definir los lineamientos a seguir. Fue así cuando la fundación de la propia CDU (el 22 de mayo de 1980); de la Asociación Latinoamericana de Derechos Humanos (ALDHU), el 10 de agosto de ese año, en Quito; también cuando la CDU se incorporó a la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (Copppal), el 19 de diciembre de 1980, e incluso en el primer aniversario de la CDU, el 24 de mayo de 1981, que se celebró con un acto en el que, por cierto, por única vez en la historia se reunieron los tres secretarios de las internacionales eurocentristas: Socialista, Liberal y Unión Demócrata Cristiana.

Es bueno recordar que la primera declaración de la CDU, en su acto constitutivo del 22 de mayo de 1980, proclamó al Gral. Líber Seregni como el «preso emblemático» con esta fudamentación: «Exigimos en especial la inmediata libertad del Gral. Líber Seregni, porque en esto no solamente quienes son sus compañeros políticos, no solamente quienes le acompañaron en su candidatura a la presidencia, no solamente quienes comparten sus posiciones políticas, en esto también, todos los uruguayos estamos de acuerdo».

Luego se realizarían cinco movilizaciones internacionales por su libertad. La CDU organizó además su propio acto en ciudad de México por su liberación el 13 de noviembre de 1980. En ese acto el Colorado denunció la situación del General: «el preso que más injustamente tiene en sus cárceles la dictadura». Tres años más tarde, celebraríamos su libertad (19 de marzo de 1984) en la sede de la CDU.

En algunos momentos complejos de la vida política del Uruguay, y con la participación activa del Colo, la CDU actuó como superador de diferencias que se pudieran plantear dentro de las fuerzas opositoras. Por ejemplo, ante las diversas visiones sobre cómo votar en las elecciones internas de noviembre del 82, ya en el mes de abril la CDU emitió una declaración sobre la necesidad de que cada corriente encontrara el mejor modo de manifestar su repudio a la dictadura.

La CDU contó con la colaboración del exilio uruguayo dispersado en 35 países. A su vez, coordinaba actividades con el Frente Amplio en el Exterior, la CNT y la FEUU. Durante la gira de la CDU por Europa, en la que el Colo participó, se visitó al Parlamento Europeo, se hizo uso de la palabra en el Senado de España. En dicho país también sus representantes se reunieron con el presidente del gobierno de España, Felipe González, y los líderes de todos los partidos españoles. Se mantuvieron reuniones con líderes italianos como el primer ministro Giulio Andreotti, con Enrico Berlinguer, Mariano Rumor y Bettino Craxi. Durante dicha gira, además, se inauguró Pressur, la Agencia de noticias de la CDU.

Por otra parte, la CDU fue una práctica que permitía imaginar el día después de la caída de la dictadura. Finalmente, se impuso el criterio de la elección acordada de 1984, que fue creando las condiciones para la impunidad, para una política económica y social fondo monetarista y para dividir a aquellos que en la resistencia se encontraron luchando por un objetivo común. Se nos impuso entonces la pregunta: ¿Cómo formar una mayoría consistente y estable entre quienes tienen intereses comunes y que son la mayoría del pueblo sino expresando esa realidad en una organización amplia y plural que los identifique?

Hasta sus últimos momentos el Colo trató de contestarse esa pregunta que hoy adquiere, por lo demás, una vigencia innegable. Volver a formularla es también homenajearlo de la manera que se merece.

 

 

(Síganos en TwitterFacebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA

Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.