La valentía, la rebeldía, la lucha, la ética, la inclaudicable pasión militante y el compromiso político son los seis vectores temáticos de “Germán Araújo”, el formidable y emotivo documental del realizador Aldo Novick, que recrea la corajuda épica del ex periodista y senador de izquierda José Germán Araújo, que se erigió en un auténtico bastión de la resistencia contra la dictadura liberticida, lo cual lo expuso a la censura y la represión del gobierno autoritario. La caza de brujas se prolongó durante el primer período democrático, cuando fue expulsado del Senado de la Republica por denunciar la complicidad de la derecha blanqui-colorada con los militares represores, al sancionar la Ley de Impunidad.
Este valioso trabajo audiovisual reconstruye buena parte de nuestra historia reciente, desde la represión desatada por la derecha más cerril encabezada en la década del sesenta por el dictador colorado Jorge Pacheco Areco, hasta el enfrentamiento del periodista y político a la dictadura, en cuyo contexto denunció la violación de los derechos humanos en las cárceles uruguayas, la tortura y la desaparición forzada.
En ese contexto, este documental rescata también su fuerte confrontación con la derecha blanqui-colorada que votó la Ley de Impunidad en diciembre de 1986 y la posterior expulsión de Araújo del Senado, por denunciar la complicidad de los partidos tradicionales con los militares represores.

Obviamente, este film testimonial también recupera la memoria de otros acontecimientos luctuosos, como el asesinato de los ocho militantes comunistas en Paso Molino por parte de las fuerzas represivas más de un año antes del golpe de Estado, los fusilamientos de Soca, la ejecución de las muchachas de abril, el magnicidio de los ex senadores Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz en mayo de 1976 en Buenos Aires, por parte del Plan Cóndor, la detención de Wilson Ferreira Aldunate y su hijo Juan Raúl en junio de 1984, el asesinato del médico Vladimir Roslik en la tortura y la liberación de los presos políticos de la dictadura en marzo de 1985, en el marco de la Ley de Amnistía aprobada por el parlamento nacional que había asumido apenas un mes antes, luego de la larga noche autoritaria.
Sin bien el equipo de producción se nutrió de variadas fuentes documentales, que le permitieron recuperar información, imágenes fotos y audios, el que resultó crucial fue el aporte de la Facultad de Humanidades, que atesora el trabajo de historiadores, bibliotecólogos y archivistas.
Uno de los grandes hallazgos, que permitió dar cuerpo y alma a esta película, fue el archivo de nada menos que de 150 horas de grabación de Diario 30, el espacio principal de la emisora encabezado por el emblemático comunicador. El material fue copiado en un disco duro y, luego de una pormenorizada escucha, fueron seleccionados varios fragmentos, luego derivados al ingeniero de sonido para su remasterización.
En ese contexto y con el aporte de otras fuentes, también se recuperaron imágenes de la violencia estatal de 1968, durante el gobierno autoritario del colorado Jorge Pacheco Areco, del golpe de Estado del 27 de junio de 1973, así como entrevistas que le realizaron a Germán Araújo, con particular énfasis en una de canal 10, que reporteó al periodista cuando este estaba cursando una huelga de hambre, el reclamo de la reapertura de CX 30, que fue clausurada por la dictadura.

Con todo ese material se encaró la ardua tarea de reconstruir la biografía del protagonista, desde su temprana infancia y luego abandonada vocación sacerdotal, que corrobora su sentimiento cristiano, aunque este estaba anclado a la realidad cotidiana de los que más sufren, acorde con el mandato del Evangelio y no con la hipocresía de quienes se declaran católicos o cristianos pero en su vida cotidiana demuestran todo lo contrario.
Las primeras escenas, construidas mediante imágenes de archivo y trabajadas mediante inteligencia artificial, provocan un intenso impacto en el espectador, en tanto muestran a una multitud de manifestantes huyendo de la represión policial de coraceros a caballo fuertemente armados. Esta construcción iconográfica, que sugiere naturalmente conflicto y violencia, nos introduce en forma por demás abrupta a un paisaje de tensión y de cruda polaridad, entre el pueblo lanzado a las calles y el aparato estatal que reprime sin límites, como guardia pretoriana de la oligarquía.
El comentario es pertinente, ya que aun antes del golpe de Estado, concretamente desde 1968, se había instalado en el país un régimen policial, que abortaba todas las manifestaciones de descontento, mediante el garrote, la cárcel, la tortura y hasta la muerte de opositores, obreros y estudiantes, para amparar los privilegios e intereses de la clase dominante. Aunque en este conflicto subyacía la influencia de la Guerra Fría, nadie puede negar la motivación de los intereses de clase que trascendían a toda eventual connotación ideológica.

El trabajo audiovisual revela algunas facetas pocos conocidas para los admiradores de Araújo, que refieren a sus antecedentes en los medios, que lo consolidaron como periodista antes que como político. En efecto, el comunicador comenzó su actividad en la prensa en la década del sesenta, una de las épocas más turbulentas de nuestra historia reciente, en canal 12, como subgerente de programación periodística. Este vínculo duró hasta que manifestó su adhesión al Frente Amplio, en las elecciones de 1971.
Poco tiempo después, fue convocado por Eduardo Bleir, militante comunista que fue detenido en 1975 por los mastines de la dictadura, desaparecido y asesinado. Sus restos fueron hallados en 2019. Su hijo, el periodista Gerado Bleier, narra, en este film el vínculo entre su padre y Araújo, que fue el comienzo de la carrera de Germán en CX 30, que, en lo sucesivo, se transformó en una trinchera de batalla contra el autoritarismo.
Los testimonios vertidos en este relato son tan numerosos como destacados y contundentes, ya que todos tienen algo que aportar a la magnífica épica de José Germán Araújo. En tal sentido, en distintos momentos de este documental participan los docentes e historiadores Ana Frega y Carlos Demasi, Antonio Pereira; el ex intendente de Canelones, Marcos Carámbula, el sindicalista Richard Read, Alberto Peyrou, Tomás Vera, Gabriel Melgarejo y los periodistas Gerardo Bleier, Alberto Silva y Roger Rodríguez. Todas ellas aportan miradas que enriquecen este trabajo, no sólo por la información que vierten sino también por sus conceptos, que coinciden en la grandeza de la persona evocada.

Uno de los testimonios más relevantes es el del emblemático dirigente sindical de la bebida Richard Read, quien vinculada a Germán al acto delo Día de los Trabajadores de 1983, que fue la primera celebración del 1º de mayo autorizada por el gobierno dictatorial, que declaró a la CNT (Convención Nacional de los Trabajadores) como ilegal. En esa coyuntura, los dirigentes no proscriptos del movimiento sindical fundaron el Plenario Internacional de Trabajadores (PIT), que tras el regreso de la democracia se fusionó con la CNT conformando el PIT-CNT que conocen las nuevas generaciones.
En otro orden, hay un aporte realmente conmovedor, que es el Gabriel Melgarejo, uno de los hijos de uruguayos exiliados, que llegó en aquel avión que aterrizó en el aeropuerto de Carrasco el 26 de diciembre de 1983. El operativo fue organizado por el Comité Internacional Pro Retorno del Exilio Uruguayo.
Los pequeños, que eran 154 niños, niñas y adolescentes abordaron un avión de Iberia subvencionado por el estado español y viajaron acompañados de mayores. Al arribar al Aeropuerto Internacional de Carrasco, se estrecharon en un largo abrazo con familiares que todavía residían en el país, en un glorioso reencuentro que simbolizó la unidad del pueblo, apenas once meses antes de las elecciones nacionales que signaron el regreso a la democracia, luego de doce años de dictadura.
Por supuesto, ambos eventos fueron registrados por CX 10, que, con la conducción de José Germán Araújo, se transformaron en indelebles mojones de la resistencia al gobierno autoritario.
Naturalmente, una de las claves de este emotivo relato evocativo es el relativo a la huelga de hambre emprendida por el protagonista, en protesta por el cierre de la emisora que le otorgó voz a los que no tenían voz y representó un alarido de resistencia, en medio del silencio representado por el miedo a la violencia de la prepotencia dictatorial. Sobre este episodio, considero pertinente detenerme explicitar que la censura de prensa databa de bastante antes del 27 de junio de 1973, día en el cual se consumó el golpe de Estado formal y la disolución de las cámaras legislativas, por parte del dictador colorado Juan María Bordaberry y sus aliados militares.
En efecto, la censura de prensa se remonta en el tiempo por lo menos a la segunda mitad de la década del sesenta, cuando el autoritario mandatario colorado Jorge Pacheco Areco decretó medidas prontas de seguridad y, protagonizó entre otras tantas medidas represivas, el cierre o clausura de decenas de medios de prensa, incluyendo radios, diarios y semanarios. Esas medidas de excepción prosiguieron en 1972 y hasta mediados de 1973, antes de la instalación formal de la dictadura y, obviamente, durante todo el período autoritario.
Sin embargo, muchas veces José Germán Araújo lograba burlar a los censores, mediante estrategias verbales subliminales que le permitían llegan igualmente a su multitudinaria audiencia, calculada, en los días pico, en más de 250.000 personas.
Esa indomeñable predica lo transformó en un bastión de la resistencia durante el gobierno autoritario y asumiendo todos los riesgos emergentes de su radical actitud contestataria. Por supuesto, también generó admiración, lo cual le permitió ser electo senador pese a no venir desde la política, al frente de la flamante agrupación Democracia Avanzada, sublema bajo el cual se cobijó el Partido Comunista del Uruguay, que había sido declarado ilegal por los militares y, por ende, no podía comparecer como tal a las elecciones de noviembre de 1984. Democracia Avanzada fue un concepto teorizado por el Rodney Arismendi, el más importante referente del marxismo vernáculo, también reconocido a nivel internacional.

Por supuesto, esta película también registra la incursión de Araújo en la cámara alta del Poder Legislativo, que fue tan fermental como breve, ya que fue expulsado en diciembre de 1986 por una coalición legislativa integrada por colorados y blancos, que no toleraron que el periodista les dijera la verdad en la cara, luego que estos engendros derechistas votaron la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, que le otorgó impunidad, durante veinte años, a los criminales militares que perpetraron aberrantes delitos de lesa humanidad. Este episodio fue una auténtica canallada y una mancha a la historia institucional de nuestro país, que contemporáneamente tolera, por ejemplo, que un senador insulte soezmente a un colega aludiendo a su condición sexual sin que nada suceda. También seguramente tolerará que otro senador, en su condición de abogado, viole flagrantemente el artículo 124 de la Constitución de la República, al participar en un contencioso penal que lo enfrenta a la Fiscalía General de la Nación. La remoción de Araújo fue una aberración para encubrir las culpas y la complicidad de la derecha contra la dictadura, ya anteriormente corroborada por la participación de más de dos centenares de políticos de los partidos tradicionales en cargos de confianza del gobierno autoritario.
Empero, cuatro años después, José Germán Araujo regresó al Senado de la República nuevamente merced al voto popular, mientras que algunos de los censores que le expulsaron no lograron renovar sus bancas.
Como no podía ser de otro modo en un documental del cineasta Aldo Novick, la banda de sonido es realmente tan emotiva como destacable y disfrutable, ya que reúne nada menos que a Surcos & Cristina Fernández, Rubén Olivera, Camerata, Rubén Blades, Pepe Guerra, Héctor Numa Moraes, Daniel Viglietti, José Carbajal, Washington Benavides, Carlos Benavides, Manuel Capella, Los Que Iban Cantando, Eduardo Darnauchans, Grupo Hojas, Fernando Cabrera, Hugo Trova, Gastón Ciarlo-Dino, Rumbo, María Elena Melo.
“Germán Araújo” es un justificado y merecido homenaje a una figura muy significativa de la política nacional y a un emblema de la izquierda uruguaya que, hasta el año pasado, permanecía bastante olvidado. Sin embargo, ahora la calle Andes al sur de 18 de Julio fue nominada por la Junta Departamental de Montevideo con su nombre, pese a la inexplicable resistencia de comerciantes y de algunos vecinos del barrio. En efecto, no es lo mismo que la calle Convención haya sido bautizada por los golpistas con el nombre del dictador militar colorado Lorenzo Latorre que, en cambio, Andes sea rebautizada en homenaje a un referente de la lucha contra el despotismo.
Al igual que el nomenclátor de Montevideo, que lleva el nombre de José Germán Araújo, este soberbio trabajo audiovisual hace justicia con una voz señera de resistencia a la derecha más prepotente y reaccionaria representada por la dictadura y a la derecha civil más visceral, que intentó también acallar una voz que desafío todas las mordazas, expulsándolo de la banca legislativa en la cual había sido instalado por el pueblo.
Este jueves se estrenó en Cinemateca un documental que relata la labor periodística del político José Germán Araújo, que comenzó desde antes del Golpe de Estado de 1973, pasando por la campaña del plebiscito de 1980 en contra de la reforma propuesta por los militares y la posterior oposición a la Ley de Caducidad.
Según Cinemateca, la obra recoge archivos, canciones y testimonios de diversas personas, como los profesores Ana Frega, Carlos Demasi, Antonio Pereira; Marcos Carámbula, Richard Read, Alberto Peyrou, Tomás Vera, Gabriel Melgarejo y los periodistas Gerardo Bleier, Alberto Silva y Roger Rodríguez.
La figura de José Germán Araújo (1938-1993) cubre cerca de cuarenta años de la historia uruguaya de la segunda mitad del siglo XX. Periodista, político, que comenzó su actividad militante en la Unión Cívica antes de derivar hacia el Frente Amplio, Araújo fue desde CX30, La Radio, una voz luchadora y muy audible en tiempos de dictadura; fue elegido senador, fue echado del Parlamento, pero volvió a él mediante el voto.
Esta es una historia sobre nuestro pasado reciente; testimonios, archivos, canciones, el trabajo periodístico de un hombre que honró su profesión en busca de la democracia. El documental recoge los testimonios de los profesores Ana Frega, Carlos Demasi, Antonio Pereira; Marcos Carámbula, Richard Read, Alberto Peyrou, Tomás Vera, Gabriel Melgarejo y los periodistas Gerardo Bleier, Alberto Silva y Roger Rodríguez.
Germán Araújo, además de dirigir CX 30 realizó su programa “Diario 30” que, a las once de la mañana era escuchado por una audiencia de más de 250.000 personas cada día. Uruguay se encontraba en momentos críticos en temas como la libertad de expresión, lo que hizo que La Radio fuera clausurada y Araújo detenido en más de 170 ocasiones.
En una de las clausuras, en 1983, Germán Araújo realizó una huelga de hambre, que sólo suspendió cuando la radio volvió a salir al aire. Germán Araújo acusó directamente a torturadores, militares y civiles. Denunció la desaparición de uruguayos y otros latinoamericanos.
La figura de José Germán Araújo (1938–1993) recorre cuatro décadas de la historia uruguaya reciente. Periodista, político y militante incansable, Araújo fue una voz fundamental en tiempos de dictadura, desde su micrófono en CX 30, La Radio. Con una audiencia diaria de más de 250 mil oyentes, su programa Diario 30 se transformó en un espacio de resistencia, denuncia y esperanza cuando la libertad de expresión estaba bajo amenaza.
El documental de Aldo Novick reconstruye aquella epopeya radial que desafió la censura, el miedo y la represión. A través de archivos, canciones y testimonios —entre ellos los de Ana Frega, Carlos Demasi, Marcos Carámbula, Richard Read y Roger Rodríguez— se revisita una época donde informar era un acto de coraje.
La película es también un retrato de su director: Aldo Novick, productor cultural, periodista, fotógrafo y figura clave en la memoria musical del país. Su mirada sensible y comprometida rescata el legado de Araújo y de La Radio como símbolo de resistencia democrática.
La banda sonora, con nombres como Rubén Olivera, Viglietti, Darnauchans, Los Que Iban Cantando, Cabrera y Rubén Blades, acompaña con fuerza y emoción este recorrido por la palabra, la música y la memoria.
Por Hugo Acevedo
Periodista y crítico literario
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