Acaba de producirse un hecho que no vacilamos en calificar de histórico y que configura otro éxito notable de los gobiernos del Frente Amplio: el pasado jueves 15 de octubre en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas se produjo la elección de Uruguay como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU para el próximo bienio, o sea el período que se extenderá desde el 1º de enero de 2016 hasta el 31 de diciembre de 2017. La votación alcanzó una mayoría contundente: 185 votos en 193 estados miembros presentes, sobrepasando ampliamente los 2/3 de votos requeridos para la designación. También ingresaron como representantes de sus respectivas regiones Ucrania, Japón, Egipto y Senegal. Todos, al igual que Uruguay, eran candidatos únicos de las respectivas regiones y por eso sobrepasaron ampliamente el mínimo de votos necesarios. Uruguay sustituirá a Chile en los cargos que corresponden a América Latina, y formará una dupla con Venezuela, que seguirá por un año más.
Será la segunda oportunidad en que a Uruguay le corresponderá ocupar este cargo, que asumió por primera (y única) vez hace nada menos que medio siglo, en 1965 y 1966, en un mundo completamente diferente. En aquella ocasión la representación de Uruguay estuvo a cargo de José A. Mora Otero. Era el período de los gobiernos blanqui-colorados, antes del advenimiento del pachecato. Ahora, los gobiernos uruguayos del Frente Amplio venían bregando por este objetivo desde el 2008, año en que presentaron formalmente su aspiración a ocupar un cargo no permanente en el Consejo de Seguridad. Finalmente el objetivo se alcanzó, gracias a esfuerzos sistemáticos a lo largo de estos años ante los representantes de todos los países en el organismo internacional.
Inicialmente, el gobierno uruguayo planeó colocar esta responsabilidad en manos de una personalidad muy destacada y de amplísima trayectoria en esta materia como lo es el Dr. Enrique V. Iglesias. Así lo declaró el canciller Rodolfo Nin Novoa en la curso de la interpelación sobre temas de política exterior que tuvo lugar días pasados en el Senado de la República. Era una propuesta asentada en muy sólidos fundamentos, ya que el economista Enrique V. Iglesias, nacido en España en 1930 y naturalizado uruguayo, ostenta un currículum impresionante. Para nombrar solo algunos de los cargos por él desempeñados, fue secretario técnico de la Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico entre 1960 y 1967, presidente del Banco Central de Uruguay en 1967 y 1968, luego secretario ejecutivo de la Comisión Económica de Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL) entre 1972 y 1985, Ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay entre 1985 y 1988, Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) entre 1988 y 2005 y por último secretario general de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) desde el 2005 hasta el año pasado 2014. Enrique Iglesias recibió en 1997 el premio Pablo Picasso de la UNESCO por su actividad a favor de la cultura y el desarrollo, y entre sus múltiples galardones ostenta el de Oficial de la Legión de Honor de Francia, además de ser autor de una decena de libros sobre desarrollo económico de América Latina, sobre la CEPAL y específicamente sobre “Uruguay, una propuesta de cambio”. Lamentablemente, Iglesias denegó la invitación, invocando razones de edad (85 años) y de salud.
En estas condiciones, la representación de Uruguay ante el Consejo de Seguridad será ejercida por Elbio Rosselli, diplomático de carrera que ha desplegado una extensa trayectoria en la cancillería y que es actualmente el embajador uruguayo en Canadá. De 69 años de edad, es abogado y doctor en diplomacia, ya fue embajador uruguayo ante la ONU y se desempeñó asimismo como representante uruguayo ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Unión Europea, la Agencia Latinoamericana de Integración (ALADI) y Bélgica. También fue primer secretario en la embajada uruguaya en Washington y asumió otras responsabilidades en la cancillería. El representante suplente en el Consejo de Seguridad será Luis Bermúdez, otro diplomático der carrera de dilatada trayectoria, que ha sido director de Asuntos Económicos Internacionales y embajador en Sudáfrica.
Como se sabe, el Consejo de Seguridad de la ONU está integrado por 15 miembros. Cinco de ellos revisten el carácter de miembros permanentes: Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido, y tienen la prerrogativa del derecho exclusivo de veto. O sea que debe haber unanimidad de las cinco grandes potencias para aprobar cualquier resolución. Otros 10 miembros no permanentes participan por turnos de dos años. En la última votación registrada, además de Uruguay, que reemplazará a Chile, resultaron electos Japón, Ucrania, Egipto y Senegal, que reemplazarán a partir de enero próximo a Chad, Jordania, Lituania y Nigeria, respectivamente. Todos obtuvieron un respaldo amplísimo por parte de la Asamblea General, y su elección fue recibida con una ovación del conjunto de los participantes cuando el presidente de la sesión, el danés Mogens Lykketoft, anunció los resultados.
Los otros cinco miembros no permanentes que continuarán en funciones por un año más son Angola, Malasia, Nueva Zelanda, España y Venezuela. Este último compartirá con Uruguay la representación de nuestro continente.
En esta instancia se ha recordado que el Consejo de Seguridad de la ONU se ocupa principalmente de garantizar el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional y es, por tanto, el principal órgano de la ONU a la hora de abordar guerras y crisis graves o de decidir el despliegue de “cascos azules”, su personal militar. Entre los asuntos más relevantes que tiene actualmente en su agenda se destacan la situación en Siria, la guerra en varios países africanos y el conflicto palestino-israelí, agudizado en los últimos días de manera acentuada.
Vocación de paz de Uruguay
Precisamente, en el caso de la elección de Uruguay para integrar el organismo se ha destacado su real vocación de paz, demostrada a lo largo de su trayectoria en el organismo internacional. Esto fue realzado por el vicecanciller uruguayo José Luis Cancela, quien estuvo presente en la votación en el Consejo de Seguridad. En declaraciones a la prensa al término de la sesión, Cancela señaló que “Uruguay hará un gran esfuerzo por la vigencia estricta del derecho internacional y por la búsqueda de la solución pacífica de los conflictos”, lo que cobra particular relevancia en la compleja situación internacional en la actualidad. Destacó Cancela el “largo y serio compromiso” de Uruguay con la ONU, haciendo hincapié en el hecho de que “40 mil soldados uruguayos han pasado por las distintas misiones de paz de las Naciones Unidas” y que “el 75 por ciento de las fuerzas armadas uruguayas tiene al menos una experiencia en misiones de paz”. Dijo que estas cifras, en un país con una población de poco más de 3 millones de habitantes, demuestran el serio compromiso del país con la causa d la paz. Agregó que Uruguay trabajará desde el Consejo de Seguridad por una mayor efectividad d las misiones de mantenimiento de la paz. Dijo también que “vivimos en un momento muy complejo. Un mundo cuyo signo parece ser la inestabilidad. Uruguay modestamente, desde su lugar, no escatimará esfuerzos en hacer su aporte para esta causa”
Por su parte, el canciller Nin Novoa valoró la elección de Uruguay como “un momento histórico” para el país, que ocupa por segunda vez esa posición, y elogió la ardua labor de los funcionarios de la cancillería que desde el año 2008 vienen trabajando por este objetivo, que contribuye a la proyección internacional de nuestro país. Resaltó que el voto favorable a Uruguay implica “un voto de confianza” y responde al “compromiso de nuestro país con la paz y seguridad internacional y con el multilateralismo”, Recordó asimismo que Uruguay fue de los primeros países que en 1907, en la Conferencia Internacional de La Haya, presentó la regla del arbitraje obligatorio para resolver diferendos entre estados, lo que es conocido como “el principio de solución pacífica de las controversias”. Además, Uruguay fue el primer país en el mundo en adherir a la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia, adhesión que se concretó en 1921, cuando todavía se llamaba Corte Permanente de Justicia Internacional.
Por lo tanto, concluyó Nin Novoa, Uruguay retorna al Consejo de Seguridad “precedido de una trayectoria histórica en la comunidad de naciones, con valores y principios que nos identifican”. Proyectó estos conceptos también al ámbito interno de nuestro país, expresando que la participación en el Consejo de Seguridad “será una oportunidad emblemática para procurar un diálogo amplio y fluido con los distintos actores dentro del país y procurar un respaldo amplio y sólido para dicha participación”. No hay duda de que eso sería lo mejor.
Por Niko Schvarz
Periodista y escritor
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