Conmovedora épica de valentía y dignidad

Tiempo de lectura: 3 minutos

La memoria de épicas aventuras transcurridas en mares de lejanas latitudes y la demencial represión de la dictadura liberticida que asoló a nuestro Uruguay, es la mixtura temática que propone “Tango del viejo marinero”, la nueva novela del escritor floridense Mario Delgado Aparaín, editada por el sello Seix Barral del Grupo Editorial Planeta.

Este relato, que se nutre de la ficción, la historia, la literatura y por supuesto hasta del cine, indaga en la peripecia de empedernidos perdedores y marginales.

Empero, esa impronta de radical desencanto contrasta con el acento habitualmente optimista y esperanzador que recorre toda la obra narrativa del emblemático autor.

TANGO DEL VIEJO MARINERO

No en vano este libro rescata algunos personajes característicos de su vasta producción literaria y, por supuesto, los paisajes humanos de Pueblo Mosquitos, espacio geográfico nacido de su prolífica inspiración, que es una auténtica contracara de la Santa María de Juan Carlos Onetti.

En buena medida, esta historia-que a su vez contiene varias historias- es una suerte de secuela de “Terribles ojos verdes”, cuento galardonado con el prestigio Premio “Juan Rulfo” en su edición 2001. En efecto, dos de los personajes protagónicos que habitan ese texto reaparecen en este relato, que abreva de la propia memoria de la creación literaria.

En este caso, la narración comienza en el balneario Santa Ana, escenario natural del reencuentro entre dos amigos separados por los diversos avatares de la vida.

Ellos son el Capitán Lander -un viejo marino que ahora se gana el sustento fabricando barcos artesanales con fines meramente decorativos – y Sampedro, un ignoto hombre de quien poco o nada se sabe salvo que es cuasi un indigente.

Esta contingencia, que tiene ciertamente mucho de simbólica y hasta de alegórica, inicia una aventura compartida que se alimenta primordialmente de los recuerdos y, por supuesto, de la propia saga de Mosquitos.

El tercer personaje protagónico de la historia es Milagros, una cantante de tangos de compulsiones suicidas, que es amparada por el solitario marinero en un momento particularmente crítico de su existencia.

En esta situación aflora el primer gesto de solidaridad y de humanismo, patrimonio de personas humildes que cultivan cotidianamente la resistencia y la dignidad como primordial estrategia de supervivencia ante la adversidad.

En efecto, esa actitud totalmente desinteresada del Capitán Lander, quien da mucho de sí a cambio de nada, marca el itinerario de una novela que rescata la mejor faceta de la condición humana.

Mediante un lenguaje ágil y no exento de frontalidad, Mario Delgado Aparaín despliega un vasto universo literario que se expande en el tiempo y el espacio.

En ese contexto, afloran las apasionantes peripecias juveniles del marino Lander, quien otrora surcó lejanos océanos que añora con explícita nostalgia.

Este tramo del relato evoca a un personaje real e inmortalizado por la literatura y el cine: Fletcher Christian, líder del recordado motín del Bounty, un buque de bandera inglesa que viajaba con destino a Tahití en 1789.

La recreación de este rebelde con causa, que se alzó contra el autoritarismo del comandante y tomó el control de la nave en lo que fue calificado como un acto de alta traición, es también, por supuesto, una suerte de metáfora de la lucha por la supervivencia.

Empero, esta no es una mera novela de aventuras destinada al liviano pasatiempo, en tanto explora otras experiencias tan o más duras ambientadas en nuestro Uruguay.

El cofre de la memoria del protagonista alberga sueños pero también agobiantes pesadillas, como sus cinco años de confinamiento a rigor en cuarteles militares durante la dictadura.

En este tramo, la historia se torna particularmente dramática, cuando Delgado Aparaín describe con crudeza la odisea del Capitán Ladner en las bastillas del autoritarismo, donde es sometido a crueles torturas por parte de sus perversos captores.

No obstante, la descripción de un demencial coronel represor y de un médico militar que parecen encarnar el mal en toda su dimensión, son abordadas por el autor con su conocida y mordaz ironía.

Este es el ángulo testimonial de este libro, que está narrado con la habitual sabiduría, humor inteligente y calidad narrativa del creador de “No robarás las botas de los muertos”, entre otras memorables obras de su autoría.

“Tango del viejo marinero” es una novela realmente conmovedora, que reflexiona sobre el amor, la amistad, la pasión, la valentía y la dignidad, pero también sobre la prepotencia de los tiempos más oscuros de nuestra historia reciente.

Por Hugo Acevedo
Periodista y crítico literario

La ONDA digital Nº 743 (Síganos en Twitter y facebook)

(Síganos en TwitterFacebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA

Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.