América Latina: se anuncia la apertura de un nuevo tiempo

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Una etapa termina, se abre un nuevo tiempo político en América Latina. Se oye la predicción en todos los tonos, sin que se sepa bien las implicaciones de esos cambios.

“En no más de un mes vimos al kirchnerismo perder en una ajustada segunda vuelta, al chavismo sufrir una aplastante derrota electoral, a la presidente Dilma Rousseff enfrentar un posible impeachment y a los gobiernos de Tabaré Vázquez y Michelle Bachelet sufrir importantes caídas en los niveles de popularidad”, escribió Aldo Marchesi en la revista uruguaya Brecha.

MVZ51El resumen no incluye todos los frentes abiertos: en abril habrá elecciones en Perú; el 21 de febrero, en Bolivia, un referendo decidirá si el presidente Evo Morales puede competir una vez más por el cargo en 2019; y, en Ecuador, el congreso debate este mes una conflictiva Ley de Tierras.

En Argentina el cambio ya se ha producido y en sus pocos días en el cargo, el gobierno del neoliberal Muricio Macri ha avanzado sobre aspectos claves de la estructura política heredada del período Kirchner, haciendo inaplicable la ley de medio de comunicación y nombrando por decreto a dos jueces de la Corte Suprema que, por ley, deben ser elegidos por mayoría calificada del Senado. En todo caso, esas no son las únicas señales de los cambios que la nueva administración está imponiendo en Argentina.

Pero es quizás en Venezuela donde los cambios concentran el mayor interés político, sin duda por el carácter más radical de los cambios promovidos en el país como producto del chavismo y la polarización producida por este al proceso político. Polarización que se refleja no solo al interior de Venezuela, sino en la apuesta de los sectores conservadores de la región, de Europa y Estados Unidos, que no han ocultado su apoyo a la oposición.

Una nueva Asamblea Legislativa con amplia mayoría opositora asumió el pasado 5 de enero, en medio de la polémica sobre la elección de cuatro parlamentarios (tres de la oposición y uno del gobierno), impugnados por el tribunal electoral.

El dirigente del tradicional partido Acción Democrática, Henry Ramos, fue elegido presidente de la Asamblea y su estilo agresivo ha concentrado la atención de los medios. Unas de sus primeras decisiones fue juramentar a los tres diputados de la oposición cuya elección no fue refrendada por los tribunales.

Ramos fue elegido presidente del congreso con 62 votos de los diputados de la Mesa de la Unidad de Oposición (MUD) pese a que su partido, AD, solo obtuvo 26 diputados. Julio Borges, candidato del partido Primero Justicia (PJ), del gobernador del estado de Miranda, Enrique Capirles, primera fuerza opositora con 32 parlamentarios, solo obtuvo el apoyo de 49 de sus colegas.

De 72 años, Ramos fue diputado de AD por 20 años y, según la BBC, los calificativos más usados para definirlo son “experimentado, pragmático e irreverente”.

Su objetivo, como lo anunció al asumir el cargo, es deshacerse del gobierno del presidente Nicolás Maduro, para lo cual la oposición puede utilizar los mecanismos de referendo revocatorio previstos en la constitución. Pero eso tiene ciertas condiciones y deberá ser refrendado neuvamente en las urnas. Mientras tanto, se avizora una creciente tensión entre el Ejecutivo y el Legislativo.

En los demás escenarios –Brasil, Bolivia, Ecuador y Perú– el debate está en pleno desarrollo, lo que hace prever un año de intensa actividad en América del Sur, sin que se pueda descartar renovadas tensiones en países como Chile, Uruguay o México.

Por Gilberto Lopes / escritor y politólogo, desde Costa Rica
gclopes@racsa.co.cr

Foto: losandes.com.ar

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