La fundación del Frente Amplio en 1971 fue uno de los acontecimientos políticos más relevantes de la historia política nacional. El FA rompe con el bipartidismo histórico del Uruguay y el mantenimiento de su unidad lo diferencia del resto de las izquierdas internacionales, dentro de un régimen democrático. En la creación del FA influyen elementos objetivos de la realidad internacional y, especialmente, nacional y las propias personalidades que lo constituyen.
La década del 60 está marcada, en lo internacional, por la existencia de la guerra fría, por la revolución cubana que obliga al gobierno de los EE UU a generar la Alianza para el Progreso, los movimientos europeos del 68 y la instauración en América del Sur de gobiernos progresistas, como el de Allende en Chile, Velazco Alvarado en Perú y Juan José Torres en Bolivia.
En Uruguay la década del 60 muestra crisis económicas, sociales y políticas. Se mantiene el estancamiento económico desde 1955, fuertes crisis bancarias en la mitad de la década y procesos inflacionarios de tres dígitos son algunos de los indicadores más significativos de la crisis económica. En lo social y especialmente en el gobierno de Pacheco Areco, se intensifica una especie de “lucha de clases” con importantes figuras empresariales en el gabinete ministerial y dirigentes sindicales presos. El proceso inflacionario, que estudiamos en “El FMI y la crisis económica nacional” y en “ El proceso económico del Uruguay” lo caracterizamos por una puja distributiva entre exportadores y productores rurales demandando la devaluación de la moneda y los trabajadores sindicalizados urbanos a través de la política salarial. La inflación la profundizaban las acciones especulativas de los grandes bancos. La crisis política se caracterizaba por la pérdida de credibilidad de los partidos tradicionales, que no estaban en condiciones de resolver los problemas críticos que estaban ocurriendo. Las crisis influyen decisivamente en la creación del FA, y , sobretodo en su fuerte penetración en la sociedad uruguaya a través de la creación espontánea de innumerables comités de base en todo el territorio nacional. La fuerte presencia de los jóvenes en dichos comités marcan también las distintas formas creativas de su accionar político.
Para la creación del FA juegan algunos acontecimientos políticos relevantes, entre los que destacamos:
1.- La actitud abierta del partido Comunista, bajo el liderazgo de Rodney Arismendi, por generar nuevos frentes políticos, que ya había creado con el Fidel en 1962.
2.-La salida de importantes dirigentes políticos de los partidos tradicionales, destacándose la de los senadores y ministros Zelmar Michelini y Alba Roballo en el partido Colorado y la de los senadores y ministros Francisco Rodríguez Camusso y Enrique Erro en el partido Nacional.
3.- La alianza política y electoral, exclusiva en el mundo, entre el partido Comunista y el partido Demócrata Cristiano.
4.- La creación de organismos del FA para sus decisiones fundamentales donde participaban directamente los principales líderes nacionales y sectoriales. Allí estaban Liber Seregni, como presidente del FA y gran conductor político, Rodney Arismendi líder relevante del partido Comunista, en la línea de la URSS, Juan Pablo Terra, arquitecto e intelectual de primer nivel, progresista que determinó el ingreso al FA de la Democracia Cristiana, José Pedro Cardoso prominente figura del partido Socialista, Michelini extraordinario orador y figura política de primer nivel, Rodríguez Camusso experiente parlamentario y Enrique Erro, político de vieja raza. A ellos se agregaba una figura sindical excepcional como Héctor Rodríguez.
Todo esto, yo lo contemplaba desde el grupo asesor de Seregni, que iniciamos nuestras tareas en enero de 1971, junto a figuras intelectuales como Alberto Methol Ferré, Germán Wettstein, Pedro Seré, Samuel Lichtensztejn, Julio Rossiello y el Coronel Zufriategui. Las reuniones de todos los lunes de noche en la casa de Seregni, de información, análisis y propuestas me siguen resultan imborrables como formación personal y aportes al FA y a Seregni, que tenía una visión totalizadora y extraordinaria capacidad para conjugar todos los esfuerzos. Los principales dirigentes se reunían semanalmente, se encontraban, se reconocían, debatían y acordaban. Estas grandes figuras junto a los comités de base, forjaron la cultura de la unidad, los valores de la unidad que diferencian al FA de los movimientos de izquierda en el plano regional e inclusive mundial.
45 años de unidad es un logro excepcional, pero estando adentro es como natural. En las controversias actuales la unidad no puede estar en juego, porque siempre el FA estuvo por encima de lo sectorial. Entre 1971 y 1999 alternaban, eran distintos los sectores del FA que predominaban en el parlamento. De 2004 a 2014 predomina el Movimiento de Participación Popular con gran liderazgo de José Mujica. Pero en los gobiernos del FA predomina Asamblea Uruguay, a través del equipo económico con elevado poder interno. En la historia del FA siempre hubieron esfuerzos por valorar más al FA que a los sectores respectivos, salvo en el desgajamiento de Batalla en 1989. Las cartas públicas entre altos dirigentes, declaraciones públicas de políticos relevantes de distintos sectores del FA, muestran que no hay diálogo suficiente, que no hay debate interno, que los principales líderes no se encuentran , no se tocan , no debaten y que la orgánica del FA no le da los ámbitos adecuados para ello. Es distinto gobernar que estar en la oposición. Llevamos 16 años de gobierno y la unidad es esencial. Es relevante que el FA prevalezca con respecto a los sectores. Hay sectores que probablemente defienden la unidad, en la medida que ellos mantengan ciertos cargos determinantes para predominar en los gobiernos del FA. Es imprescindible que todos los líderes sectoriales se encuentren, hablen, conversen, discutan y pongan en claro la unidad, el FA por encima de los sectores.
Para ello también es imprescindible los necesarios cambios requeridos en la orgánica del FA, para encontrar los ámbitos más adecuados para debatir, para acordar, para sostener y garantizar la unidad. Las múltiples divergencias públicas generan distintas formas de descontento en la militancia frentista y en la masa votante. Ello no es un tema menor, porque probablemente ponga en juego el futuro electoral del FA. La responsabilidad es muy alta y hay que asumirla. A sentarse en rueda común, a dialogar, a debatir y por sobre todo, a acordar para seguir garantizando la unidad de nuestra fuerza política.
Por Alberto Couriel
Economista y ex senador
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