En el marco de los 200 años de fundación de Canelones, las aparcerías se preparan para una travesía ecuestre que homenajeará al Padre de los Orientales. Desde la ciudad de Sauce, sitio donde se encontraba la casa paterna del Prócer, partirán los primeros 12 jinetes a los que se irán sumando otros cientos (se estiman más de mil al final del recorrido) que realizarán más de 500 km hasta la Meseta de Artigas en el departamento de Paysandú. Si de por sí la movida tiene destaque propio, habrá un hecho que le hará distinto y peculiar, pues entre los jinetes irá uno especial portando un objeto también especial. En efecto, varios jinetes se irán posteando un mensaje celosamente guardado en un objeto que encierra una historia singular: el porta-chasque de Artigas. El “e-mail” de entonces, que supo trasladar la Proclama de Mercedes en el inicio de la Revolución Oriental y es muy probable también que transportara la convocatoria a los pueblos para elegir delegados al Congreso de Tres Cruces…
Rescatado para la posteridad
La convocatoria era numerosa en casa de Orlando Muñoz, integrante de una de las aparcerías convocante de Sauce donde se dieron cita muchos invitados. Alcaldes de los Municipios de varias localidades canarias, autoridades de la Comuna Canaria, del Ministerio del Interior y la Guardia Republicana junto a periodistas locales, dijeron presente al igual que algunos de los protagonistas que realizarán la travesía de más de 500 km a caballo hasta el destino final de la Meseta de Artigas.
Lo novedoso de la noche fue encontrarnos con un objeto rescatado en el tiempo por la avidez investigadora de un historiador canario – Gustavo Deleón- oriundo de la ciudad de Sauce, quien lo recibiera de manos de familiares de uno de los chasques de confianza del Gral. José Gervasio Artigas, don José de las Quintanas.
El estanciero Teodosio de las Quintanas, padre de José, fue uno de los primeros apoyos que recibió el Jefe de los Orientales cuando se da de baja del Cuerpo de Blandengues para sumarse a la Revolución de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Su hijo, José, fue de los primeros chasques de confianza con que contó Artigas para transmitir sus órdenes en los departamentos de Colonia, Soriano y San José.
El objeto en cuestión es un tubo de latón, cuyo fondo está sellado a mano en el mismo material y fuera estañado posteriormente. Dicho objeto cuenta con dos aros -también de latón- por el que se enhebraba la rienda o el tiento que lo unía al cuerpo del caballo o del jinete, según la seguridad que se pretendiera. Estos mensajeros de entonces, guardaban celosamente su contenido a riesgo de su propia vida, en tiempos donde las comunicaciones eran uno de los elementos que decidían la victoria o la derrota de las fuerzas en disputa.
Gustavo Deleón supo que en el Cerro de Armas, en el departamento de Colonia, una familia – de las Quintanas de apellido- tenía en sus campos las ruinas donde había estado Artigas en ocasión de su deserción de las fuerzas españolas a cargo del Comandante Muesa, junto con otros 7 u 8 hombres más, llegando a la casa de Teodosio de las Quintanas.
“Una tataranieta de José de las Quintanas, me recibió en su casa para contarme la historia de ese chasque que supo tener el Gral. Artigas, alcanzándome -para mi sorpresa- el porta-chasque que hará el recorrido 200 años después de aquella gesta revolucionaria”, narró emocionado el historiador Deleón.
“Dentro del objeto había un papiro que hoy está protegido por vidrios para preservarlo ya que debe tener mucho más que el tiempo que los demás objetos”, expresa. Allí comenzó un periplo en el que la tradición oral tendría ocasión de poder ser registrada -al menos en parte- a partir del relato de este historiador que llegó casi por azar a dar con estos objetos. La única retribución que pidió aquella familia fue que se difundiera la historia de ese recipiente cargado de historia patria y así lo hizo el historiador.
Es muy probable que ese porta-chasque haya sido dado por el propio Ansina, algo que no está confirmado aunque se investiga la posibilidad.
Los “chasqueros” actuales irán haciendo una especie de posta en un recorrido que les llevará unos 12 días aproximadamente, recreando aquella gesta haciendo que 200 años después recorra los caminos de la patria.
Así como fue por azar que Deleón dió con este objeto de nuestra más rica historia nacional, también nosotros encontramos la ocasión para poder conocer un hito histórico desconocido al que, gracias al interés natural de un historiador, se pudo rescatar para conocimiento de las nuevas generaciones.
En el siglo de las comunicaciones, rescatar del olvido un objeto que hizo posible el contacto entre los orientales es toda una simbología que merecía ser contada.
al hombre le sonó el celular,
el perro ladró su molestia por el corte del relato…
Por Julio Fernando Gil Díaz
“El Perro Gil”
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