Hace pocos días Jorge Repetto responsable del área de patrimonio del gobierno de Canelones anunciaba para este 2017 la, “Celebración del aniversario del nacimiento de Julio Sosa en el marco de los 100 años de La Cumparsita
Julio Sosa (El Varón del Tango ) nació en Las Piedras, Uruguay el 2 de febrero de 1926, murió en un asidente de atomovilistico en Buenos Aires, el 26 de noviembre de 1964.
La ONDA digital para su Nº 700 en el 2013 habló con Víctor Mancebo, amigo desde la cuna de Julio Sosa, el , nos recibió en su casa de Las Piedras, ciudad natal de los dos.
Lo que sigue a continuación es un breve tramo de esa entrevista. En esta parte se habla de lo que Mancebo, define como; “el único gran secreto en su vida”. Con esto el amigo de Julio Sosa se refería a si este fue hijo del ex juez de paz Lisandro Carámbula, familiar directo del ex intendente Marcos Carámbula.
– Se dice que él era hijo de Lisandro Carámbula, juez de paz por aquella época…
– Se dice, pero hasta que no se demuestre lo contario…
-¿Usted no lo cree? Pero el intendente que lleva el mismo apellido, lo ha reconocido.
El intendente sí. Pero usted, para reconocer una cosa, tiene que ir primero a la base para hablar de una cosa. Una cosa son los rumores y otra cosa es la verdad. La verdad, ¿cuál sería para usted?
– Hoy lo que diga una investigación científica
– La verdad sería un ADN. Ese es el camino de la verdad.
– Pero eso, ¿lo han querido hacer?
– No, todavía no se ha intentado. Pero el día que se intente, entonces sí. Si el ADN dice que Julio no era de la sangre de Sosa, entonces sí. Ahí sí se puede decir que Julio no era hijo de Luciano Sosa. ¿Me entiende?
– Pero usted como amigo, ¿vio alguna cosa, desconfió alguna vez?
– No, nunca. Nunca en mi vida.
– ¿Cómo conoció a Julio Sosa?
– Esa es la primera pregunta que me hacen en general los periodistas o en todos las circunstancias que he hablado de este tema Y yo siempre contesto de la misma manera, porque exactamente fue así: yo a Julio lo conocí desde la cuna.
-¿Por qué se conocieron desde la cuna?
– Porque mi madre y la madre de Julio eran lo que comúnmente y antiguamente, se le llamaban “sirvientas” de una casa. Mi madre era cocinera y la madre de Julio era mucama.
-¿Acá, en Las Piedras?
– Acá, en Las Piedras. Cuando mi madre iba a trabajar, a mí me llevaba y a Julio lo llevaba la madre y nos acostaban en la misma cama en el cuarto de servicio, a pesar de que yo tengo casi un año más que Julio. Yo ya caminaba y Julio recién nacía, de manera que desde la cuna nos conocimos.
– Usted ha dicho que conoció a la familia Carámbula…
– Sí, los conocí a todos. Conviví con ellos.
– Cuando ustedes eran niños y jóvenes, ¿esta versión usted la escuchó?
– No, nunca. La empecé a sentir después de la muerte de Julio.
– Entonces, ¿no será que eso es un argumento para ver que es mentira?
– No, yo no estoy diciendo que es mentira, ¿eh?
– Pero qué casualidad, que se empieza a hablar de este tema después de su muerte.
– Claro. Porque si es cierto que existe la verdad, es raro que nadie se haya atrevido. Tal vez sea por respeto – no a él – sino a la familia Carámbula, porque él era el Juez de Paz de Las Piedras. En aquel tiempo ser Juez de Paz, ser comisario o ser boticario, era ser el dueño de Las Piedras.
– Dicen que fue el propio Lisandro Carámbula quien casó a la madre y padre de Julio.
– Es cierto. Sí, es cierto.
– Y la madre de él, ¿trabajó en lo de Carámbula?
– Le reitero que era la mucama. Era una niña, joven, de todas manera ella ya tenía a Tula, la hermana, porque Tula es mayor que Julio
–Es muy llamativo que usted como “hermano”, como alguien tan cercano a él, que convivió, él nunca le haya manifestado nada sobre esto.
– No. Ni creo que se lo haya manifestado a nadie. Si esto que se comenta es cierto, hay una manera muy fácil de descubrir la verdad. Recurrir a la ciencia.
– En eso usted tiene una gran razón y yo la comparto. Pero la otra parte, la parte subjetiva del ser humano, es la que me intriga encontrar que este tema entre ustedes nunca se planteó.
-Yo creo que – a lo mejor – haya sido el único gran secreto en su vida. Sin embargo Fabio Zerpa dijo que a él se lo había confesado.
– Pero es de desconfiar. Si a usted, que convivió con él de niño y de mayor…
– Si, si. Todas las confidencias. Julio iba y salía con una “pollera” y venía y se sentaba y me contaba todo.
– Usted dice que – quizás – sea el gran secreto de él y se lo llevó a la tumba.
-Para mí, fue el único secreto de su vida que tuvo y que se fue con él.
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