Argentina empantanada | Histórico desdén por las clases populares

Tiempo de lectura: 5 minutos

El vecino país vive horas dramáticas, visto desde el lado de los pobres, de los marginales y de quienes perviven en situaciones inestables, sin cobertura social apropiada, dado que trabajan fuera del sistema. Están también aquellas mujeres y hombres que pese a su función reciben míseros sueldos.

Hector-Valle-Pero esto no es de hoy, sino que viene de décadas atrás. Algunos gobiernos maquillaron mejor que otros una realidad miserable para millones de argentinos que no ha hecho sino crecer.

Este gobierno, además, y siempre con el referente electoral por delante ha optado por dar un viraje duro y profundo hacia lo peor de la derecha.

En el camino quedan, por ahora, investigaciones molestas, tanto para el presidente, cuanto para la vicepresidente, por nombrar sólo algunos.

El demonio ha poseído a las maestras y maestros que, en su derecho, han hecho lo único que históricamente, les trajo algún tipo de reparación salarial: la huelga al comienzo de las clases.

Macri muestra imágenes de niños japoneses a la intemperie tomando clases en la devastada Hiroshima y tiene la osadía de contraponer esa imagen con SU realidad de la educación pública argentina.

María Eugenia Vidal, casi siempre de blanco, como una niña pura y angélica – quienes algunos la asocian, en su escala provincial, con Margaret Thatcher – lanza dardos estigmatizantes a los huelguistas, mientras procura dividirlos mediante el dudoso recurso de pagar por presentismo a los que dudan y aceptan darse por vencidos.

Ambos, Macri y Vidal, a un año y meses de haber asumido, han fracasado con los débiles, mientras protegen a los suyos, los favoritos de todas las horas.

Creen, trágicamente, que el caos y la división que han instalado, sea por impmacri gobernadoraericia, sea por visiones clasistas, les traerán votos salvadores el próximo mes de octubre. Asumen que el peronismo llegará dividido y que polarizar la campaña en torno a Cristina y Macri, les dará pingües ganancias.

Massa y el peronismo (Randazzo, incluido) desojan margaritas buscando definiciones después de la semana de Turismo (para ellos, Santa).

La Iglesia católica, ya que estamos, mientras se decide qué rumbo tomar, pide calma a los gremios docentes.

En torno a esta postura de “quizá pero no”, vale traer a cuento una frase extraída del artículo “¿Y si Francisco fuera un impostor?”, del periodista Rubén Amón, del diario El País, de Madrid. Comienza así: “El principal mérito de Jorge Mario Bergoglio en estos primeros cuatro años de legislatura consiste en haberlo cambiado todo sin haber cambiado nada.”

Algo de lo que el peronismo sabe mucho, Bergoglio más, y Macri desea aprender gustosamente.

Lo terrible, en resumidas cuentas, no es ya la impostura ni siquiera la hipocresía sino centralmente la ausencia de una ética y una moral volcada al otro, al prójimo, al diferente. Algo que, convengamos, no es ni por asomo exclusivo de la Argentina, pero sí su permanencia por décadas a través del gatopardismo político, empresarial, y los mal llamados gremios principales, donde se reúnen y operan más que nada por ellos mismos, antes que por sus adherentes.

Entonces, hoy el enemigo elegido, y por ello demonizado, son los gremios de base, como los docentes, a los que los grandes de la CGT miran de reojo, abandonándolos a su suerte.

Mauricio Macri le ha endilgado a los gremios docentes el “haber destruido la educación pública argentina”, algo a todas luces no sólo agraviante sino y especialmente falso.

Lo es porque el problema de la educación pública es multicausal y tiene por epicentro al Estado argentino, quien a su vez provee de fondos a los colegios privados, singularmente a los de la iglesia argentina.

Es, entonces, una derrota frontal y grosera del propio Macri, por carecer de un plan estratégico para la Educación Pública, y por su inhabilidad para negociar. Solamente que a él esto no le importa porque la Educación Pública es refractaria a su visión clasista y hemiplégica de ver y vivir la vida.

Digamos además, y en otro orden, que la caída del consumo muestra registros muy preocupantes:

en febrero la venta financiada con tarjetas bajó un 30 por ciento, respecto del mes anterior;
los precios al contado, pese a lo prometido oficialmente, no bajaron lo suficiente;
así, según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas minoristas cayeron un 4,1% en febrero;
El Banco Central argentino informó que la venta masiva de dólares para ahorro y turismo, en el primer bimestre del presente año llegó a unos 9 mil millones de dólares, en buen romance, según expertos, se consumió la mitad de la deuda tomada por el Estado argentino.

Sin dejar de recordar cómo y quiénes constituyen las principales exportaciones del vecino país, ni tampoco, las importaciones que, huelga decirlo, abiertas como están mellan la industria nacional, muy especialmente a las micro y pequeñas empresas, en sus respectivos lugares dentro de cada cadena de un producto potencialmente exportable.

No entramos aquí en detalle sobre los diversos conflictos de intereses entre funcionarios de alto nivel del Gobierno y las empresas privadas.

Vale destacar, en el orden de los Derechos Humanos, lo acontecido días pasados.

Se produjo el para nada grato alejamiento del señor Leandro Despouy, como representante especial para asuntos de Derechos Humanos en el ámbito internacional, luego que hiciera saber sus objeciones sobre la detención de la señora Milagro Sala.

Despouy se inclinaba porque se cumplieran los reclamos de los organismos internacionales y, según destaca la colega Alejandra Dandan, en su artículo La grieta de Cambiemos por Milagro Sala, publicada en el diario Página 12, “(…) y puertas adentro abogó tímidamente por la libertad de la dirigente social.” Resultado: Despouy fue apartado y destinado a otro cargo. Puede más la obcecación y el odio que el respeto a los Derechos Humanos y a los tratados internacionales vigentes y vinculantes.

En lo que hace relación a la provincia de Buenos Aires, con el trágico desenlace en el espectáculo de Solari, además de las responsabilidades civiles y penales que les quepan al cantante y/o a sus promotores, también le caben tanto al intendente de Olavarría, está directamente implicado como asimismo el ministro de Seguridad de la Provincia, toda vez que un espectáculo al que se sabía asistirían decenas de miles de personas (al final, fueron entre 250 y 300 mil), no debió pasarles desapercibida la debida cobertura en seguridad, de la que careció totalmente.

Luego, el intendente como el ministro debieron renunciar, y sino debió pedírseles la renuncia. No sucedió ni lo uno ni lo otro. La hipocresía, entonces, reina y la democracia pierde. Y van…

Así estando las cosas, Macri y Vidal han fracasado en lo estructural y parece harto dudoso tengan voluntad y pensamiento para hacer algo más que seguir maquillando realidades. Con las bendiciones del caso, no sólo eclesiástica, sino también, aunque encubierta, de la mesocracia política – siempre atenta y ávida a cuestiones de “sobrevivencia política” y espurias – no olvidando menos que menos al megaempresariado, bien como de los advenedizos de todas las horas.

Así, esta nave de Cambiemos sigue alejándose de la costa y hasta pareciera que sus instrumentos de navegación continúan fallando.

Mientras tanto, el vasto y sacrificado pueblo argentino sigue desplazado por unos y por otros. Unos porque los ven sólo como número, otros porque les conviene continúen dependientes y siervos de pensamientos mágicos.

En suma, son rehenes de una caterva que juega con el destino y, sin saberlo, quizá, con su propia “suerte”.

Y nosotros, en el Uruguay, recordemos que nos separan y a la vez unen ríos. Cuidémonos de personajes similares fronteras adentro. Laboremos responsablemente, como ciudadanos, sin claudicaciones.

Lo hemos dicho y ahora lo aumentamos: no somos una isla, sino que integramos un continente, para bien y para mal.

 

Por: Héctor Valle
Historiador y geopolítico uruguayo

La ONDA digital Nº 806 (Síganos en Twitter y facebook)

 

(Síganos en TwitterFacebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA

Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.