Definiciones para la estrategia política del Frente Amplio

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El Frente Amplio está discutiendo su estrategia política hacia el 2020, que es esencial para el futuro de la fuerza política. Hemos analizado en notas anteriores la necesidad de tener en cuenta las futuras transformaciones económicas, sociales y políticas, las necesidades para encarar las elecciones del 2019 y la imprescindible reestructura de la orgánica del FA para cumplir sus funciones esenciales. Hay temas globales, que a veces sirven de contexto, que es necesario encarar. La democracia no es un tema menor para la izquierda.

Muchos en la década del 60 del siglo pasado hablábamos de democracia con k y no contemplábamos su real importancia. Vinieron las dictaduras, las muertes, las torturas, las prisiones, los exilios y se volvió imprescindible la valoración de los principios democráticos. La libertad pasó a tener un valor fundamental. Las elecciones libres y limpias, el pluripartidismo, las libertades básicas, la vigencia del estado de derecho, la garantía de atención de los derechos humanos, la independencia del poder judicial son principios centrales de la democracia política.

Pero además hay que avanzar hacia la democracia económica y social para alcanzar los mejores niveles posibles de igualdad. La democracia tiene una ética de igualdad, pero no garantiza alcanzar los derechos civiles, sociales y políticos de los ciudadanos. Para ello las relaciones de poder son fundamentales. Los principios democráticos son absolutamente necesarios para la izquierda uruguaya, que tiene una sociedad muy politizada que valora profundamente estos principios. Uruguay es un país que está catalogado internacionalmente como de democracia plena, junto con Costa Rica dentro de la América Latina; que de acuerdo a las encuestas de Latinobarómetro es altamente aceptada, que no se puede soslayar en la futura estrategia del FA porque constituye un concepto central. No sólo como un medio sino también como un fin en si mismo. Esto significa que los cambios económicos, sociales, políticos y culturales se deben realizar manteniendo estos principios democráticos.

La izquierda se caracteriza por ser crítica del capitalismo. Por las grandes desigualdades que genera, por la explotación del hombre por el hombre, por el individualismo y el egoísmo y así sucesivamente. Las características de la creación del Frente Amplio, con la presencia de la izquierda tradicional- comunistas y socialistas- de la democracia cristiana lo que significaba una novedad relevante, más los políticos provenientes de los partidos tradicionales influyeron para que no hubieran definiciones socialistas lo que se mantuvo hasta la actualidad. Después del fracaso del socialismo real en la URSS, se mantienen las fuertes críticas al capitalismo pero no surgen paradigmas válidos de experiencias socialistas. No es difícil combinar estado y mercado para lograr crecimiento con equidad, sabiendo que el mercado es indispensable para medir resultados y que el papel del estado es central para las transformaciones económicas y sociales indispensables para avanzar hacia mayores logros en la igualdad.

Pero el tema central de crítica al capitalismo y sin paradigmas válidos, es el de la propiedad de los medios de producción. Las cooperativas, la propiedad social generalizada, la autogestión son experiencias valiosas, pero que no están en condiciones ni de sustituir ni de competir con el poder que actualmente poseen las grandes empresas transnacionales, con sede central en los países desarrollados. A fines de la década del sesenta y principios de los setenta del siglo pasado se desarrolló una interesante experiencia en el Perú de Velazco Alvarado.

Se modificó la propiedad privada de los medios de producción, del 60% de la producción del sector moderno, con estatizaciones, reforma agraria y la comunidad industrial que le daba participación directa a los trabajadores en las empresas como propietarios, en la gestión y en las utilidades de las mismas. Siempre recuerdo la frase del famoso antropólogo brasileño Darcy Ribeiro, que asesoraba al gobierno chileno de Salvador Allende que decidió trasladarse a Perú con la frase de “ me voy de un país que hace socialismo pero no hace revolución a un país que hace revolución pero no hace socialismo”, donde el tema central era la participación social.

El tema de la propiedad y el de la participación social son temas vitales de futuro para la izquierda mundial, regional y nacional. Pero además, el capitalismo genera valores y cultura que es necesario enfrentar y transformar para avanzar hacia una especie de” hombre nuevo” del Che Guevara, más humanista, más solidario, menos individualista. Todo ello dentro de un capitalismo que genera muy amplios descontentos en todo el mundo, que en las últimas décadas profundiza las desigualdades, pero no deja de seguir avanzando permanentemente en innovaciones, fruto de los espectaculares avances científicos y tecnológicos. Ello también influye sobre los valores predominantes como el consumismo muy difícil de enfrentar.

Con un futuro para la región con incertidumbres derivadas de disputas, competencia y controversias entre EE UU -con directa articulación con México, Centro América y Caribe- y China primer comprador de las principales economías de la América del Sur, pero con nuevas relaciones Centro-Periferia, en la medida que nos compra recursos naturales y nos vende productos de alta y media tecnología. Surgen interrogantes: ¿Cómo será el socialismo del futuro? La estrategia política del FA debe plantearse sobre la base de la existencia del capitalismo, con todos sus problemas.

Los futuros cambios y transformaciones dependen de las relaciones de poder militar, económico, social, político y cultural. Juegan las condiciones internacionales, las regionales y la especificidad de cada país. Definir el bloque social de los cambios, las necesarias alianzas sociales son factores centrales para la izquierda y se requieren nuevos estudios, profundizar las características básicas de la estructura social, sabiendo que no tenemos paradigmas de socialismo, que tendremos que seguir viviendo dentro del capitalismo y que los cambios requieren mantener los principios de la democracia.

Otro tema central es la necesidad imprescindible de seguir avanzando en la integración regional, para ganar espacios de poder en las futuras negociaciones con los países desarrollados, incluyendo a China, y para construir el desarrollo, que entre otras cosas requiere el cambio en la matriz productiva, para además de seguir exportando recursos naturales, podamos participar en cadenas de valor que nos permitan colocar bienes y servicios de alta y media tecnología.

El proteccionismo intentado por Trump puede servir de aliciente para avanzar hacia la integración regional, para lo que es fundamental profundizar la conciencia regional. Esta depende de los partidos políticos, de las organizaciones sociales, del sistema educativo y de la influencia que tienen los grandes medios de comunicación sobre la opinión pública.

Por Alberto Couriel
Economista y ex senador

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