La renovada discusión sobre las jubilaciones en Uruguay debería ser más profunda y abarcar la crisis estructural de un sistema que, instituido por la sociedad, puede ser cambiado por ella. Debe abandonarse el paradigma del “hombre- máquina” que seguramente sea sustituido por el de la “máquina- hombre”. Superar la concepción de ciclos activos e inactivos para el trabajo remunerado a favor de la integralidad de la vida de cada uno de nosotros.
Terminar con el dogma de una edad para adiestrarse, otra para trabajar y otra para la inactividad. La humanidad va hacia la disminución del trabajo presencial, con participación del cuerpo. La robótica avanza velozmente en la ejecución de tareas intrínsecas a la condición humana. La exponencial producción de bienes y servicios ya no dependen de la eficiencia de las industrias. Dependen de la demanda de cada vez más usuarios. Y éstos de los medios para acceder a ellos. El mundo ya no es de los productores, hijos de la necesidad, sino de los consumidores; tanto de productos físicos como de intangibles. Del ocio y el juego, de la educación abierta y la cultura, del ejercicio físico y del turismo. Este es el contexto, inédito, todavía no alcanzado, pero ya no en el terreno de las utopías sino más bien en el futuro inmediato para el que hay que pensar, discutir e implementar otro sistema.
Otro sistema
En la medida que el derecho al consumo (nunca pensé que postularía esto!) se instituya, deberán establecerse los recursos para efectivizarlo. Esto puede realizarse mediante la solución propuesta por Hardth y Negri en el libro “Imperio” hace algunos años.(1)
La Renta Básica debe ser una finalidad última del Estado. Ya no solamente para amparar el derecho a la vida de todos, independientemente de su condición individual y su contexto vital. También para que funcione la hiperproductividad de bienes y servicios. Para retroalimentar la cadena de producción-consumo. La universalización de los derechos tendrá resultados en la disminución de la discriminación positiva aportando a la equidad y también a la igualdad de oportunidades. Hoy cualquiera puede dedicarse a la poesía pero tiene potenciales ventajas quien lo hace con sus necesidades básicas satisfechas.
Reaparece con inusitada validez esta formulación como la solución a la satisfacción básica de la vida humana en el planeta. La plataforma común para todas las actividades del individuo en una sociedad cada vez más compleja y diversa. Habrá sectores que seguirán acumulando riquezas y privilegios por su interés. Pero alimentarán y vestirán a otros que tendrán asegurado su derecho esencial a la vida. Aunque la misma sea austera si sus capacidades son limitadas o el desarrollo de su vocación y sus destrezas no les produce mayores beneficios.
Ya hay países en el comienzo de este camino. No debería el Uruguay considerarlo?
Por el Arq. Luis Fabre
La ONDA digital Nº 819 (Síganos en Twitter y facebook)
(1) Ver artículo “Renta Básica Consecuencias inmediatas” en La Onda Digital
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