Días antes de la visita del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, realizó a los Estados Unidos esta semana, el diputado federal de su partido, Heitor Freire, le sugirió la creación de una “Secretaría de Desesquerdización” en Brasil, argumentando que todos los órganos federales, incluyendo las universidades, “deberían ser técnicos” y no ideológicos.
Bolsonaro en Washington
La propuesta de Freire está en la línea de las políticas del nuevo gobierno brasileño, expresada por Bolsonaro en su cuenta de twitter poco antes de viajar a Washington, el domingo pasado: “por primera vez en mucho tiempo llega a Washington un presidente brasileño que no es antiestadounidense. Es el comienzo de una alianza por la libertad y la prosperidad”, afirmó.
Acompañado de seis ministros, entre ellos el canciller, el ministro de economía, Paulo Guedes, y el ministro de Justicia, Sergio Moro, Bolsonaro lleva a su colega norteamericano un acuerdo que otorga a Estados Unidos facilidades extraordinarias para operar en la base aérea de Alcántara, el principal centro de lanzamiento espacial de Brasil, ubicada en un lugar privilegiado, el estado de Maranhão, en el nordeste del país. Bolsonaro también eliminará de requisito de visa para que los norteamericanos visiten Brasil. El requerimiento de visa fue adoptado como medida recíproca, como es habitual en estos casos, pues Estados Unidos la exige a los brasileños que quieren visitar el país.

Bolsonaro tenía prevista una reunión con Trump el martes. En la agenda ocupará un punto destacado el esfuerzo conjunto para derrocar el gobierno de Venezuela, tema que tratará también con el Secretario General de la Oganización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.
Estaba prevista, además, una cena con el que fuera estratega del presidente norteamericano, Steve Banon, quien hoy encabeza los esfuerzos por crear una internacional de extrema derecha.
Antes del viaje de Bolsonaro, el gobierno subastó 12 aeropuertos, que representan cerca de 10% del mercado brasileño. Según el plan, con la concesión se pretendía recaudar 921 millones de dólares. El grupo español AENA se hizo de la mayor parte del paquete, con seis aeropuertos en estados del nordeste brasileño, por un total de casi 500 millones de dólares. Al final, todo se subastó por menos de 700 millones lo que representa, por cada aeropuerto, cerca de la mitad de lo que cuesta un gran avión comercial.
De acuerdo con lo anunciado por el ministro de Economía, la idea del gobierno es privatizar todo lo público. Para que no quedara dudas de lo que quiere decir “todo”, el ministro Paulo Guedes dijo que eso incluía la petrolera brasileña, Petrobrás, y el Banco do Brasil. “Todo es todo”, aclaró.
Bolsonaro y Trump
La elección de Bolsonaro vino a consolidar el paulatino giro a la derecha de América latina y le permitió a Washington reivindicar la antigua estrategia de tratar de poner todo el hemisferio bajo el paraguas norteamericano.
La actual administración estadounidense «no tiene miedo a usar la expresión Doctrina Monroe», afirmó el asesor de seguridad de la Casa Blanca, John Bolton, en una entrevista concedida a la cadena norteamericana CNN el pasado 3 de marzo. Recordaba así la política de “América para los americanos” anunciada por el presidente James Monroe en 1823 y que el actual mandatario, Donald Trump reivindicó en un discurso, el mes pasado, en Miami. Hemos venido a proclamar que un nuevo día llega a América Latina que en Venezuela y en todo el hemisferio el socialismo estaba muriendo, afirmó. Según Trump, “la democracia, la libertad y la prosperidad renacen” en América.
Estados Unidos ha estado tratando de imponer su criterio en Venezuela, como lo expresó Bolton: «Me gustaría ver una coalición tan amplia como podamos reunir para reemplazar a Maduro, reemplazar a su régimen corrupto. Eso es lo que estamos intentando hacer», afirmó.
Del mismo modo, actúan en Nicaragua. Aprovechándose de la creciente debilidad del gobierno y de la rebelión que el régimen de Daniel Ortega enfrenta desde hace un año, Washington ha señalado sus objetivos: quiere elecciones adelantadas en Nicaragua sin la participación del presidente Daniel Ortega ni de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, dijo la semana pasada el principal asesor sobre Centroamérica en el Departamento de Estado, Todd Robinson. “Vamos a buscar nuevos líderes para esas elecciones líderes en Nicaragua. Líderes que no incluyen a Ortega y Murillo», afirmó.
Con su política condicionada tradicionalmente por la intervención norteamericana –contra la que se alzó el general Sandino hace un siglo–, Nicaragua no ha podido encontrar estabilidad hasta hoy para su desarrollo político.
También en Europa
A la tradicional intervención norteamericana en América Latina se suma una denuncia menos habitual. Un Brexit caótico es parte del gran plan de Trump para Europa escribió, la semana pasada, la periodista francesa Natalie Nougayrède en el diario británico the Guardian.
Nougayrède relata sus conclusiones luego de manterner conversaciones con grupos norteamericanos partidarios del Brexit duro. Son grupos conservadores cercanos a las políticas de la Casa Blanca y de las propuestas del presidente Trump.
“Si el Brexit es detenido, tanto Gran Bretaña como el resto de Europa se verán beneficiados y, para mí, Donald Trump sufriría una derrtota”, afirmó, enun artículo publicado después de entrevistarse con diversos grupos políticos conservadores en Washington.
El Brexit, o la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea aprobada en referendo hace tres años, entra en una semana decisiva. El 20 de marzo el parlamento votará por tercera (y quizás última) vez la propuesta de la Primera Ministra Theresa May para regular esa separación. De no ser aprobada, como parecía más probable, se abrirían las puertas para lo que se ha llamado un “Brexit duro”, una salida sin acuerdos¿ a la que temen todos los gobiernos en Europa, pero que ninguno parece en condiciones de evitar.
Prevista para el 29 de marzo la salida británica, la fecha podría ser pospuesta, creando un nuevo dilema para Inglaterra, que debería participar en las elecciones parlamentarias europeas de mayo, algo para lo que ningún partido parece estar preparado.
A la tensión creada por el Brexit se suman las protestas de los “chalecos amarillos” en Francia, que cumplieron ya 18 semanas. Cada sábado se repiten en París y otros ciudades francesas las imágenes de confrontaciones entre manifestantes y la policía e incendios en algunas de las principales avenidas parisinas.
Pese a sus propios problemas, Europa se ha sumado, sin embargo, a las sanciones de Washington a sus enemigos políticos en América Latina. Diversos países desconocieron al presidente Nicolás Maduro, en Venezuela y el jueves pasado la Eurocámara aprobó, por 322 votos a favor y 25 en contra, una resolución pidiendo a los gobierno europeos sanciones contra funcionarios del gobierno nicaragüense.
El mismo día el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, envió a Ortega una carta exigiendo el fin de la “presión y el acoso” contra la oposición. Ese mismo día también estalló un escándalo en el parlamento europeo, al conocerse declaraciones de Tajani –un personaje cercano al exprimer ministro italiano de extrema derecha Silvio Berlusconi–, en las que pedía reconocimiento para “algunas cosas positivas” que el líder fascista Benito Mussolini había hecho para Italia.
Al otro lado del Mediterráneo
El inicio de marzo estuvo marcado también por protesta al otro lado del Mediterráneo.
Fue en Argelia, donde las manifestaciones sorprendieron al presidente Abdelaziz Buteflika, de 82 años, quien se hallaba internado en un hospital en Suiza. Buteflika preendía un quinto mandato, pese a que está en silla de ruedas desde 2013, consecuencia de un infarto, y desde entonces prácticamente no ha aparecido en público,
Ante las protestas, Buteflika anunció su decisión de retirar su candidatura y postergar las elecciones, previstas para el 18 de abril. Decisición que sectores de oposición calificaron como un “truco” y desató una nueva ola de protestas esta semana.
La crisis de Argelia no parece muy distinta a las que padecen los países latinoamericanos.
Saïd Bouamama, autor del libro “Manual Estratégico de África”, atribuye el descontento en Argelia a la aplicación de políticas liberales de desindustrialización, privatizaciones y reducción de los servicios públicos. Un plan económico –agregó– “que ha provocado una polarización creciente entre una minoría, cliente de un Estado rentista, que se ha enriquecido escandalosamente, y de una gran mayoría cada vez más empobrecida”.
Para Bouamama “no hay duda de que las cancillerías de las grandes potencia elaboran (y adaptan) diferentes escenarios que les permitan salvaguardar y desarrollar sus intreses, marginando a la competencia.
Un pluripartidismo de fachada imperante en el país oculta, en su opinión, la monopolización del campo político por los partidarios del liberalismo económico, lo que es “la verdadera causa de la situación actual”. Pero las protestas no cuentan con una fuerza política popular que las dirija. La alternativa era, en todo caso, el “caos o la resignación”.
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Por Gilberto Lopes
Escritor y politólogo, desde Costa Rica para La ONDA digital
gclopes@racsa.co.cr
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