Sabemos que los cambios representan oportunidades. Es el momento para reflexionar sobre el sistema de transporte urbano y, superando conceptualmente su función, sobre la movilidad de la sociedad humana asentada en el territorio. En tanto las dificultades para mejorar el sistema actual se hacen visibles en cada oneroso emprendimiento realizado, obligando al método de ensayo y error, los analistas persisten en una visión internista al sistema, siendo necesario considerar integralmente los cambios en la vida de los usuarios. Es aquí donde el rol político es determinante en la percepción de las tendencias, en la elaboración de estrategias sobre acciones de gobierno que confluyan con los “estadíos” a que va arribando la sociedad. Se trata más que prestación de servicios, de acompañar la dinámica de la urbe en procura de mejores formas de vida a que aspiramos todos. En el referido rol tienen su papel preponderante los designados gobernantes, que levantando la mirada por sobre la cotidianeidad y las urgencias, postulan objetivos y deciden acciones trascendentes a la satisfacción de necesidades presentes, adelantándose a las futuras. Las cabezas políticas pueden alentar visiones de futuro, salirse del sistema con arreglo, como dijimos, a los acelerados cambios en la sociedad que habita sobre el territorio. No será hora de un planteo de ese tenor, trascendente a la administración presente? Hace años me tocó vivir la experiencia de conocer Sídney, esa moderna, hermosa y segura ciudad de Australia. De allí, de otros similares ejemplos, posteriores estudios, informaciones y conclusiones, nació la propuesta del pequeño tren elevado a 3,50 de altura que corre sobre un solo riel. Si bien en Sídney este medio se ha discontinuado, esto no invalida su eficacia, probada en tantas ciudades del mundo. Sólo prueba que debe ser integrado oportunamente en el complejo sistema de la sociedad viviendo en el territorio.
La situación actual
La región poli céntrica extendida, que abarca Montevideo y departamentos vecinos, ha devenido en Metrópolis. Sobre esa condición contemporánea debe actuarse. A las históricas, distintas actividades humanas se han integrado otras, actualizadas por la tecnificación, la subdivisión de la tierra y la transformación del trabajo. Una de las que más notorias es la dispersión humana, habitacional. Es una verdadera mutación acompañada de multiplicidad de medios de transporte individual y colectivo que colapsan las vías terrestres. Y no sólo ellas; el espacio público, parques, calles y ramblas son todos invadidos días y noches por los automotores. El paisaje urbano, patrimonio de todos, es ahora un gran estacionamiento.
En el transporte público la intrincada red de circulación, creada por agregados, acumulación de líneas e irracionales superposiciones, es analógica con la red de intereses empresariales, políticos y también de la población que tironea por intereses locales. La conexión radial, directa, entre el centro histórico y otros en abanico sobre el territorio, produce resultados centrífugos y centrípetos a la vez. En una extensa trama urbano-costera-rural privilegia las terminales en desmedro de sus mayores áreas. Priorizan el flujo humano entre puntos extremos del territorio en desmedro de vastos sectores. Una ocupación que se proponga homogénea, equitativa para diversidad de actividades, incluyendo el habitar, necesita un nuevo sistema de transportes, no incrementar el existente. Lo que está en tela de juicio es todo el sistema.
LA PROPUESTA
Esta propuesta introduce un nuevo nivel espacial de circulación, por encima del nivel de tierra y sin interferencia con la red de circulación existente. Más sencillo de construir y más eficaz que un Subterráneo. Un sistema que cumpla la función de colector perimetral a las zonas centrales recibiendo aporte de usuarios de corta distancia. Y hacia afuera, actuando como interface, el de usuarios vehiculares de todo tipo configurando un verdadero sistema multimodal en el territorio metropolitano.
En el anterior artículo enumero las condiciones que debe cumplir un nuevo sistema, éste las cumple todas destacándose una mayor economía de funcionamiento y utilización, seguridad, comodidad y menor tiempo de traslado que todos los medios actuales. Provee una opción complementaria al transporte privado y contribuye a reducir el estrés del tránsito aportando, en la percepción del paisaje urbano, al conocimiento visual de la ciudad.
Una transportación de funcionamiento continuo, de diseño trapezoidal cerrado, interface entre medios al interior del circulo y su exterior, configura un nuevo sistema: multimodal, flexible, adaptado a las necesidades, la demanda presente…..y las muy previsibles futuras.
Las mayores frecuencias de móviles, posibles en tal sistema, tienden en teoría, al ideal de una cinta transportadora de personas, en movimiento continuo durante todo el tiempo.
Las estaciones que conforman el trazado poliédrico del circuito responden a los flujos de la demanda autóctona y eventual, turística, promoviendo la reapropiación (repoblación) de sectores urbanos centrales con servicios existentes.La electricidad sirve su accionar silencioso y fluido, con cierres seguros y aire acondicionado.
Merecerá un análisis proyectivo más amplio y profundo la incidencia de separar del nivel de tierra la circulación de este medio. Un resultado esperado es la optimización de los sistemas de transporte de mercadería, otro paradigma de la actualidad en la metrópolis.
Por Luis Fabre
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