El diputado Amarilla, ¡justamente el Diputado Amarilla! Acaba de descubrir que la defensa frenteamplista de la “Agenda de Derechos” obedece a “Razones ideológicas”·
¡Muy perspicaz de su parte! Sin duda cree que no son “ideológicas” sus creencias religiosas y que no ha sido por razones ideológicas que recibió el apoyo que lo llevó a su butaca en la Cámara de Representantes.
¡Hay cada uno!
Y no lo digo porque lo crea inocente. ¡Bien que sabe que la batalla es ideológica!
La diferencia estriba en que ellos, la Derecha, juegan a convencer a la gente de que las cosas son.
De que existe un único estado de cosas. Un Orden Natural que viene de la divinidad y que no es cuestionable.
Leen torcidamente la Biblia que viven citando. Deberían tener en cuenta que, en el Paraíso, esa divinidad en la que creen, cuando se tomó seis días para hacer todo lo que hizo y descansar el séptimo, incluyó al Árbol de la Sabiduría.
También pasan por alto a Lilith, creada con el mismo barro con el cual creó a Adan y que, rebelde no quiso aceptar sumisiones.
¡Abandonó el Paraíso! Y, para que Adan no estuviera sólo, hubo de crearse a Eva de una costilla del mismo.
Descendemos de quienes probaron el Árbol de la Sabiduría.
Penamos, pero pensamos.
Como pensamos desde hace siglos tenemos ideología.
La una, aprovechada y conformista. La otra, la nuestra, disconforme y luchadora.
¡Vaya con el Diputado Amarilla! Ha descubierto que existen ideologías y que no todo es conformismo.
En cambio, un colega suyo de cuyo nombre no puedo acordarme se vanaglorió hace unos días publicitando un renovador y removedor proyecto de ley.
Haciéndose cargo del impedimento que obstaculiza a algunos no válidos de beneficiarse del 5% de las vacantes en la Administración Pública que se les reserva por dificultades de movilidad, propuso que no se tomara en cuenta la misma.
Si no puede desplazarse pero puede teletrabajar, que acceda.
Noble propósito pero imposible realización.
No digo que su proyecto muera en carpeta. Lo cual es muy posible. En caso, improbable, que resultase aprobado, sería inútil.
¡No habrá vacantes! Mejor dicho, se suprimirán en aras del supremo objetivo de reducir el Déficit de las Cuentas Públicas.
Jovencitos válidos y no válidos por ahora no se llenarán vacantes. Cierto, el mercado de trabajo en el sector privado también está cerrado pero… es por el coronavirus.
Les queda una esperanza: las Fuerzas Armadas. La Presidencia acaba de dejar fuera del no llenado de vacantes al sector militar.
¡Con lo que lo precisamos!
Tenemos barcos de guerra que apenas flotan y aviones que deberán aprontarse para aplicar la Ley de Derribos.
Ley que no dice si tenemos que averiguar de dónde despegaron.
Pero, tenemos al Ejército.
En misiones de alto riesgo y fundamental importancia están pidiendo documentos en las carreteras y repartiendo tapabocas alrededor de 800 efectivos.
No sé cuántos más patrullan las fronteras. Es posible que atajen algún camión con cocaína si reciben el chivatazo antes.
Y que atemoricen a los cuatreros.
Los años me permiten recordar que cuando se contrabandeaba a Brasil, un estanciero de la frontera tenía un baño para ganado justo en la línea.
Los novillos entraban en Uruguay y salían bañados en Brasil.
¡Pero, eso era en el pasado! Ahora están los cuatreros hormigas que matan una res y la descarnan del lado de arriba y los otros.
Los que entreveran las caravanas y falsifican las guías.
Con los primeros es bastante fácil dar. No son tantos los que hay que vigilar en las poblaciones vecinas como para que un Comisario veterano demore en cazarlos.
El asunto son los otros y cuando el delito es grande es más cuestión de papeles que de vigilancia carretera.
¿Cómo fue que pudo vender animales prendados? ¿El que compra no averigua? Luego de comprar: ¿Qué hizo con ellos? ¿Los tiene o las revendió?
Quien piense un poco se dará cuenta de que los grandes delitos son más una cuestión de papeles que de acciones armadas.
¿Recuerdan a Bertold Brech? El gran delito es fundar un banco, no asaltarlo.
En fin, hay una oportunidad para los no válidos, con movilidad o sin ella, ingresando a las Fuerzas Armadas.
A lo mejor no es tan ilógico eso de que ingresen quienes no tienen movilidad, da la impresión que, cada vez más, las guerras se librarán por computadoras, drones y cohetes teledirigidos y no asaltando trincheras.
Lo que obligaría a pensar cuántos efectivos necesitamos y de qué tipo.
No quisiera agravar la crisis de identidad de nuestro personal armado pero, estamos un tanto fuera de juego.
Cada vez más se nos emplea y entrena para el cumplimiento de funciones civiles.
Cada vez más nuestro armamento es de museo. Y está bien que así sea. La guerra es una actividad demasiado cara para países como nosotros.
En realidad, desde que el Poder Atómico hizo irrupción, las guerras totales dejaron de ser posibles.
Ahora el escenario es económico.
¡Nada de trincheras! Producción y balance económico.
En esta gran remodelación que se está llevando a cabo con la cobertura de la pandemia hay cosas que van quedando claras.
No se puede ser gran potencia sin asegurar en casa y al costo que sea la infraestructura de producción bélica y sin asegurar pan y trabajo para los habitantes.
Dejando de lado lo militar y su crisis de identidad con un manojo de valores que se han quedado un tanto atrasados, pensemos en lo del autoabastecimiento.
¡Nos pegará en medio del pecho! ¡Somos agroexportadores y tenemos que colocar nuestra producción!
¿Qué nos pasará cuando los Estados Unidos, Europa, Rusia y China se autoabastezcan?
Que yo haya vivido, ya llevamos dos crisis provocadas por el cierre de los mercados.
En los años cincuenta, de golpe y porrazo los ingleses pasaron a abastecerse de carne en otros mercados y el precio de la lana, luego de tocar el cielo, se derrumbó por la irrupción de los sintéticos.
Entramos a penar y la “crisis” dejó de ser una oportunidad para ser algo endémico.
A mediados de los 60 una Delegación bicolor, presidida por Wilson Ferreira Aldunate logró acuerdos excelentes para la colocación de nuestras carnes en Europa.
En torno a la alianza histórica de Francia y Alemania el viejo continente se estaba reestructurando. Fue Unión Aduanera, Mercado Común y terminó en la actual Unión.
Hubo que reacomodar las economías. Fundamentalmente compensar al Sector Agrícola que influía mucho en Francia e Italia y no era competitivo.
La industria subsidió para evitar rebeldías.
Pero, también reconvirtió a los granjeros en productores de “ganado en batería”.
El proceso llevó años durante los cuales los acuerdos se cumplieron. En el año 72 estábamos exportando carne a Europa a un precio superior a los tres mil dólares la tonelada.
¡Miel sobre hojuelas! Con ese panorama el Golpe Militar avanzó. Al “borde del abismo dio un paso al frente”·
¡Y se precipitó!
En el 73 cayeron los acuerdos, entró al mercado en gran escala la “carne en batería” que no tiene gusto a nada y no será muy sana pero era barata y abasteció sacándonos del juego.
En medio de la “Crisis del Petróleo” que lo encareció, los precios de nuestras carnes se derrumbaron.
Seiscientos dólares la tonelada era precio si se podía colocar.
No me voy a ocupar de los aprietes que sufrió el campo. Ni de las estafas que sufrimos. No soy historiador económico ni policial.
Cualquier periodista curioso podría encontrar buen material.
Y todo economista que refiera nuestra crisis únicamente a la suba del petróleo estará viendo las cosas con un ojo sólo.
Es absolutamente lógico pensar que, luego de esta crisis de la globalización, las grandes potencias reacomodarán las cosas.
En los Estados Unidos se dieron cuenta, con sorpresa que, desde los tapabocas a la mitad de los alimentos de consumo diario, venían de lejos. Y que habían dejado de llegar en tanto se dislocó el transporte de ultramar.
No nos sucederá de golpe porque nadie puede crear de la nada una infraestructura agrícola y ganadera.
Pero, nos sucederá y pagaremos por ellos si no reacomodamos toda nuestra economía.
Cabildo Abierto considera la posibilidad de renegociar u oponerse a la planta de UPM….¡minga!
Lloraremos por inversores ofreciendo nuestra solidez jurídica y financiera y tratando de disimular la pequeñez, ¡la irrelevancia de nuestro mercado!
El camino es la integración Sur-Sur pero, la dependencia económica e ideológica en Norte-Sur.
¡Ya veremos!
Por Eduardo Platero
11 de Mayo 2020
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