“Fuera EEUU de EEUU !!!”, escribió un amigo Facebook en su muro para amigos, a propósito del toque de queda en Estados Unidos tras la amenaza de Trump de desplegar al Ejército en las calles. Le comenté parafraseando cánticos: “¡USA sí, yanquis no!». «¡yanquis leave home! ¡yanquis leave home!» y me respondió: “Dejalos quietitos”. “Dejala ahí que ahí está bien”.
“Dejala ahí que ahí está bien”, por si alguien no lo sabe, es lo que Ghiggia, festejando el gol de la victoria en la final de Maracaná, le contestó a Míguez, cuando éste le preguntó por qué no se la había pasado.
Dejala ahí. Dejalos quietitos, pero tampoco sería realista que el pueblo norteamericano le dijera al Ejército que se fuera. ¿A dónde va a ir? No son tiempos de toma de puertos, desembarcos de marines, abordaje y ocupación. No hace un mes probaron en Venezuela para terminar mordiendo la arena de Chuao. De Iraq los echaron. Todavía no se fueron pero los echó el parlamento, el primer ministro y los misiles. De Afganistán también. En Libia no juegan más; el juego es entre rusos y turcos de cada lado de las fuerzas libias divididas. En Siria les hace un lugarcito el ISIS en el nordeste, pero no va a durar mucho. A Europa van a robarle mascarillas y respiradores y a sobornar laboratorios para quedarse con la torna de la vacuna que se invente contra el COVID, pero China anunció que va a llegar antes con la vacuna y va a declararla bien público mundial, regalando la patente. Chau, negocio. Por cierto, ni los alemanes ni los franceses ni los italianos los quieren ya de aliados, según las encuestas. Cayeron más de veinte puntos en cada país europeo, tanto como subió China, la que les donó toneladas de material sanitario y ahora ofrece la vacuna libre de patente. Señala Rodríguez Gelfenstein, “el transporte de carga hacia la Unión Europea por vía férrea se ha transformado en un sustituto vital tras la paralización de una parte importante del transporte aéreo. De enero a abril, un total de 2.920 trenes de carga realizaron el recorrido China-Europa, es decir, un 24 % más respecto del mismo período en 2019, haciendo crecer en un 27 % interanual de este tipo de carga”. Esto es comercio pero también es geopolítica.
Hace unos cuantos años que escribo, un poco por gusto de la paradoja pero bastante por consecuencia geopolítica, que USA tiende a convertirse en un eslabón débil de la cadena imperialista. En este preciso momento está en toque de queda; acostumbrado a ser ejército de ocupación, a su Ejército se le encomienda ahora ocupar su propio país. Experiencia no le falta. Contratistas mercenarios tampoco.
“A Rusia, en particular, le costó 26 millones de muertos derrotar la invasión imperialista final, en “La Gran Guerra Patria”, una generación de niños de la guerra y otra de niños de huérfanos. Otros pueblos soviéticos ganaron sin tanto costo y hoy son ruta de la seda en el centro de la isla global (N. de A.: tras la pandemia, este abril el comercio de China con la totalidad de los países de la Ruta creció un 0,9% para llegar a casi 385 mil millones de dólares, ocupando un 30,4% total del comercio internacional y alcanzando un crecimiento interanual de 1,7%), especialmente a la postre, ganó la guerra el Partido Comunista Chino, junto al Kuomingtang, y contra el entreguismo de Chiang Kai-shek, ganó la posición Mao Zedong para organizar otra revolución comunista. En Europa Central y del Este otros diez países formaban bloque socialista. En Europa Occidental, plan Marshall, salvataje económico de Alemania indispensable por su sitio geoestratégico y otra vez cierto sacrificio de un pedazo de la torta económica para aflojar presión obrera. Keynesianismo. Comienza a desmoronarse el sistema colonial en el “Tercer Mundo” y EEUU se aferra al expolio de su “patio trasero”, que en muchos casos transita carriles reformistas, con dirigencia burguesa nacional que poco podía durar, pero ninguno salió por derecha. Incluso USA salió con new deal (nuevo trato) de Franklin Roossevelt. Ningún malla oro se escapó ni tiró en el pelotón. Las masas rebalsaron al capital, lo trajeron rezagado.
China era otro eslabón débil en la cadena imperialista. ¿Cuáles serán los próximos? De una hipótesis para responder esta pregunta, surge el título “La última gran guerra”. Fracasado en la guerra biológica, ¿qué le queda a Estados Unidos?” (publicado en tres medios, La Onda, Resistencia, La Piedra en el charco, el 10 de abril, https://joseloolascuaga.blogspot.com/2020/04/la-ultima-gran-guerra.html).
Y el 8 de febrero de 2019 publicaba, “Cuando se estableció la disuasión nuclear empezó algo más que la guerra fría, empezó un cambio de eje geopolítico que demoró bien poco en demostrar sus consecuencias porque la historia se acelera exponencial desde que el antiimperialismo destraba las fuerzas productivas de la humanidad.
Antes de la disuasión nuclear, los adelantos de las armadas en particular y de la guerra ofensiva en general -más veloces por mayor rentabilidad que los terrestres y defensivos-, propiciaron durante trescientos años, el dominio geopolítico desde las periferias de la isla global territorial. Definida por Mackinder, el padre de la geopolítica, esta isla global sería hoy un imaginario continental desde Vladivostock hasta Ciudad del Cabo.
Con la bomba atómica poniendo un techo al desarrollo ofensivo (napalm, agente naranja, fósforo blanco,, todo lo que USA trajo a Vietnam y algunos horrores más que trajo dentro de la guerra convencional a Panamá, a Serbia, a Afganistán, a Irak con uranio enmpobrecido y a Libia, entre muchas otras agresiones) mientras la guerra defensiva se desarrollaba sin límites (túneles Ho Chi Ming, trenes «blindados» bala, sobre todo chinos), haciendo que lo que antes era desembarco de marines, ocupación militar, gobierno y control total de tipo colonial primero y luego imperial, ahora fuese derrota militar, estancamiento de la ofensiva (a partir de Corea), golpe a lo que puede y no a lo que quiere, resignando además el control, entregándolo (como en Irak a Irán) o convirtiendo al país invadido en tierra de nadie y Estado fallido (Libia) o empantanamiento eterno de tropas.
Muchas veces USA golpeó principalmente para mostrar que todavía puede golpear a alguien, por eso siempre terminaron más dañados sus aliados que sus oponentes (Saddan -a quien hicieron pelearse con Irán para luego invadirlo a él, no a Irán que iba a resistir a muerte-, Noriega -ex agente de la CITA incapaz de boletearse, los hijos de Gadafi que se arrodillaban ante «occidente» y todos los países que por no enfrentar al imperialismo fueron carneados como corderos y están en la parrilla del FMI, el BM, de los fondos buitres y necesitados de verdadera ayuda humanitaria que jamás les llega).
En fin… la historia es dialéctica. Si Argentina le gana a Macri en octubre es probable que la parte de América que termine más aislada sea la del norte del muro de Clinton-Bush-Obama-Trump (en orden de sus sucesivos constructores), especialmente Canadá, tan gendarme de USA que se ha puesto.
Y de Europa ya Inglaterra es la más periférica
Sus prontuarios van a dificultar que alguien quiera ayudarlos “humanitariamente” como ellos ayudaron a la Europa de posguerra porque era fronteriza con el «comunismo». No hay motivos geopolíticos como sí tiene China con Israel, por ejemplo, que está en medio de la ruta de la seda, por lo que China está ayudándola a intentar desalinizar Mediterráneo. El plan Marshal sí fue ayuda, aunque defensiva, no humanitaria, como lo fue el «estado de bienestar» como respuesta producto genuino de la revolución rusa. Marshal fueron millones de millones de dólares actuales, condonó deudas por otros cientos de miles, abatió aranceles que hoy Trump quiere corregir, pero….
…por otra parte, al volverse eslabones débiles de su propia cadena, si Berrnie Sanders en EEUU y Jeremy Corbyn en RU, lo piensan con ciencia revolucionaria, es posible que Fukuyama no haya estado tan errado, después de todo, acerca del fin de las ideologías”.
Gerardo Bleier ha escrito, alarmado en estos días por el ascenso del fascismo en USA, constatando el aislamiento al que Trump llevó al Estado nación principal gendarme del imperialismo. Es verdad, pero también lo es que USA no apoya al fascismo desde que lo hace abiertamente a los partidos neofascistas europeos, sino desde que ha sido el sostén principal de todo lo más terrorista del capital financiero imperialista en el mundo, desde el Gran Garrote y la Doctrina Monroe en adelante y su aislamiento es destino geopolítico, si no acepta los males menores del multilateralismo. Hoy el pueblo en las calles está rechazando el «supremacismo» de Trump y el «excepcionalismo» de Obama. Este doble rechazo sería el camino a reinsertarse en el mundo de la economía real. Tiene un costo, pero el pueblo ha comprobando que el aislacionismo neofascita de Trump le cuesta más caro. Seguramente los dinosaurios republicanos perderán en las grandes ciudades en noviembre y el bastión del centro agrícola también lo pierden, porque ayer China anunció que cancela la mitad de las compras agrícolas a EEUU. China habría decidido así acogotar a Trump. Supongo que porque Donald le tiene las bolas al plato con que no le avisó de la pandemia, cuando hasta Bill Gates se lo avisó.
Por cierto, A lo largo de la historia han caído imperios más grandes, haciendo todo el ruido que pudieron, pero no tenían la bomba atómica. ¿Cómo atarle las manos a este imperio?
El pueblo norteamericano se lo está preguntando con nosotros.
Por José Luis González Olascuaga
Periodista y escritor uruguayo
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