Desterrando al futuro

Tiempo de lectura: 5 minutos

Juan Pueblo hace un tiempo empezó
a decaer y a perder su alegría.

Será la pandemia,
será el encierro,
será la economía y sus mañas,
será la inseguridad,
será la falta de educación,
será la falta de cultura,
será sus deudas millonarias,
será el precio del alquiler,
será ahora también la nafta o la soledad.

¿Serán cuántas cosas más sobre estadísticas y gráficas?.

Está partido en dos sobre la línea divisoria
tal vez por falta de atención y contención.

¡El acuerdo y el humanismo es el by-pass al oxígeno y al corazón!.

Dicen que en un brazo tiene un tatuaje con parte de la solución
pero seguro que en el otro el dolor y la desesperación.

Adelantó la nostalgia mientras miraba por su ventana
que ya no era la de su hogar sino el Instagram.

Ya no le conmovía ver a niños y niñas
caminando de la mano de su mamá.

Ya no le conmovía ver al árbol del frente crecer.

Le conmovían las fotos de las personas en pose
con muecas idealizadas de poder, belleza y felicidad
rodeado de espacios para revistas e ideologías de Photoshop.

Empezó a esbozar unos párrafos y líneas…

Cuando eras ayer soñabas
con autos voladores, naves espaciales y animales salvajes.
Cuando sos hoy pedís permiso para respirar.

Cuando eras ayer jugabas
a las escondidas con creatividad e inventiva.
Cuando sos hoy siempre un mensaje es más rápido
que la inventiva y cualquier creatividad.

Cuando eras ayer escuchabas un Elepé Original.
Cuando sos hoy escuchás una copia de ese LP.

Al original ya se lo discutía o sea a la copia mucho más.
Dicen que las copias nunca son iguales a las originales
son de peor calidad y desafinan.

Cuando eras ayer ni Julio ni María no te convencían.
Cuando sos hoy ni Julio ni María te siguen sin convencer.

Cuando eras ayer el color gris era gris y Marcelo la filosofía.
Cuando sos hoy al gris lo llaman multicolor y Marcelo sigue siendo tu profesor
ya que muchas veces sus hojas repasas y a la razón la domésticas.

Juan Pueblo cuando empezó a recordar reclutó un par de pastillas para aliviar la memoria pero
en la segunda se confundió abandonó sus líneas y empezó alucinar.

Aislado, con tapaboca y desvariando por la soledad se encontró en un exoplaneta llamado Future-2024b por lo tanto sin estrella solar propia con la cual dialogar y sin límites de propiedad. En el nuevo horizonte no había nuevas formas de vidas ni líneas rectas.

En la inmensidad del vacío estaban Juan Pueblo con sus 7 personajes que eran como 7 pecados capitales + 1 invitado + 7 sillas + 1 sacerdote + 1 motor para armar.

El ganador del premio le devolvería a Juan Pueblo el bienestar y la alegría.

El sacerdote por lo vacío del viaje como un pez limpia vidrio abandonado en órbita golpeaba las ventanas herméticas de un satélite porque no lo querían dejar bajar hasta que cuente y pida perdón infinitamente y unas cuantas veces más.

Juan Pueblo liberado empezó a jugar con un palo haciendo sonar una cacerola que marcaba los tiempos, gritaba o cantaba según la circunstancia como un malambo.

«Giraaban a la izquierda,
giraaban a la derecha,
volvían y giraaabaan,

Giraaban a la izquierda,
giraaban a la derecha,
la tribuna cada vez más
se exaltaaaba,

lárara láalala, lárara láalala,
lárara láalala, laralaralaaara».

Así sucesivamente se alentaba y se respondía así mismo como un loop de la melodía «7 elefantes se columpiaban sobre la tela de una araña como veían que resistían fueron a llamar a otro camarada». De tal manera cayó de invitado Ninimann, el juego se hizo más sucio.

Entre malambos y malambos con tropezones y algunas zancadillas enseguida a Luisito lo enviaron a arreglar el motor de la nave que dejó mal estacionada y averiada.

Julio y Luis querían conservar la silla como las reliquias o los rulos de la abuela. Jorgito quería hacer algo entretenido pero sin darse cuenta se quedó con un par de patas en la mano y la silla ya no servía. Por tal motivo apareció el Obrero Destacado la silla la recuperó y la mejoró. La tribuna enaltecida empezó alentar, el populismo empezó a crecer y José se apoderó de la barra tal que la silla ya no importaba. Luego apareció el Obrero Destacado Retro preguntando por la silla pero la misma ya se rifaba.

El malambo continuaba y solo quedaba 1 silla con 2 personajes, entre estos dos se amagaban, se acomodaban y se acercaban. Mientras tanto Juan Pueblo con su mirada entre ellos 2 y en los empinados cráteres a lo lejos algo lo incomodaba. El tiempo final del juego llegaba a sus límites, José se agotó y Ninimann con la silla se quedó y ganó.

El bienestar y la alegría no se devolvió.

La cacerola se convirtió en lata ya que no servía ni para chatarra.
Luisito saltaba para colgarse del satélite y tomarse una selfi.
El sacerdote siguió sin pedir perdón pero con cara de pez rezaba.
Las fotos empezaron a ser anónimas.
Niños y niñas solo miraban para abajo.
El árbol no quería crecer.
Las ventanas se cerraban.

Ayer y hoy eran solo pasado.

Juan Pueblo recuperó la lucidez pero indignado consigo mismo corrió hasta aquello que lo incomodaba. A medida que se acercaba una figura tomaba forma de humano.

Juan Pueblo: ¿Oscar Ribeiro?

Oscar Ribeiro: Sí. Mejor dicho soy Oscar Niemeyer aquí creo que tengo aproximado 116 años. ¿Usted qué hace por aquí?.

Juan Pueblo: Estoy perdido por culpa de los malambos. Ahora dígame usted qué hace aquí.

Oscar Niemeyer: No sé qué hago aquí pero me hace bien porque no hay líneas rectas, no hay ángulos de 90, todo se integra con todo. ¿Sabés por qué?.

Juan Pueblo: No, sigo mareado por los malambos.

Oscar Niemeyer: “Me gustaría dejar de hablar de arquitectura. Me gustaría hablar de literatura, mujeres y ciencia. Si me otorgaran un deseo, entonces que todos sean igualmente prósperos… La arquitectura no es importante, el mundo es importante, y tenemos que cambiarlo. Es un mundo de mierda”, sentenció, poco antes de morir. (*1)

 

Por Andrés Legnani

(*1) Respuesta del Arq. Oscar Niemeyer en una de sus últimas entrevistas que concedió.
Nació en la ciudad de Río de Janeiro el 19 de diciembre de 1907 y falleció el 5 de diciembre de 2012. Concluyó la educación secundaria a los 21 años. Comenzó a trabajar en el taller de tipografía, que es un arte con un proceso de creación en la composición e impresión de un texto físico o digital, de su padre y entró en la Escuela de Bellas Artes (Brasil), de donde se graduó como ingeniero arquitecto en 1934. En 1945, ya como un arquitecto de cierta reputación, se unió al Partido Comunista de Brasil (extracto biografía Wikipedia).

 

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