Pasadas las elecciones nacionales y departamentales el frenteamplismo vive un momento de confusión, que por cierto provoca comportamientos inusitados en su electorado y en el conjunto de la sociedad.
No se necesita tener un ojo muy afinado para darse cuenta que hay elementos contradictorios que generan gestualidades que no son comunes. Una de esas “sorpresas”, en el campo de los comportamientos socio-políticos, es la manifestación promovida desde las redes para reclamar que el ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, renuncie a esa secretaría por su manera de encarar las formas de llegar a la verdad y la justicia.
Otro ejemplo es la reciente manifestación de los enfermeros que no fue directamente contra las autoridades de Salud Pública, sino que ante todo fue severamente crítica con la cúpula sindical del sector. “Enfermeros marcharon en contra del sindicato”, tituló El País, recogiendo el malestar de ese gremio.
Si estas dos actitudes se generalizan y se vuelven práctica habitual de la lucha política y social, la izquierda y su mundo circundante corren el peligro de perder sus propias instituciones o si usted quiere perder la construcción histórica de herramientas que costaron sangre, sudor y lágrimas.
Solo el tiempo dirá si estos gestos se vuelven práctica común o no, pero si se generalizan pueden poner en peligro la unidad de la izquierda política y la unidad de la izquierda social. En este caso se estaría ante los primeros gestos de una posible construcción política similar a la del exitoso grupo Podemos de España y paralela a la de los partidos históricos de la izquierda.
Incluso podemos incorporar a este fenómeno a Edgardo Novick, quien sin pertenecer orgánicamente a una determinada corriente colorada logró, desde lo individual, perfilarse como la expresión de una nueva colectividad política vinculada al pensamiento filosófico de los dos viejos partidos tradicionales.
A esta situación se ha llegado lentamente. Tuvo como señal previa la crisis de los comités de base, cuyo debilitamiento fue influido por la crisis mundial de la izquierda a partir de la caída del socialismo real y por una nueva forma de sentir y de expresar la política de los grupos dirigentes de nuestro país.
Asimismo las redes frenteamplistas no tomaron el camino rupturista de Podemos – siguieron siendo del Frente Amplio-, pero no se integraron a la orgánica de la coalición de izquierda, a pesar de que se sienten con autoridad para exigir la renuncia de un Ministro, y nada menos que el de Defensa.
Estamos, entonces, ante nuevas señales que la dirigencia de la izquierda y del movimiento social, no ha sabido reflexionar sobre ella, quizás por creer que son conductas pasajeras. Por ahora el peligro no avivó al mamado.
Por Raúl Legnani
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