La revolución traicionada

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La revolución como epopeya de fuerte impronta libertaria pero también como emotiva construcción de talante intransferiblemente ético, es la fermental materia temática de “La sombra: la novela de Ansina”, el nuevo libro del conceptuoso escritor, periodista e investigador Jorge Chagas, publicado por Rumbo Editorial.

Esa ambiciosa obra confirma las intrínsecas cualidades de un narrador de prosa enjundiosa y superlativa sensibilidad, que ha derramado su creatividad en recordados títulos como “La soledad del general: la novela de Artigas” (2001), “Gloria y tomento: la novela de José Leandro Andrade” (2003) y “Agua roja” (2008).

1 ANSINA LA SOMBRA

También ha exhibido su agudeza de biógrafo e investigador en trabajos elaborados y editados en coautoría con Gustavo Trullen, como “José D`Elía: memorias de la esperanza” (tomo 1- 1996 y tomo 2- 1998), “El provocador: una biografía de Ruben Castillo” (2004), “Pacheco: la trama oculta del poder” (2005), “La Caja Obrera” (2010) y “Guillermo Chifflet: el combate de la pluma” (2011).

La labor literaria de Chagas, que a menudo ha pasado inadvertida o permanece invisibilizada por las siempre perversas reglas del mercado, trasunta la pasión de un creador de fuertes convicciones, quien, cuando es menester, no duda en demoler mitos largamente arraigados en el imaginario colectivo.

En buena medida, este libro –que se adentra en la azarosa y por cierto dramática peripecia existencial de Joaquín Lencinas o Ansina- es otra cara del espejo de “La soledad del general: la novela de Artigas”.

Construido como una suerte de íntimo soliloquio con formato narrativo, el discurso literario desestima el burdo sofisma que Ansina era sólo el negro que le cebaba el mate al Protector de los Pueblos Libres y lo acompañó hasta sus últimos días.

Este Ansina –que es, por supuesto, el real y no el de la historia groseramente manipulada por el discurso oficial conservador- es un valiente lancero y combatiente que se sumó a las huestes orientales para dar su vida por el ideario que otorgó encarnadura al proyecto revolucionario federalista promovido por el caudillo.

En ese contexto, el autor hurga en los orígenes de este personaje sin dudas emblemático, que era hijo de esclavos, fue esclavo liberto y también aguatero.
Proyectando su novela desde la dimensión de la memoria histórica, pero también desde la genética ancestral de la comunidad afroamericana brutalmente expoliada por el colonizador y el inmoral comercio esclavista, Chagas reconstruye al Ansina abanderado de la lucha por la libertad.

En ese intenso y por supuesto emotivo periplo retrospectivo, que tiene a Ansina como solitario protagonista luego de la muerte de Artigas en la desolada pobreza de su exilio, afloran intensos retratos históricos y humanos, que recuperan las épicas de la Batalla de las Piedras, el Éxodo y el Campamento de Purificación y, por supuesto, de la trágica derrota.

Obviamente, esa derrota no tuvo una connotación meramente militar sino también política, en tanto consumió, definitivamente, el sueño igualitario condensado en el Reglamento de Tierras que este año cumple ya dos siglos, bajo el elocuente santo y seña de que “los más infelices sean los más privilegiados”.

Más allá de su mera construcción narrativa siempre impregnada de apelaciones nostálgicas, este obra es una suerte de alegato, que denuncia, como corresponde, la abominable traición a la lucha y al ideario artiguista perpetrada por los unitarios, los estancieros y algunos personajes del entorno del propio caudillo argentino –oriental.

Tampoco faltan contundentes cuestionamientos a la religión católica, en tanto organización manipuladora de conciencias colectivas y fidelidades compulsivas, mediante la sumisión y el miedo al castigo.

“La sombra: la novela de Ansina” es una suerte de entrañable poética histórica, que conjuga y articula la memoria con las ideas, los símbolos, las creencias, la ética de compromiso y la irrefrenable pasión por la libertad.

Aunque este es un relato de vida –que evoca amores apasionados y dramáticas pérdidas irreparables- también es una novela política que por cierto nos interpela, en tanto pone en debate temas como la segregación, la violencia de talante autoritario, la inclusión y la integración social y cultural.

La reivindicación de la figura de Ansina, en su faceta de inclaudicable combatiente y privilegiado protagonista de una épica que tiene tanto de emocional cuanto de ideológico, convoca ciertamente a reflexionar sobre la necesidad de construir nuevas utopías que nos acerquen – de una buena vez- al anhelado sueño de la Patria Grande.

Por Hugo Acevedo
Periodista y crítico literario

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