Tras ser un país abanderado en la no proliferación nuclear, Finlandia se acaba de unir a la OTAN, que es inherentemente una alianza nuclear. Si la política finlandesa es, según ellos mismos, el paradigma del aburrimiento, ahora han pasado a un debate por ahora interno pero intenso sobre cuál será la tesitura nacional sobre el tema.
La política de no proliferación nuclear de Finlandia es fuerte y de larga data. En 1968, fue el primer país en firmar el Tratado de No proliferación Nuclear, y desde entonces evidenció una consecuente política de fuerte apoyo a la no proliferación nuclear y a los tratados convencionales de desarme.
En su solicitud de membresía a la OTAN presentada en mayo de 2022, Finlandia no la condicionó a ninguna exención y se comprometió plenamente con la alianza. Los otros dos miembros nórdicos de la OTAN, Noruega y Dinamarca, sí establecieron condiciones: no habrá bases de la OTAN o armas nucleares dentro de sus fronteras en tiempos de paz.
El 7 de noviembre, el presidente Sauli Niinistö subrayóla posición finesa: “Permítanme dejarlo claro: incluso si no imponemos ninguna restricción a nuestra membresía en la OTAN por adelantado, Finlandia no tiene intención alguna de traer armas nucleares a su territorio.Tampoco he visto ningún indicio de que alguien nos las esté ofreciendo”.
Al solicitar la membresía plena en la OTAN sin restricciones explícitas, Finlandia se permite la oportunidad de trazar sus propias decisiones sobre armas nucleares. Pero hay una advertencia: según la actual legislación nacional de Finlandia, las armas nucleares son ilegales.
Y sin embargo, la nueva realidad de seguridad de Finlandia incluye el tema nuclear. No ha sido suficientemente debatido por la opinión pública finesa, en parte, por el interés tanto de Finlandia como de la OTAN de lograr una adhesión rápida y sin complicaciones. Esto, en usufructo de la tradición de no debatir políticas de seguridad estratégica nacional en foros públicos debido a la gran confianza de los finlandeses en sus autoridades nacionales.
Sin embargo, es propósito declarado del nuevo gobierno de centro derecha que “se produzca un debate nacional saludable para mejorar la comprensión de las políticas de armas nucleares entre la población finlandesa y su impacto potencial en la seguridad de Finlandia”.
El ministro de Defensa finlandés tiene ahora un asiento en el Grupo de Planificación Nuclear de la OTAN, el organismo que discute la doctrina nuclear de la alianza y establece políticas al respecto. Lo que hará el ministro finlandés en ese puesto y qué papel asumirá en esta alianza es un tema que aún no se ha discutido ni divulgado públicamente, y que requerirá una evaluación holística, política y militar por parte del liderazgo político del país. Tener un asiento en el Grupo de Planificación Nuclear también le dará al gobierno y al ejército de Finlandia acceso a información operativa previamente inalcanzable sobre el brazo nuclear de la alianza.
Hoy se plantea en el país que es importante discutir la política revisada de armas nucleares de Finlandia para no poner en peligro la ética del apoyo continuo y de larga data a los esfuerzos de desarme y no proliferación. Por un principio democrático, el debate también debe reflejar la voluntad de la gente de participar en los ejercicios, actividades o planificación de armas nucleares de la OTAN.
En el espíritu de la tradición de la política de seguridad finlandesa, se entiende que los políticos nacionales deben esforzarse por encontrar un consenso que resista la prueba del tiempo y los posibles cambios políticos futuros. De acuerdo a la expderiencia finesa, un debate doméstico público disminuye el riesgo de una reacción política contra la pertenencia a la OTAN y aumenta la resiliencia de la población finlandesa a largo plazo.
El punto de partida para establecer una política de armas nucleares de Finlandia como miembro de la OTAN, es que debe servir tanto a los intereses nacionales como internacionales del pueblo finlandés. Finlandia tiene, como se señaló, un historial de una fuerte política de no proliferación nuclear. Pero este dogmatismo ha vacilado en los últimos años, incluso antes de que Rusia invadiera Ucrania.
En julio de 2017, cuando 122 países firmaron el Tratado de las Naciones Unidas sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPNW, también conocido como el tratado de prohibición), Finlandia optó por abstenerse de apoyar el tratado, como resultado de cambios en sus prioridades de seguridad nacional. Por ese tiempo, se creía en Helsinki que una votación para prohibir las armas nucleares no conduciría al resultado deseado, dada la oposición de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU –que tienen armas nucleares– a votar por el tratado, lo que en última instancia lo diluiría. Se teorizó en ese momento que Finlandia se abstuvo de votar para no poner en peligro sus perspectivas de unirse a la OTAN. De modo que la integración a la OTAN de Finlandia que acaba de concretarse, estaba desde hace años, más de un lustro al menos, en los objetivos políticos del país.
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