/ “La democracia en EE UU está bajo una amenaza impulsada cada vez más por la tecnología y quienes la desarrollan”, afirma Katie Drummond, filósofa que dirige desde hace tres años la revista Wired, y que catapultó su demanda al incluír política en su cobertura.
Wired es una revista líder en tecnología y pasó a serlo también en su relación con el poder, la cultura y el futuro.

Lo primero que hizo al incorporarme a Wired como directora global, en agosto 2023, fue contratar a un editor y a tres periodistas para crear un equipo de noticias.»Porque no solo había unas elecciones presidenciales en 2024 que determinarían el futuro de Estados Unidos, sino que también se celebraban otras elecciones presidenciales importantes en otras partes del mundo, le dijo a la periodista Ana Vidal Egea. Era un gran año de actividad política que había que cubrir, porque hoy día la tecnología es muy difícil de desvincular del poder. Están íntimamente conectados y hay muchos ejemplos que lo muestran, desde cómo la inteligencia artificial generativa influye a los votantes y su acceso a la información hasta el posible hacking en los procesos electorales, pasando por cómo influye en dónde ponen la atención y el dinero los ricos de Silicon Valley como Elon Musk y Jeff Bezos. Wired es una revista que cubre lo que va a pasar, el futuro de la tecnología, así que era necesario empezar a cubrir la política de forma consistente y seria».
A su criterio, tecnología y poder están hoy íntimamente relacionados. «Y hay muchos ejemplos que lo muestran, desde cómo la inteligencia artificial generativa influye a los votantes y su acceso a la información hasta el posible hacking en los procesos electorales, pasando por cómo influye en dónde ponen la atención y el dinero los ricos de Silicon Valley como Elon Musk y Jeff Bezos. Wired es una revista que cubre lo que va a pasar, el futuro de la tecnología, así que era necesario empezar a cubrir la política de forma consistente y seria».
Su objetivo, que reconoce ambicioso, es que Wired sea la publicación de referencia «para este momento histórico tan importante que estamos viviendo, en el que la democracia en EE UU está bajo amenaza, y esa amenaza está siendo impulsada cada vez más por la tecnología y por quienes la desarrollan. A medida que la inteligencia artificial transforma todos los ámbitos en los que vivimos y trabajamos, creo que Wired está en una posición única para convertirse en el medio más influyente del mundo».
Es ambiciosa pero también está preocupada. «Me preocupa la salud de la democracia estadounidense. Podemos ver, día a día, una rápida erosión de la democracia, de las buenas prácticas y de las normas democráticas, facilitada por la Administración de Trump, que es la mayor responsable pero no la única. Hay personas increíblemente ricas que estaban en primera fila durante la investidura, junto al presidente. Es difícil no considerarlas parte de lo que está ocurriendo. Hay una oligarquía en EE UU beneficiándose de un gobierno autoritario».
Su estilo de periodismo no es el de los medios que cubren habitualmente la información política. «Entramos por las ventanas, por la puerta lateral. Adoptamos un enfoque menos convencional porque no somos un medio tradicional y no nos regimos por las mismas normas del periodismo político, lo que nos permite mirar en otras partes y de otra forma. Mientras los otros medios seguían observando lo de siempre, nosotros buscábamos en otra parte. Además, gran parte de lo que estaba haciendo Elon Musk en el DOGE tenía que ver con cómo funcionan los sistemas y cómo se mueve la información entre distintas agencias y nosotros, al tener una comprensión muy profunda de la tecnología, de los sistemas y de cómo funcionan las cosas, somos capaces de explicárselo bien a los lectores».
En esencia, su planteo es volver a las fuentes básicas del periodismo. «Los editores han pasado años persiguiendo el algoritmo de Facebook o el posicionamiento en Google, buscando maneras de vender su periodismo. Y ahora que la capacidad de esas plataformas para llevar audiencia a los medios prácticamente ha desaparecido, dependemos únicamente de la excelencia de los periodistas contando sus historias. Esta es una oportunidad para recuperar una relación directa con nuestras audiencias sin que esté mediada por Facebook o Google.»
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