No. La guerra de Ucrania no muestra señales de terminar pronto. Y, como dice Stephen Kotkin, Ucrania se está quedando trágicamente sin hombres jóvenes en edad de luchar; mientras tanto, Putin no duda en arrojar innumerables cadáveres rusos a la picadora de carne de la guerra. Hay más: en la descripción que hace, Occidente parece estar en una encerrona política producto de que su apoyo a Ucrania no tiene fin a la vista, la propia guerra no tiene salida a la vista porque Kiev no quiere negociar y Rusia tampoco, el pueblo estadounidense no está aceptando la explicación por la cual se apoya pero no se entra en combate, la perspectiva electoral de un triunfo de Donald Trump (que el entrevistado ni nombra, pero la posibilidad gravita en su análisis) revertiría todo el apoyo, y hoy es francamente posible que la Rusia de Putin salga de esta situación con algo parecido a un triunfo.
Stephen Kotkin muestra su pesimismo por primera vez en los 9 años que lleva esta guerra. Historiador, académico de fuste en asuntos internacionales en media docena de universidades e instituciones prestigiosas de Occidente, lo hace en una entrevista en The New Yorker Radio Hour que le hace el editor de ese semanario, David Remnik.
En algún momento no definido de este año, se produjo un cambio fundamental en la estrategia con la que Occidente apoya a Ucrania: se decidió relegar el debilitamiento de Putin como objetivo político y favorecer que Moscú lo sustituya, por un enfrentamiento con el régimen. Este reenfoque político tiene fundamentos estratégicos fundados y razonables, pero también aporta debilidades tácticas en las que se basa el pesimismo de Kotkin.
El académico desarrolla su razonamiento. Como se sabe, todas las guerras que comienzan como guerras de maniobra se convierten en guerras de desgaste al durar más allá de tres a seis meses. Y las guerras de desgaste continúan mientras ambos bandos tengan la capacidad y la voluntad de luchar. Kotkin sigue aferrado a su valoración inicial: “ Para Rusia, la voluntad de luchar depende de un solo hombre”, pero el objetivo estratégico de Occidente dejó de ser el debilitar la posición de Putin. “Al relegar esta posibilidad, nos quedamos sin presionar la voluntad de luchar. Y si no atacamos la capacidad de Rusia para luchar ni su voluntad de luchar, entonces pueden seguir y seguir”.
El no alentar el derrocamiento de Vladimir Putin como único objetivo es, por parte de Occidente, coherente con la historia rusa. El poder soviético primero y ruso después no se asienta fundamentalmente en el respaldo de las fuerzas armadas, sino en el de los servicios de inteligencia. Su historia se remonta al golpe de Estado bolchevique de 1917 y la creación de la Cheka, el servicio de inteligencia bolchevique, a cargo del ruso-polaco Feliks Dzerzhinski, “el Félix de Hierro”. Inicialmente tenía un cuerpo de 40 hombres; para el fin de la guerra civil contra los rusos blancos, en febrero de 1922, era de 200.000. Un cuerpo armado al servicio directo de los intereses del poder.
La Checa cambió varias veces de nombre (entre varios, NKVD, KGB y el actual FSB), pero Putin tiene, como muchos entre ellos, orgullo en llamarse a sí mismo “chequista”. El penúltimo director de FSB fue el propio Putin, quien designó a su sucesor al asumir su actual cargo. No es la primera vez que la relación entre el poder político sobre el Estado y el servicio de inteligencia se exhibe en forma tan directa. Yuri Andrópov dirigió la KGB, del 18 de mayo de 1967 al 26 de mayo de 1982, y luego fue secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) desde noviembre 1982 hasta su fallecimiento, 15 meses después.
La historia rusa muestra la continuidad del concepto inicial de la ideología del poder por sobre todo lo demás. La enorme estatua de Dzerzhinski (de 11 toneladas), emplazada en 1958 en la plaza Lubianka, frente al edificio de la KGB, fue removida ante protestas populares cuando el intento de golpe de Estado contra Mijaíl Gorbachov en 1991. Pero esta década ya se planteó la discusión pública sobre si reponer la estatua o hacerle una a Alexandr Nevski, príncipe medieval y héroe de las guerras contra teutónicos y suecos. La opción elegida es elocuente. Se resolvió hacer una estatua de bronce de Dzerzhinski, más pequeña que la anterior, que fue instalada este setiembre en la sede del Servicio de Inteligencia Exterior ruso en Moscú.
Así, Putin da señales de reforzar su poder con una estatua nada menos que de Dzerzhinski, a poco de la rebelión interna que superó con maniobras cortesanas. La guerra en Ucrania continúa sin mayores avances ni retrocesos, está entrando a las dificultades operativas del invierno y Kotkin decide explicitar su pesimismo.
“Ucrania está luchando. Están luchando y muriendo. El coraje y el ingenio siguen ahí. Ucrania ha hecho algunas cosas que son simplemente impresionantes. Han logrado neutralizar la flota rusa del Mar Negro sin tener una armada propia. El ingenio continúa. Pero se están quedando sin jóvenes de entre dieciocho y treinta años. La edad media de los soldados ucranianos que se entrenan en Europa en las bases de Alemania o el Reino Unido es de treinta y cinco años o más. Se están quedando sin municiones. Se están quedando sin misiles antiaéreos. Entonces estoy preocupado. Estoy muy preocupado por las enormes bajas y el enorme tamaño de la población de Rusia en comparación con la de Ucrania.”
Kotkin insiste en su definición inicial. “Apoyo firmemente la política de amenaza de cambiar a Putin y los cambios de régimen en ese entorno. Es la palanca más importante de la que hay que tirar para ejercer presión sobre Putin, quien valora su propio régimen personal por encima de todo. Mientras Putin sienta que su régimen está a salvo, seguirá destruyendo Ucrania y arrojando a su propio pueblo a la muerte.”
“Pero reconozco el argumento de que la escalada es un peligro que podría surgir de una política así. Creo que éste es un debate público digno: ¿la amenaza de un cambio de régimen llevaría a Putin a intensificar el conflicto? Evitar una guerra más amplia ha sido un logro de la Administración Biden. Es difícil obtener crédito por algo que no sucede, pero la Administración merece crédito. Dicho esto, sigo apoyando la presión sobre el régimen de Putin. Deberíamos buscar desertores entre los nacionalistas, los militares y el personal de seguridad que apelan a la base de Putin. Sacar de Rusia a esas personas que están dispuestas a declarar públicamente que la guerra fue un error, que está perjudicando a Rusia y que Ucrania es un país y un pueblo separados. Llévalos a las capitales europeas, a la televisión o a YouTube. Cuantos más, mejor.”
Probablemente el peor ejemplo de cambio de régimen inducido por Estados Unidos fue el golpe que derrocó a Patrice Lumumba, en el Congo, y que finalmente lo reemplazó por Joseph Mobutu, lo que llevó a décadas de desgobierno y agonía, señala Kotkin. “Pero no todos los cambios de régimen son iguales, matiza el académico. El que derrocó a Lumumba implicó invadir para imponer la democracia cuando no se sabe nada de un país, o derrocar violentamente a un líder elegido libremente (después de haber pedido ayuda a la ONU sin obtener respuesta, y luego, por desesperación, haber apelado a Moscú, como en el caso de Lumumba) No es algo que yo apoyo. Lo que defiendo es amenazar con un cambio de régimen contra Putin, quien dirige un estado mafioso y lanzó una guerra criminal contra Ucrania, con el objetivo de detener la guerra.”
“Putin elegirá preservar su régimen antes que la guerra si llega a la conclusión de que la supervivencia de su régimen está amenazada. Y otros en Rusia podrían dar un paso adelante para tomar la decisión por él. De hecho, algo de esto ya está sucediendo. William Burns, jefe de la CIA, ha admitido públicamente que Estados Unidos y sus aliados están reclutando con éxito a desertores rusos. Richard Moore, jefe del MI6 británico, pronunció recientemente un discurso en Praga para alentar más deserciones en Rusia. Deberíamos dar el siguiente paso: hacer públicas las deserciones y utilizarlas para socavar la estabilidad del régimen. Necesitamos hombres uniformados y nacionalistas rusos que apelen a la base de Putin, pero que reconozcan que la guerra contra Ucrania está perjudicando a Rusia. Y que digan la verdad sobre la guerra, en ruso.”
“La amenaza de un cambio de régimen en Rusia (forzar a Putin a un armisticio para preservar su régimen, o alentar a otros a hacerlo) es una de las formas de encaminar a Ucrania hacia la paz. Podría parecer una mala idea, según ejemplos históricos. No sería fácil; eso es seguro. Pero ¿Cuál es la alternativa superior y realista? ¿Más tanques, que tienen una utilidad limitada en el campo de batalla porque carecen de cobertura aérea, mientras que incluso los F-16 tendrían un efecto limitado porque Rusia tiene baterías antiaéreas S-300 y S-400 que saturan el espacio aéreo y un gran inventario de misiles? ¿Vamos a bombardear territorio ruso, donde se encuentran muchas de esas baterías? ¿Vamos a bombardear fábricas ubicadas en Rusia que producen baterías de repuesto, misiles y otras armas? ¿Vamos a bloquear toda Eurasia, desde Turquía hasta los Emiratos Árabes Unidos, Kazajstán y Corea del Norte? Y esto, por no hablar de China, y la necesidad de evitar que se rompan fácilmente las sanciones.”
El otro tema, al que Kotkin sólo alude, es el del agotamiento del apoyo occidental que mantiene a Ucrania en combate. “Estados Unidos ha estado enviando doscientos millones de dólares diarios a Ucrania desde que comenzó esta guerra. Estoy a favor de ese apoyo, pero eso no es algo que los países hagan para siempre. ¿Cómo se llega a una paz en la que Rusia no vuelva a hacer esto? Toda guerra termina con una negociación; incluso la rendición incondicional produce una forma de negociación. Necesitamos un proceso para lograr la paz, no sólo una evaluación de la contraofensiva día a día. Y, lamentablemente, no hemos tenido eso, porque hay una divergencia entre la visión de la guerra en Washington y la visión de la guerra en Kiev, que exige recuperar todo su territorio, incluyendo el que le tomaron en 2014.”
“El debate sobre la escalada se ha centrado únicamente en lo que podría suceder, o no, si enviamos más armas. La mayoría de los analistas han descartado por completo la posibilidad de una escalada: nos negamos a enviar tanques por temor a una escalada, luego los enviamos y no hay escalada. Lo mismo ocurre con los aviones. Pero, por supuesto, hacer las cosas gradualmente ayuda a comprender si habrá una escalada o no. En cualquier caso, el envío de tanques no ha sido decisivo, y los aviones se enfrentan al reto de las baterías antiaéreas rusas (S-300 y S-400). Los F-16 casi nunca han volado contra baterías antiaéreas en su historia. Los tanques son mucho menos efectivos sin cobertura aérea. Los aviones no pueden volar contra un fuego antiaéreo de saturación y no estamos atacando las baterías antiaéreas de Rusia, muchas de las cuales se encuentran en suelo ruso.”
Y hay un aspecto de la fortaleza rusa fuera del alcance militar ucraniano, y que Occidente necesita mantener fuera de su alcance político, pues llevaría a obligar a la participación de la OTAN en los combates. Habría que bombardear las fábricas rusas y acabar con su producción de municiones.
“¿Cómo se gana entonces la paz? ¿Cómo se empieza a reconstruir Ucrania? ¿Cómo se puede llegar a una Ucrania que sea capaz de unirse a la Unión Europea durante un período de tiempo y transformar sus instituciones internas como resultado del proceso de adhesión a la UE? ¿De dónde sacas la garantía de seguridad? ¿De dónde se obtienen los costosos armamentos que se pueden utilizar como disuasión?”. Y a eso se agregan las condiciones para entrar bajo el paraguas de la UE, que incluyen la desaparición de la corrupción en la sociedad ucraniana.
“Hasta que un proceso de adhesión a la UE transforme las instituciones internas ucranianas, tendremos la Ucrania que tenemos. Valientes, ingeniosos… su tremenda resistencia simplemente me deja boquiabierto. Pero, desde el punto de vista institucional, no es una historia feliz. Hay deficiencias en las instituciones ucranianas. Tenemos que utilizar la palabra “corrupción” para hablar de Ucrania. Si tienes dieciocho o diecinueve años y tus padres tienen dinero (si tienen el equivalente estadounidense de ocho o diez mil dólares para gastar), puedes comprar al jefe de reclutamiento militar de tu localidad y evitar ir a la guerra. Y eso ha estado sucediendo. Es un gran negocio. Ante eso, Zelensky despidió a todos los jefes de sus oficinas de reclutamiento militar: está haciendo lo que puede. Está tratando de decir que nos tomamos en serio la corrupción, que seremos responsables del dinero y las armas que envíen. Vamos a librar esta batalla contra la corrupción, no vamos a hacer la vista gorda ante ella, aunque estemos bajo ataque. Está demostrando que habla en serio. Está tratando de enviar un mensaje a los demás que van a reemplazar a esos líderes militares y les dice: No hagan lo que ellos hicieron. ¿Detiene la corrupción a largo plazo? No sé. No sé si podrá evitarlo en el transcurso de una guerra más larga.”
“Pero el desafío está en la idea de que el orden internacional está en juego. En la retórica de Estados Unidos, nada podría ser más grande que esto, ¿verdad? Se trata de disuadir a los poderes autoritarios, o lo harán de nuevo. Se trata de asegurar el orden basado en reglas. No hay nada más grande que esto. Pero, al mismo tiempo, no podemos enviar tropas estadounidenses a Ucrania.”
“Esas dos afirmaciones no pueden ser ciertas al mismo tiempo. No se puede decir que todo está en juego –orden mundial, paz y prosperidad– sin considerar que la amenaza es lo suficientemente importante como para justificar el despliegue de tropas estadounidenses sobre el terreno en Ucrania. Y, sin embargo, ésta es nuestra estrategia. Y es por eso que los estadounidenses no entienden nuestra estrategia. Por eso nuestras figuras políticas no pueden explicar nuestra estrategia. Y es por eso que no está funcionando tan bien como algunas personas predijeron.”
“Por supuesto, en Kiev tienen una visión diferente al respecto. Para ellos, esta guerra tiene que ver con su existencia, su soberanía, su independencia como nación. Los rusos están matando a su pueblo, destruyendo su infraestructura, violando a sus mujeres y niñas, destruyendo o robando sus artefactos culturales para eliminar la evidencia de que Ucrania es una cultura y una nación separadas. Entonces, para los ucranianos, la idea de negociar, la idea de ceder territorio para un armisticio, la idea de permitir que Putin se salga con la suya sin comparecer ante un tribunal penal militar o internacional, sin pagar reparaciones, es una maldición. No es sólo que los rusos estén cometiendo atrocidades; toda esta guerra es una atrocidad.”
“De modo que los ucranianos tienen una visión maximalista de lo que significa la paz. Se trata de justicia, reparaciones, tribunales para crímenes de guerra. Se trata de cosas que no pueden imponer porque no pueden tomar Moscú. Su perspectiva está completamente justificada desde un punto de vista moral. Pero tienes que vivir en el mundo en el que vives, por lo que esta divergencia entre nuestra visión de la guerra y su visión de la guerra queda cubierta por nuestra retórica, que dice que también es existencial. Si el destino del mundo está en juego, hay que estar a favor de las tropas estadounidenses sobre el terreno, pero no estoy a favor de eso sino a favor de alinear la retórica con los compromisos. De lo contrario, el pueblo estadounidense estará confundido y no entendemos la estrategia. No puedes apoyar esto a largo plazo si la gente piensa que no estás diciendo la verdad o que no estás siendo sincero con ellos. Nuestros compromisos no coinciden con nuestra retórica.”
Kotkin define lo que hoy Occidente necesita, y no es lo que enuncia el gobierno de Kiev. “Necesitamos de un armisticio. Necesitamos una zona desmilitarizada. Necesitamos que cesen los combates. Necesitamos que no mueran los ucranianos de entre dieciocho y treinta años. Necesitamos que los niños ucranianos que van a la escuela en Polonia, Alemania y otros lugares regresen a casa, vayan a la escuela en el idioma ucraniano y se conviertan en el futuro del país. Necesitamos invertir y reconstruir la economía. Necesitamos que Ucrania inicie el proceso de adhesión a la UE. Necesitamos que tengan algún tipo de garantía de seguridad, que no sólo trate de disuadir a Rusia sino de permitir una sociedad exitosa en Ucrania.”
No es que haya oposición a que Ucrania recupere sus territorios. “Si puede, por supuesto. Pero si recuperamos Crimea, ¿Qué haremos con los rusos? Antes de la guerra había aproximadamente 2,3 millones de personas en Crimea, predominantemente de etnia rusa. Quinientas mil personas procedentes de Rusia se han trasladado a Crimea desde que comenzó la guerra. Los rusos que estaban en el extranjero han comprado apartamentos en Crimea desde 2014. Así que hay una gran población de rusos allí. ¿Qué vas a hacer, limpieza étnica? ¿Obligarlos a salir de Crimea por cientos de miles o más? ¿Cómo será eso cuando comience el proceso de adhesión a la UE?
“En 2015 propuse que si Ucrania no puede recuperar el territorio, o no está dispuesta a hacer lo necesario para recuperarlo, hacerlo podría no ser beneficioso debido al alto porcentaje de minorías étnicas rusas allí: ¿Qué tal si obligan a Putin a comprarlo? ¿Pagar por ello? Lo haces a plazos. Un plan de cinco, diez o veinticinco años. Al final, después de que Rusia pague el dinero (y si, durante ese período, se comporta de una manera que no amenace la soberanía ucraniana), lo reconoceríamos internacionalmente como territorio ruso. ¿Es ese un buen resultado?”
“Es mucho menos satisfactorio que recuperarlo y restituirlo como territorio ucraniano, como lo fue entre 1991 y 2014. Es insatisfactorio. Lo entiendo. Pero, si no puedes recuperarlo, si no pueden marchar sobre Moscú, si no pueden imponer la paz que es moralmente justa, si Occidente no pone tropas en el terreno para imponer esa paz a Rusia con ustedes como socios, y no puede pagar los costos que podrían ser necesarios para devolverlos al campo de batalla; si esas cosas son ciertas, ¿Qué hace entonces? No es algo que me haga feliz. Pero mi objetivo es una Ucrania que se esté reconstruyendo, que no esté siendo bombardeada ni destruida, y tomaré de esa Ucrania todo lo que pueda en este momento. Y si no hay acuerdo, no voy a reconocer legalmente la ocupación rusa. Los ucranianos quieren ser parte de Europa y están dispuestos a morir por ello. En mi opinión, eso es ganar la paz. Y aunque el territorio es parte de eso, el territorio es mucho menos decisivo” Pero hoy la situación es un statu quo. “La guerra tiene nueve años. La gente sigue preguntándome cómo va a terminar y yo digo: ¿Por qué crees que va a terminar?».
Un cambio en la situación que Kotkin teme es que Rusia lance una operación como la que lanzaron los vietnamitas en su guerra contra EEUU y el ejército de Vietnam del Sur a fin de enero de 1968: la Ofensiva del Tét –pues Tết Nguyên Dán es el año nuevo vietnamita. La ofensiva fue una clara derrota militar para Vietnam del Norte, pero tuvo efectos políticos trascendentales, por lo negativos que fueron, para Washington. El muy influyente Walter Cronkite, presentador de CBS News en ese momento, sale al aire y dice que esta guerra no se puede ganar. Y ese fue un momento bastante importante para Lyndon Johnson, el presidente demócrata en ejercicio, quien posteriormente decide que no se presentará a la reelección. Entonces, aunque la Ofensiva del Tét fue un fracaso en el campo de batalla para los norvietnamitas y el Vietcong, fue un triunfo político para ellos.
Si Rusia lanza una ofensiva de este calibre y extensión, va a tener una gran cantidad de bajas –que hoy ya demostró que no son para el Kremlin un tema decisivo– y su objetivo sería “ alterar el curso de las elecciones estadounidenses”. O sea, favorecer que gane Trump, el amigo de Putin.
Ante una ofensiva así, la esperable contraofensiva ucraniana podría funcionar. “Es demasiado pronto para evaluarlo”, porque en la base de la acción de Ucrania hay cuatro pilares, cuatro triunfos cuyo efecto siguen impregnando la situación, señala Kotkin. “Ucrania mantuvo su soberanía, Occidente resucitó y hoy es claro que existe como una familia de valores e instituciones compartidos, Rusia ha sido humillada, al tener que mostrar que no tiene la talla que se adjudicaba; Putin no es un genio y ni siquiera un estratega. Es un asesino y tiene problemas, pero no es un genio. La cuarta gran victoria es la pérdida de brillo de China. Beijing había llegado a la conclusión de que Estados Unidos iba a intentar contener a China y que iba a ser hostil. Pero Europa, que odia los conflictos y ama el comercio, todavía podría ser una amiga. Y así se abrió una brecha entre Estados Unidos y Europa, estos aliados cercanos, en la política hacia China. Pero al ponerse Xi Jinping del lado de Putin en esta guerra, ha destruido esa brecha. Europa ahora está más alineada con Estados Unidos en la política hacia China y entiende que hacer que su economía dependa de un régimen autoritario no es una buena idea.”
Kotkin no las especifica, pero habría acciones en marcha para evitar que Rusia pueda concretar el uso de esa estrategia vietnamita” No queremos estar en una situación en la que Kiev todavía pueda estar en riesgo y en la que la unidad y la determinación occidentales puedan verse socavadas por una ofensiva del Tet. Y, sin embargo, estos logros todavía están en juego, todavía en riesgo, porque estamos tratando de recuperar territorio en Ucrania, lo que puede o no ser relevante, en mi opinión, para lograr la paz. Esa es la gran historia.”
Y en medio de todo esto, la situación internacional –en cuyo marco hay que situar los próximos meses– necesita ser reevaluada, incluso con cambios en la política de EEUU. A su criterio, el intento de Putin de acercarse a China resultó en que ambos países sufrieron descrédito, aunque hoy reste evaluar el impacto de ese descrédito: “ ¿Ha sido una ventaja neta para ellos o una desventaja neta para ellos acercarse?”
“Hay países que no son parte de Occidente, pero que quieren la oportunidad que ofrece Occidente. Quieren acceso a la tecnología. Quieren acceso a nuestras universidades, donde puedan estudiar. Quieren todo el tipo de cosas, incluida la seguridad, que podamos ofrecerles. ¿Por qué sucedió que China se convirtió en sinónimo de oportunidad y Estados Unidos en sinónimo de guerra? Hacemos Irak, hacemos Afganistán, y China hace oportunidades. China construye infraestructura, construye puentes, construye su red telefónica. Se nos cayó la pelota. Tenemos que volver a valorar las oportunidades porque la sed de oportunidades es enorme. Es el sistema internacional que creamos (tras la II Guerra Mundial) el que hizo que Alemania y Japón, nuestros enemigos, volvieran a ser sociedades democráticas prósperas y exitosas. La conversación tiene que cambiar. Todos los demás están invitados a unirse a la paz y la prosperidad. Y para aquellos que se oponen a eso, necesitamos algo de disuasión. Su régimen podría caer si se comportan de manera desestabilizadora para el orden internacional.”
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