La posibilidad de un acuerdo entre los gobiernos de Uruguay y Estados Unidos para liberar presos en la base de Guantánamo, fue de un fuerte impacto en nuestro país pero también a nivel mundial.
Esta vez las ondas políticas no solo golpearon dentro de la tradicional división izquierda-derecha, sino que repercutió a la vez, dentro del un Frente Amplio sorprendido.
Soy testigo de ello porque conversé con orientales que siguen la política y encontré las visiones más contradictorias que uno de pueda imaginar.
En la izquierda hay, si cortamos en bruto el debate, la visión de que si se libera a los cubanos presos en Estados Unidos, hay que festejar en las calles. Otros me han dicho que “algo” debe de haber detrás de la jugada de Obama, que es el promotor del vaciamiento de Guantánamo y que Uruguay no tendría que darle una mano a los gringos.
Por su parte las fuerzas opositoras de nuestro país (centro-derecha) se están comportando como un cuento de gallegos. En uno de ellos se relata que un día le preguntaron a José donde quería que lo enterraran y dijo: “Si me muero en Barcelona quiero que me entierren en Madrid y si me muero en Madrid que me entierren en Barcelona”. Ante esa aparente contradicción, se le consultó por qué tenía esa postura y su respuesta fue inmediata: “Lo hago por joder”.La oposición tiene, como única estrategia, joder (que conste en actas).
Aquí lo que importa es que el presidente Obama quiere desmantelar la base de Guantánamo, que es un verdadero atentado contra los derechos humanos. Y para ello se comunicó con distintas países que le permitan evacuar ese infierno que arremete contra las mejores tradiciones democráticas de esa gran potencia, responsable de las mayores tragedias de la Humanidad, en el siglo pasado. Por lo menos…
Ante esta invitación José Mujica respondió positivamente, porque consideró que la defensa de la vida de los detenidos en Guantánamo es una causa de la vida, de la libertad y del respeto al ser humano.
Como buen oriental, que se educó en el pensamiento artiguista de “clemencia para los vencidos”, no hizo cuentas menores, sino que se paró ante el mundo diciendo que en este sur latinoamericano hay un fuerte apego a la defensa de los derechos humanos, por encima de la ideología que esgriman.
Quizás Mujica tuvo que avisar al sistema político sobre la propuesta de la Casa Blanca, pero a pesar de su reserva no se equivocó. Puso los principios a favor de la vida y la libertad por encima de todo y eso no solo lo prestigia personalmente, sino que eleva nuestra imagen como sociedad sana y republicana.
Si los posibles liberados de Guantánamo llegan a residir en nuestro territorio, tendrán que adaptarse a nuestras leyes y a nuestra sensibilidad para entender la democracia. Esto nos pasó a todos los que sufrimos el exilio y la adaptación a nuevas reglas. Sabiendo que tendrán todas las libertades que los uruguayos hemos construido, pero con una condición básica: no podrán, ni deberán participar de la lucha política interna.
En caso que se desmadren, deben saber que el error de uno solo será la falta de todos ellos. Y ello se paga.
Por Raúl Legnani
Urumex80@gmail-con
Maestro Periodista
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