El Dr. Lincoln Bizzozero habla de su libro “Uruguay Mercosur”

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Entrevista

Se encuentra en las librerías de Montevideo y de la Facultad de Ciencias Sociales un nuevo libro del Dr. Lincoln Bizzozero Revelez: Investigador del Programa de Política Internacional y Relaciones Internacionales -Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de la República y Profesor del Instituto Artigas de Servicio Exterior.

El Dr. Bizzozero en este trabajo expone el complejo proceso de las relaciones internacional de Uruguay y su política exterior que finalmente culmina en la formación del Mercosur, considerado el hecho más significativo de su política de inserción internacional. Lo que se puede leer a continuación es el diálogo que La ONDA digital mantuvo con el autor, para conocer mas sobre el contenido este libro.

– Profesor, estaba faltando un libro que trate el MERCOSUR desde su origen. 

– Si, exactamente.  Son los orígenes del MERCOSUR y los antecedentes de la creación del MERCOSUR, desde la perspectiva – sobre todo – de Brasil, Argentina y, por supuesto, Uruguay.  Está más bien enfocada desde la perspectiva de Uruguay, pero tomo toda la evolución de Argentina y Brasil porque – efectivamente – el eje argentino/brasileño fue uno de los factores fundamentales en la creación del MERCOSUR.  Todo el proceso de cooperación argentino-brasileño que se inició en el año 85/86 más bien.

 

– Pero Uruguay fue oportuno, ¿eh?  Inmediatamente se sumó

– Exactamente. Se sumó al proceso de cooperación argentino-brasileño, acompañó ese proceso de cooperación pero, en ese momento, no dio el paso con Argentina y Brasil de integrarse ni al PICAB  – que fue el Proceso de Integración y Cooperación Argentino Brasileño, ni después al Tratado de Integración y Cooperación Argentino Brasileño.  Pero sí, con el cambio de gobierno y con los cambios que se dieron en la región en el momento en que Argentina y Brasil plantean el mercado común para el año 1990, Uruguay ahí golpea el tablero con el gobierno de Lacalle – y Gross Espiell concretamente, que fue uno de los adalides – un poco para negociar no solamente el ingreso de Uruguay, sino negociar también en término de socios de la región.  Concretamente se plantea el caso de Paraguay, el caso de Bolivia y – sobre todo y también – el caso de Chile.

 

– ¿El libro aborda todo ese proceso hasta nuestros días?

– No, todo el proceso hasta la creación del MERCOSUR, nada más.  O sea, concretamente termina en el momento en que se ratifica el Tratado de Asunción.  Porque elabora y visualiza – sobre todo desde la perspectiva de Uruguay – todo el tema de la toma de decisiones, todo el tema de cómo se fueron dando las políticas exteriores en los distintos períodos de la transición democrática.  Incluso antes, es decir, todo el proceso de inserción de Uruguay en la región post segunda guerra mundial.  Es un cambio fundamental. Desde el punto de vista de la inserción de Uruguay en el mundo hay tres etapas fundamentales: una que se inicia post colonia – cuando Uruguay ya es independiente – otra que va hasta la segunda guerra mundial, es decir, donde Uruguay es un eje fundamental para el mercado europeo, todas las exportaciones  básicamente se dirigen hacia el mercado europeo y, sobre todo, para el Reino Unido.  Tanto Argentina como Uruguay saben que son un bastión fundamental en todo lo que significa materia alimentaria.  Una segunda etapa que comienza en la post segunda guerra mundial en donde Uruguay realmente comienza a perder el mercado europeo y, necesariamente, tiene que ver hacia dónde se dirige.  Y bueno, justamente ahí entra la región.  Y ahí hay varios embajadores y el Ministerio de Relaciones Exteriores – incluso hay algunos que todavía están vivos – que cerca de los años 60 visualizaron la posibilidad de generar salidas vía un proceso de integración a nivel de América Latina.

 

– ¿Es decir que el MERCOSUR es la consecuencia de todo ese período?

– Y sí, prácticamente el MERCOSUR es una de esas cosas.  No es sólo eso.  Para Uruguay es eso.  Y no es sólo eso porque el MERCOSUR es más.

 

– ¿Pero para Uruguay es la culminación de un proceso?

– De un proceso de acercamiento a la región y que se puede decir que ese proceso de acercamiento que va desde los años 60 – porque ahí estuvo la guerra de Corea y hay que entender todo eso también y que el estancamiento económico de Uruguay está visualizado desde los años 50.  Dicho por el Instituto de Economía en aquel famoso libro.  Pero, concretamente para Uruguay, es la culminación de todo ese proceso de acercamiento a la región y de inserción en la región del punto de vista económico/productivo y también en materia de exportaciones.  Por supuesto la región no fue todo pero – en el momento de crearse el MERCOSUR – Uruguay tenía prácticamente un 60% de exportaciones en la región, sobre todo en Brasil, Argentina y Paraguay.

 

– ¿Post creación?

– No, no.  Justamente en el momento de la creación, no como consecuencia.  El MERCOSUR dinamizó otras cosas, posibilitó otras cosas. En definitiva me estoy refiriendo a todo el tema de la reformulación de todo el escenario que necesariamente se tenga que hacer. Un puesto un poco a partir del Consenso de Washington y otra serie de factores. Entre otras cosas, la necesidad de reformular o reformar todo el modelo productivo, de lo que se llamaba la “inserción competitiva”, que quería decir – de alguna forma – reformular varias estructuras, instituciones, las empresas, etc. etc. Es decir, un cambio de mentalidad, perfecto, pero antes de eso, Uruguay ya dependía en buena medida de la región.

 

– ¿El balance es positivo?

– Sí, a mi entender, el balance del ingreso al MERCOSUR, en términos de evaluación global, me parece positivo. Porque el MERCOSUR posibilitó una serie de aprendizajes. Es cierto que el MERCOSUR no significó todo el potencial que podría significar, pero en materia de aprendizajes, en materia de ciertos resultados y de esa “inserción competitiva”, de no hacerla, de hacerla previamente en la región para mediar con el mundo, en ese sentido fue positivo.  El MERCOSUR – en pocos años – significó un cambio impresionante de escenario que nosotros no nos damos cuenta – entre otras cosas – por ejemplo, en materia de productos. El consumidor cotidiano que va al supermercado – en pocos años – vio enormes diferencias en cuanto a la presentación del producto, la calidad, los contenidos, el tema de los idiomas, además de la caracterización del producto y la posibilidad de saber que tenían fechas de vencimiento.  Es decir, una serie de cosas de las cuales – hasta fines de los 80 en Uruguay – uno iba al supermercado y no tenía noción de lo que estaba comprando.

 

– Usted al principio decía que – en ese proceso de formación del MERCOSUR – una impronta importante la llevaba Argentina y Brasil.  Hoy eso tiene características especiales, porque ese eje Brasil/Argentina está muy potenciado.  ¿Eso es positivo para el MERCOSUR? 

– No es un tema de positivo o negativo. Es un tema de realidades. Ahí hay que ser realistas y punto, nada más.  Lo que importa para los socios pequeños es cómo importan esas realidades y actuar en consecuencia. En definitiva, si nos ponemos desde el punto de vista del realismo, el socio pequeño lo que tiene que ver qué es lo que puede – en un sentido positivo – aprovechar o qué ventajas puede tener en el marco de los objetivos del Tratado. No actuar contra el Tratado o contra los objetivos del Tratado, por supuesto.  En el marco de los objetivos del Tratado, qué es lo que puede potenciar y qué es lo que puede hacer. Hay mucha – bueno no sé si mucha – pero hay literatura sobre eso, sobre los socios pequeños y su integración. Yo mismo he escrito varios artículos sobre el tema y creo que hay cuestiones en donde – realmente – el ser socio pequeño puede tener ciertos beneficios y que ahora – por ejemplo en el MERCOSUR – están siendo reconocidos (capaz que a forceps) los campos estructurales. Los campos estructurales claro que no son una panacea pero – de alguna forma – reconocen el tema del socio pequeño, las economías pequeñas. Entonces, es un reconocimiento. De alguna forma tiene ciertas ventajas. En materia de aportes, aporta menos y en materia de contribuciones y en materia de proyectos se recibe más.  Es un reconocimiento – se puede decir –  que no satisface, no es lo único, pero es un reconocimiento más.  Están saliendo varias resoluciones y decisiones en el MERCOSUR, recientes, que – de alguna manera o forma – apuntan a lo mismo. Como por ejemplo, en materia de los apoyos a las Pequeñas y Medianas Empresas.  Hay un apoyo a las PYMES pero se resalta, se insiste en que, sobre todo, se apunte a los socios pequeños. Dentro de eso Paraguay está siendo especialmente considerado por su situación de mediterraneidad, cosa que me parece importante.

 

– Parecería que en el momento actual vuelve a discutirse regionalismo vs otras opciones más universales, principalmente vinculadas al comercio internacional.  ¿Eso es así? ¿Usted constata eso?

– Sí, lo he visualizado.  Yo creo que en este momento y ya – concretamente – entre el año 2006 y parte del 2007.  En este momento creo que el tema de la crisis financiera actual, la crisis global que están teniendo las instituciones del sistema internacional, llevan a replantear las cosas de otra forma.  Si insistimos con eso nos estamos equivocando de camino. Realmente, es un tema de percepción. En este momento, lo más relevante es la reforma de las instituciones – impersonales estoy hablando – y ahí es impensable que los socios pequeños – un estado, por ejemplo, como Uruguay – se plantee su política exterior como Uruguay.  Puede estar  en una posición – por supuesto – como Uruguay pero en un marco regional o apostar a un marco regional.  Puede apostar a otra cosa también pero – necesariamente – no podemos estar solos.  A eso voy. 

 

– A lo regional

 

– Lo que quiero decir es que no puede apostar sólo como Uruguay, como lo fue – concretamente – la post segunda guerra mundial. Que Uruguay como Uruguay apostó sólo y apostó bien, supo posicionarse bien.  Estuvo en el inicio de Naciones Unidas, firmó la carta inicial, estuvo en el inicio de todas las organizaciones internacionales, pero como Uruguay. En ese momento era válido, adecuado y fue muy buena la ….

 

– Usted lo que dice es que ahora no es suficiente …

– No, no es suficiente.  Y no sólo eso y no es sólo el caso de Uruguay.  Recientemente leía un artículo que salía no me acuerdo en qué diario –  referido a Argentina y decía lo mismo: “no se puede estar sólo hoy”.  Hay que apostar pero apostar con otros. No tiene porqué ser sólo MERCOSUR.  A mí me parece que – hoy por hoy – sobre todo en términos de todo lo que se está barajando, la apuesta tiene que ser fuerte. Pero hay que pensar en las redes, en los espacios regionales.

 

– Lula acaba de decir – saliendo del G20 – que para Brasil, lo más importante era haber estado junto al resto del mundo, de los principales productores y pensar juntos.

– Exactamente.  Ahora, Lula va como Brasil, no va como MERCOSUR. Es cierto. Pero también una cuestión podría llegar a ser– porque también lo ha dicho Lula – “acá puedo representarlo”.

 

– Pero requiere que haya de parte de Uruguay una actitud pro-activa en ese sentido …

Sí, ese es un camino posible.  No es el único, es cierto, no es el único. Pero me parece que lo que no se puede – en este momento – solamente quedarse en la preocupación de si los mercados se van a acabar mucho o poco.  Eso sólo es pensar en términos comerciales.  No es eso solo.  Hoy las cosas son más profundas y ya todos lo saben.  ¿De qué nos sirve que nos aseguren que nos van a mantener un mercado si de pronto eso es sólo una voz que no tiene sustento en la realidad?  Si estamos discutiendo cosas más fundamentales de la política internacional, del comercio internacional, de los regímenes y de las instituciones.  Eso es hoy lo que está en juego, lo que está en el debate.  Hasta dónde se está dispuesto a cambiar el anterior sistema, hasta dónde y cómo, qué instituciones, cómo hacerlo.  Bueno, todo eso está en juego.

 

– Profesor, ¿Qué sentido tiene estudiar – en el Uruguay contemporáneo – esto que es historia?, algo más lejana, pero es historia.  

– Por supuesto que hay una cuestión disciplinaria para todos los estudiantes de Ciencias Políticas, Sociología, de Ciencias Sociales en general, de Relaciones Internacionales, obviamente.  Para todos los jóvenes – y no sólo los jóvenes, sino los que están en las instancias del Estado.  Yo he dictado cursos en distintas instancias – sobre todo en el Ministerio de Relaciones Exteriores – y sé de la importancia de la formación en política exterior uruguaya, no solamente de la más antigua sino – por supuesto – de la más reciente.  Y se puede decir – a grosso modo porque los antecedentes de algo que según señala Gross Espiel es, después de la Independencia, lo más importante que le pasó a la historia del Uruguay y que Methol Ferré termina justamente refiriéndose a esto – es de por sí importante, es conocer el ingreso de Uruguay al MERCOSUR.  No la formación.  Acá estamos hablando de Uruguay.  Concretamente, ese paso que dio Uruguay es el paso más importante, el más relevante que se dio en la historia después de la descolonización, después del grito de independencia.  Es como – en su momento – entender porqué salió Uruguay como salió como república en ese momento, entender los orígenes de Uruguay, por qué, qué había pasado en gentes que – después de 20 o 30 años – a fines del siglo XIX.  Entender qué era Uruguay y lo que era Uruguay y cómo encarar el siglo XX.  Algo así.  Eso fue también lo que intuyó Batlle. No quiero hablar por él.

 

– ¿O sea que es un libro imprescindible?

– Sí, aunque yo soy el autor (risas).

 

Es un documento o están los documentos acá de un proceso que ha redefinido al Uruguay.

Exactamente.

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