Del Pequeño Adulto a la Niñez, abordaje del Trabajo Infantil desde una perspectiva Ética.
Cristian Matías Pinato Galbarini
Lic. Trabajo en Social
Ayudante Grado 1 Unidad de Apoyo a la Enseñanza (UAE)
Docente del Programa Uruguay Trabaja 2010 -Ministerio de Desarrollo Social (MIDES); Instituto de Promoción Económico Social del Uruguay (IPRU) Sede Regional Litoral Norte
Conceptualización del trabajo infantil.
El “fervor capitalista” con sus contracaras negativas delinean conflictos en relación al trabajo, y formas peligrosas e inseguras de éste, al igual que desigualdades de oportunidades frente al mercado, que tarde o temprano se trasforman en desigualdades sociales. Ejemplo de esto sería el trabajo infantil que, de alguna manera, explicitaría una fisura entre los derechos normativamente reconocidos, su ejercicio y su satisfacción cierta, lo que sabría representar una creciente vulnerabilidad de la niñez.
“Más de 200 millones de niños de todo el mundo son trabajadores infantiles, y realizan tareas dañinas para su desarrollo mental, físico y emocional. Los niños trabajan porque deben sobrevivir ellos y sus familias. El trabajo infantil persiste incluso en lugares donde ha sido declarado ilegal y con frecuencia está rodeado por un muro de silencio, indiferencia y apatía. (…).”
La expresión trabajo infantil y adolescente reseña la práctica de actividades que involucran una remuneración. Sin embargo, el alcance del término trabajo genera discrepancias
Hay una la línea demarcatoria entre “(…) el trabajo formativo y el que condena a la pobreza y a la marginalidad (…)”, el cual impacta no solo a nivel físico sino también en aspectos sociales, en lo educativo y en la futura formación del niño, en la pérdida de autoestima, inserción e integridad como sujeto de derecho.
Por un lado, desde algunos autores se considera que todas las actividades no recreativas y no escolares corresponderían al trabajo infantil. En este marco, inclusive el apoyo que los menores consiguen facilitar a través de las tareas del hogar “convendrían” determinarse como trabajo infantil, al igual que la contribución en comercios familiares.
Otros sostienen que corresponde pensarse como trabajo infantil únicamente aquellas acciones económicas que sitúan en riesgo el normal desarrollo de un niño. Esta perspectiva toma el vocablo de trabajo infantil para especificar las actividades que envuelven un trabajo peligroso y profundo en acciones económicas desplegadas por niños. Este punto de vista considera al trabajo infantil como aquellas acciones, de tipo económico fundamentalmente, que envuelven una mayor peligrosidad.
Ahora bien constituiría trabajo infantil todas las actividades no recreativas y no escolares? ; ¿incluye también el trabajo familiar?
Podemos finalizar diciendo que la OIT define, el trabajo infantil como “un trabajo realizado por un niño que no alcance la edad mínima especificada para el tipo de trabajo de que se trate (según determine la legislación nacional, de acuerdo con normas internacionalmente aceptadas), y que, por consiguiente, impida probablemente la educación y el pleno desarrollo del niño”.
La realidad nacional
Cabe señalar que las razones del trabajo infantil son variadas; la infantilización de la pobreza y el desbalance generacional son sus orígenes más indiscutibles y generales, pero la baja educación de los padres o adultos a cargo y la progresiva precariedad familiar favorece y tiende a reproducir de manera extendida dicha precariedad.
El trabajo infantil presenta características diferenciales según distintas variables como lo son el sexo, edad, zona geográfica, si se realiza dentro o fuera del hogar etc. A su vez, tomando la variable género podemos decir que mientras que las niñas tienden a estar afectadas por una alta exposición al trabajo en el hogar, los niños muestran una mayor preferencia a realizar actividades económicas fuera del hogar. Las niñas, son quienes empiezan por lo general a trabajar a una edad más precoz que los niños, principalmente en las zonas rurales, donde el trabajo infantil es más habitual.
En nuestro país, podemos decir que el trabajo infantil propiamente dicho tiene una incidencia algo superior (7,9%) entre los niños de 5 a 17 años de edad, 5,4 % lo realiza fuera de sus hogares y un 3% efectúa trabajos intensivamente dentro de sus domicilios (de los cuales un 0,5% asimismo se ocupa fuera de su hogar). El fenómeno se desarrolla como mayor proporción en el interior del país, en particular en las pequeñas localidades urbanas y el medio rural. El mayor hecho se da entre los adolescentes (12 a 17 años), donde casi un 10% declara efectuar algún tipo de actividad económica, es aquí donde trabajar aparece como una disyuntiva constante en la senda de los jóvenes por la educación media. Por su parte, los niños entre (5 a 11 años) registran una incidencia del trabajo infantil del orden de 1.5%. Con relación el trabajo intensivo dentro del hogar hay un 22% de los niños entre 5 y 17 años realiza labores dentro del mismo. Entre 11 y 13 años el porcentaje aumenta a 3.2 %, a su vez la proporción del total de adolescentes que se ocupan es un 17.6%. En materia de deserción escolar ocurre lo mismo.
En cuanto al influjo de la educación, se asevera que en el país el Sistema Educativo Público compone la institución central de inclusión infantil y por lo tanto ha permitido sostener niveles subyugados de trabajo infantil. De esta forma, la deserción escolar establece un significativo indicador del trabajo de los chicos. En los casos de los menores de cuatro años, la situación de trabajo se palpa a través del tipo de trabajo por cercanía, escenario en la cual el niño escolta al adulto en forma de changas y de solicitud de limosnas en las calles.
Derechos no respetados: de jugar a trabajar
Noventa años ha llevado la consumación del proceso de definición de los Derechos Humanos de la niñez: desde el origen del primer Tribunal de Menores en Illinois en 1899, hasta la Convención de 1989. Como podemos ver se trata de «una larga marcha que puede ser resumida con el pasaje de la consideración del menor como objeto de la compasión-represión, al niño y al adolescente como sujeto pleno de derecho». Reconocimiento que sólo fue posible una vez que se produjo el “descubrimiento” de la infancia como tal, habilitando entre otras cosas la problematización de diversos fenómenos relacionados a la misma como lo es el trabajo infantil.
“Otra característica fundamental del enfoque de los derechos humanos aplicado a la infancia, es constituir una nueva concepción del niño y de sus relaciones con la familia, la sociedad y el Estado. Esta nueva concepción se basa en el reconocimiento expreso del niño como sujeto de derecho, en oposición a la idea predominante de niño definido a partir de su incapacidad jurídica.”
En este sentido, se entienden la infancia y la adolescencia como etapas del ser humano que poseen equivalente valor que cualquier otra, tienen los mismos derechos y algunos especiales que hacen a su condición de niños y/o adolescentes. En el caso de la infancia, deja de ser entendida como un período de la vida precisada únicamente a través de las imágenes de obediencia a los padres o a terceros, para ser ideada como un tiempo de desarrollo positivo y progresivo de independencia social, personal, y jurídica.
La problemática, no debe ser considerada como problema de otros sino de nosotros (toda la sociedad), ya que, la construcción del proyecto de vida del niño comienza en la familia como espacio de desarrollo humano, en la escuela como espacio formativo, en la comunidad como espacio de socialización y en la relación con la sociedad civil a partir de la construcción de redes.
Dotar de conciencia sobre el trabajo infantil implica también formar conciencia sobre los agentes que ayudan a su existencia; para irrumpir las causas principales es ineludible lidiar con aspectos socioeconómicos, predominios culturales y tradicionales. A la vez debemos tener presente que implica una estrategia de supervivencia de muchas familias. Por esto, resulta difícil dar respuesta a esta problemática. Asimismo, expande la supresión de espacios de socialización (escuela, familia, etc.) y los sustituye con una falsa socialización laboral, que se despliega en un ambiente de extensión de la desigualdad y fragmentación social.
En este sentido, no añade al infante activos, lo que sí genera es pasivos sociales, humanos y físicos y desafiliación institucional. A futuro esto frena la posibilidad de prolongar sus estudios y potencia de manera efímera y adelantada su introducción al mercado laboral. Desde esta representación, el trabajo infantil se correspondería con el contexto de exclusión y pobreza de la familia.
Así, teniendo en cuenta lo expresado hasta el momento, el auxilio de la infancia transitaría por un examen de al menos dos aspectos esenciales. Uno relacionado a una permutación en el modo de pensar el apoyo a las familias, o sea percibir que preexiste un enlace directo entre defensa de las familias y defensa a los derechos sociales e individuales de los niños. Así ésta tendría el derecho de ser apoyada para desarrollar sus cuidados y socialización de nuevas generaciones y no ser sancionada por sus impedimentos. El segundo describe el cambio de actitud de la sociedad en su conjunto, sobre todo de los profesionales unidos al área familiar; representa desligarse de las distinciones y de los estereotipos entre familias. Lo que involucra fundar una nueva contemplación sobre las familias y nuevas relaciones entre éstas y las prestaciones. Esta cimentación precisa ser efectuada en el perímetro de todas las prestaciones, que poseen como compromiso la consumación de programas conectados al sostén socio- familiar.
Esto no implica asumir que el trabajo infantil es un problema solo del niño o de la familia. Constituye una problemática que responde a las propias contradicciones que el sistema capitalista instala. La profundidad de esta realidad es un gran paso que se debe confirmar con un examen exhaustivo , que dé lugar a una genuina política familiar vista no como un cúmulo de medidas de asistencia, sino como la forma ética de dar respuesta a aquellos derechos vulnerados, producto del actual sistema de acumulación. Por esto, plantemos la necesidad de políticas integrales dirigidas a la totalidad del núcleo familiar que puedan dar respuesta a la complejidad que este problema presenta.
Plantearse el trabajo infantil como problema social y ético hace referencia “(…) a lo excluido que se torna politizable como consecuencia de la evolución combinada del sistema de valores y de la acción social, refiriendo a un fenómeno tomado efectivamente a cargo por la acción social y objeto de alternativas políticas, de debates cruciales, fenómeno ante el cual hay escándalo frente a las desigualdades producidas por una normalidad instituida, injusticia respecto a los grupos o sectores dentro de una sociedad”.
Ahora bien, si hablamos de desigualdades producidas por una normalidad instituida apuntamos al carácter contradictorio del sistema capitalista. Para esto, debemos tener en cuenta que “los modelos neoliberales apuntan a la construcción de un sentido común, sobre un el modelo de la normalidad, es decir, un sentido común que acepte esta sociedad como algo natural e inmodificable, quedando sólo lugar para la adaptación a la misma.”
En este sentido consideramos la necesidad de reflexionar no sólo desde el marco ético sino también desde una visión moralista la cual se presenta como un constructo socio histórico que permite “juzgar” valorativamente el accionar del hombre quien crea la normatividad. A través de la estratificación presente en el capitalismo, las relaciones y fenómenos sociales que se dan, como por ejemplo el trabajo infantil, desnudan necesidades e intereses incompatibles, lo que obstruye que haya una normatividad común.
El sistema de acumulación actual es productor de desigualdades; pues bien es la globalización quien potencia esto, mediante sus distintas dimensiones, es la responsable de la construcción de subjetividades que, al amoldarse con la no aceptación de la diversidad, aumenta la naturalización y pasividad con respecto a las contradicciones del sistema capitalista.
Aquí resulta relevante el concepto de “colonización ético cultural”, haciéndose visible la dimensión cultural de la globalización incidiendo en los procesos de socialización. Esto de refuerza mediante políticas asistencialistas y focalizadas. Podemos decir entonces que, “…Hoy por hoy, el renacimiento del mercado -internacionalizado y descentralizado- en desmedro de la comunidad y el énfasis en la subjetividad en desmedro de la ciudadanía aparecen como claros articuladores de la práctica social.”
A manera de cierre queremos dejar ciertos puntos los cuales consideramos que se deberían potencializar a la hora de buscar respuestas a esta problemática:
Inicialmente, expresar que el Trabajo Social debe aportar a la fundación y concepción de conocimiento para comprender el contexto social del trabajo infantil. Es por eso que desde su dimensión investigativa puede y debe incluir teoría social la cual guiará la tarea de problematizar colocándonos como “(…) un sujeto que conoce y que parte de un conocimiento que es ante todo social, anterior e histórico, mediado por intereses e intenciones que deben ser objetivados en el proceso de investigación de una realidad, cuyo centro es el sujeto”
Otro punto importante lo consideramos al hecho de sensibilización y concientización social. Una buena apuesta es ¡Alto al trabajo infantil! (Proyecto SCREAM) nacido de La Campaña mundial para instruir y concienciar acerca del trabajo infantil, y eje central de la misma financiada por el Gobierno de Italia, promueve instruir a los jóvenes, suscitando su participación, un llamado para fundar correspondas sinérgicas con medios de comunicación locales y nacionales al igual y también el ampliar la colaboración entre instituciones. Estas tres líneas se apoyan entre sí pero son interdependientes al efectuar por aisladamente su función. En este sentido el Proyecto SCREAM en su búsqueda de permutar actuaciones y pensamientos visibles incluye el aporte no sólo de caminos que conduzcan a alcanzar consecuencias perdurables por razón de la tarea política sino también se nutre de la participación de instituciones educativas y académicas, ONG, organizaciones de empleadores y estructuras de trabajadores.
Planteamos la necesidad de apostar a este tipo de experiencias adecuándolas a nuestra realidad nacional dado que éstas brindan una oportunidad única para comprometer una amplia gama de actores de la comunidad y de las organizaciones en la promoción de la justicia social y los derechos humanos y laborales universalmente reconocidos.
No menor también es el hecho de la necesidad de desplegar acciones para avasallar la pobreza, fenómenos que van de la mano. La orientación de las políticas sociales debe estar encauzada a superar la pobreza y, al mismo tiempo, promover la inclusión social.
También es relevante enunciar que la persistencia en el medio educativo y la igualdad en el acceso afirma el paso y la continuación de los niños y jóvenes en todos los niveles educativos, fundamentalmente para los más vulnerables socialmente. La educación ayuda a establecer un medio preventivo para todos los niños y extiende las posibilidades, de un desarrollo humano superior. Un sistema educativo que tome en cuenta la diversidad y complejidad de situaciones sociales y familiares y que apueste a construir respuestas acordes con éstas.
Priorizar a la infancia en el esquema de las políticas sociales y en la repartición del gasto público social sigue siendo una de las herramientas más relevantes para afrontar el trabajo infantil, pero el diseño de dichas políticas implica un desafío arduo, frente a una compleja problemática difícil de captar.
En relación a lo anterior el sostén de una política pública lo suministra el conocimiento acopiado sobre la problemática:
- Enlazar el proyecto de la acción pública y el avance académico sobre el trabajo infantil acrecienta las probabilidades de eficacia y eficiencia y admite fructificar los recursos exiguos.
- Elaborar una plataforma de información tomando al niño como sujeto de problemas y necesidades, que exceden su responsabilidad y la de su familia, dando cuenta de las contradicciones de un sistema en el cual no todos tienen las mismas posibilidades de ejercer sus derechos.
Y por último, pero no menos relevante tener presente desde el trabajo social ante todo los principios fundamentales del Código de Ética a fin de fortalecer una visión mas humanizante desde la obligación con los Derechos Humanos, reflexión crítica que posibilite una intervención apropiada en los fenómenos como la problemática del trabajo infantil.
“Los asistentes sociales tienen que tener algo para decir, visto que la defensa de la igualdad, de la libertad y de la justicia pasa por la defensa de la propia vida humana”.
Bibliografía
Ariès, P. “Centuries of Childhood”. Ed.Vintage. Nueva York (1962).
Aries, P. “Historia social da crianca da familia.”: LTC Editora libros técnicos e científicos. Rió de Janeiro (1981)
Arim R; Salas G. “Trabajo Infantil y Adolescente”. Informe Temático. Encuesta Nacional de Hogares Ampliada. Modulo de Trabajo Infantil y Adolescente. Instituto Nacional de Estadística (2006).
Baratta A. “La Situación de la Protección del Niño en América Latina”. En UNICEF Venezuela: Derechos del Niño. Textos Básicos. Caracas Ed. La Primera Prueba (2000)
Barroco, M.L “Los fundamentos socio-históricos de la ética”. En Servicio Social Crítico. Hacia la construcción del nuevo proyecto ético-político profesional. Editorial Cortez. (2000)
Cicchelli, C – Cicchelli, V “Las teorías Sociológicas de la familia” Ediciones Nueva Visión Bs.As. Argentina. (1999)
Cillero Bruñol Miguel. “El interés superior del niño en el marco de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño” Instituto Interamericano del Niño Uruguay (1992)
Cillero Bruñol M. “Infancia, autonomía y derechos: Una cuestión de principios” En Infancia, Boletín del Instituto Interamericano del Niño Nº, 234 Montevideo (1997)
Comité Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (CETI) Programa Infancia, Adolescencia y Familia (Infamilia, MIDES) Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (OIT-IPEC) Centro de Informaciones y Estudios del Uruguay (CIESU) ESTUDIO DE LAS CARACTERÍSTICAS DELOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES TRABAJADORES Y SUS FAMILIAS: Modalidades de trabajo infantil y peores formas, perfil socioeconómico y cultural de las familias. (2005)
De Martino Bermúdez. M. “Políticas Sociales y Familia: Reflexiones y Desafíos” –5º Encuentro Nacional de Educadores y Educadores Sociales S/D
Fernández. J; De los Campos. H; Cabrera. V; Butler. G. “Estudio de las características de los Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores y sus Familias”: Modalidades de trabajo infantil y peores formas, perfil socioeconómico y cultural de las familias. Comité Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (CETI) Programa Infancia, Adolescencia y Familia (Infamilla, MIDES) Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (OIT-IPEC) Centro de Informaciones y Estudios del Uruguay (CIESU) (2005).
De Mause, L. “La historia de la infancia”. Universidad. Ed. Alianza Madrid. (1982).
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. (UNICEF.) “El trabajo infantil y adolescente en Uruguay y su impacto sobre la educación. Análisis de la situación en la década pasada y el presente”. Oficina de UNICEF en Uruguay Montevideo, Uruguay (2003).
Iamamoto, M “El debate contemporáneo del Servicio Social y la ética profesional” En Borgianni, E. Et alli. “Servicio Social Crítico. Hacia la construcción del nuevo proyecto ético-político profesional” Ed. Cortéz. San Pablo. (2003)
Instituto Interamericano del Niño (IIN) Organismo especializado de la OEA Programa de Promoción Integral de los Derechos del niño PRODER “Documentos preparados por el Instituto Interamericano del Niño (IIN) en apoyo al Comité Nacional de Erradicación del Trabajo Infantil (CETI)” Montevideo, (2002)
O’Donnell D. “La Convención sobre los Derechos del Niño: Estructura y Contenido” En Infancia Boletín del Instituto Interamericano del Niño Nº, 230 Tomo 63. Montevideo (1990)
Oficina Internacional del Trabajo (OIT) ¡Alto al trabajo infantil! -Proyecto SCREAM. Defensa de los derechos del niño a través de la educación, las artes y los medios de comunicación, Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), Ginebra (2002).
Oficina Internacional del Trabajo (OIT) “La eliminación del trabajo infantil: un objetivo a nuestro alcance” Informe del Director General Informe Global con arreglo al seguimiento de la Declaración de la OIT relativa a los Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo. Conferencia Internacional del Trabajo 95 .a Reunión, Informe i (b) Oficina Internacional del Trabajo Ginebra (2006)
Rebellato L. “Ética y Practica social” Editorial. Eppal. Montevideo. (1989)
TEMAS DE TRABAJO SOCIAL, Debates y Perspectivas de la Profesión en la Complejidad Contemporánea. Cátedra de Trabajo Social UDELAR. (2001)
Tamaso Mioto. R. “Nuevas Propuestas y Viejos Principios: Subsidios para la Discusión de la Asistencia a las Familias con Contexto de Programas de Orientación y Apoyo Socio-Familiar.”-revista frontera nº 4. (2001).
Terra, C. “Elementos de una ética profesional del Trabajo Social”. Revista del Departamento de Trabajo Social Nro. 4. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de la República. (2001)
Fuentes documentales
“La Convención sobre los Derechos del Niño” En www.unicef.org/spanish/crc/
“Código de ética profesional del Trabajo Social y/o Servicio Social en el Uruguay”. (ADASU) (2001)
Fuentes virtuales
Http://www.oit.org –Organización Internacional del Trabajo.
Http://www.inau.gub.uy/ Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU)
(Síganos en Twitter y Facebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA
Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.