“Abzurdah”: la severa patología de la frustración

Tiempo de lectura: 3 minutos

La crisis de una adolescencia incomprendida, potenciada por una sociedad subordinada al mercado e impactada por la radical brecha generacional y la más agobiante soledad, es el dramática disparador temático de “Abzurdah”, la adaptación cinematográfica de la novela autobiográfica de Cielo Latini.

Esta conmovedora película de la directora argentina Daniela Goggi, revela los entretelones de una de las enfermedades más arraigadas de la era contemporánea: la anorexia.

Por supuesto, se trata de una patología de génesis multicausal, que deviene del contagio colectivo de una comunidad cada vez más masifica y colonizada por los clichés de un mercado omnipresente, que no parece dar tregua.

ABZURDAH 3En ese contexto, la historia real de Cielo Latini – que fue plasmada en un exitoso libro testimonial publicado en 2006- es la más descarnada prueba del desamparo de una juventud agobiada por una posmodernidad que no comprende.

Ese cuadro de situación es, en buena medida, parte de la materialización de la “modernidad líquida” proclamada por el filósofo polaco Zygmunt Bauman, que denuncia la supremacía de una sociedad individualista, desregulada, volátil y jaqueada por la incertidumbre.

Aunque se intente analizar este caso concreto como un episodio aislado del contexto, es indudable que el drama de la atribulada Cielo Latini es una suerte de agujero negro que perfora la epidermis de la realidad.

No en vano la protagonista de este relato, que es encarnada por  Eugenia Suárez, pertenece a una familia burguesa que, en la década de los noventa fue favorecida por la irrupción de la oleada neoliberal que contaminó a los países periféricos.

Sin embargo, su pertenencia a un núcleo familiar claramente privilegiado por la exacerbada coyuntura de salvaje acumulación capitalista, no fue suficiente para hacerla feliz.

Por supuesto, sucedió todo lo contrario. Esa suerte de opresión terminó transformando la vida de la joven en un auténtico martirio y en un testimonio de la decadencia moral de nuestro tiempo.

El título de la película, que es una deformación del vocablo absurda, alude a la identidad que tomó la adolescente en Internet, cuando, en 1997, las comunicaciones por Chat no eran tan frecuentes como en el presente.

Mediante era herramienta informática, que es ideal para que las personas solitarias puedan interactuar, Cielo Latini (Eugenia Suárez) se relacionó con Alejo (Esteban Lamothe), un hombre diez años mayor, del cual la protagonista se enamoró apasionadamente.

Sin embargo, ese “romance” –que sólo tuvo una expresión meramente sexual- devino con el tiempo en una suerte de obsesión y, por supuesto, frustración, porque el sentimiento no fue adecuadamente correspondido.

Contrariamente a lo que podría pensarse, ese desencanto amoroso no es ciertamente el eje vertebral de la historia, sino el disparador de la tragedia que experimenta la joven.

Azuzada por una sociedad que transforma a los seres humanos en meros engranajes de un mercado implacable, que suele someter la voluntad de los individuos, la adolescente transformó su vida en un auténtico infierno.

En ese contexto, la anorexia (restricción compulsiva a ingerir alimentos) deviene en un auténtico ejercicio de autoflagelación autodestructiva, al igual que otras prácticas destinadas a auto-infligirse sufrimiento.

Por supuesto, la clave de toda la trama literaria y cinematográfica es el infierno padecido por esta joven, que se origina claramente en un severo cuadro de aislamiento, por su dramática ruptura con sus pares y familiares.

Por supuesto, el trasfondo de esta traumática peripecia personal, que puede ser padecida por cualquier joven de la misma edad, es una sociedad cada vez menos preocupada por el otro y que a menudo se remite únicamente a observarse el ombligo sin comprender lo que realmente está sucediendo.

Aunque puede afirmarse que está película al igual que la novela autobiográfica que la originó está dirigida a un pública básicamente joven, es igualmente una propuesta muy recomendable para los adultos.

En buena medida, este film –que es un golpe bajo ciertamente oportuno y aleccionador- constituye un alerta para los mayores, quienes suelen desatender a sus hijos o bien no interpretar cabalmente sus sentimientos ni expectativas.

“Abzurdah”, que impacta por su planteo y radical frontalidad- es una historia dramática que destila visceral realismo y convoca a la reflexión sobre la extrema fragilidad de los afectos en tiempos contemporáneos, la incomunicación, la angustia y el demoledor sentimiento de frustración de una sociedad enferma de indiferencia.

Por Hugo Acevedo
Periodista y crítico literario

La ONDA digital Nº 732 (Síganos en Twitter y facebook)

(Síganos en TwitterFacebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA

Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.