Vientos de muerte

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 / No es un huracán ni una brisa, pero lo que se mueve amenaza con intensificarse en Medio Oriente. Los ataques entre Israel e Irán pasarían de «punitivos» a un conflicto abierto si EEUU cumple con el ultimatum que recibió Teheran el martes. Donald Trump exigió la rendición incondicional de Irán, dijo que ya domina los cielos de Iran, y advirtió que la paciencia de Estados Unidos se estaba «agotando», que tenían localizado al líder Ayatolá Seyyed Ali Khamenei pero dijo que no había intención de matar al líder iraní «por ahora».

Tal vez el líder religioso de Iran considere mudarse, despistando así a la inteligencia enemiga. En todo caso, su respuesta fue rechazar la amenaza y afirmar que «el pueblo iraní se mantendrá firme tanto contra una guerra impuesta como contra una paz impuesta».

La posibilidad de ‘una paz impuesta’ consiste en llevar a Iran a aceptar nuevamente el pacto nuclear que se había logrado en 2015 con las firmas de Consejo de Seguridad de ONU y la Unión Europea, llamado Plan de Acción Integral Conjunto para no desarrollar armas nucleares, a cambio del levantamiento de sanciones. Pero ese pacto cayó en 2018, por decisión de la primersa presidencia de Trump.

Desde entonces, las tensiones han venido escalando, aunque se abrió luz en el intento de retomar las negociaciones. Trump dio reiterada cuenta de su optimismo ante la reunión de negociación que iba a tener lugar el domingo 15. Pero el viernes 13 Israel atacó a Iran. Sin el apoyo de EEUU, Israel aparentemente no tiene posibilidades de salir triunfante si de las actuales acciones «punitivas» pasa a una guerra. EEUU viene apoyando a Israel con inteligencia, colaboración en derribar los misiles iraníes dirigidos a Israel y otros apoyos no especificados. El ‘ultimatum’ de Trump movió el tablero, aproximando la posibilidad de guerra abierta.

Dos semanas atrás, Trump ya había expresado confianza de que un acuerdo nuclear con Irán estaba fácilmente al alcance. El ultimatum se produjo horas después de que interrumpiera su asistencia a la cumbre del Grupo de los 7 en Alberta, Canadá, diciendo que necesitaba regresar a Washington para lidiar con la situación en Medio Oriente. El G-7 no emitió opinión alguna sobre el conflicto en marcha en Medio Oriente, y sus integrantes llegaron al encuentro sosteniendo la posición de que «Israel tiene derecho a defenderse», cuando en verdad fue quien atacó.

A esto se suma que no queda clara la cronología de la posición de EEUU: es optimista sobre negociaciones nucleares con Irán, parece enterarse durante la cumbre del G7 en Canadá y tal vez por teléfono del ataque israelí, descalifica públicamente al presidente francés Emanuel Macron que intentó adjudicar su repentina partida a que iba en procura de un alto el fuego («voy a una cosa más importante», replicó Trump) y se descuelga con el ultimatum a Iran. Que Iran rechaza, claro. Este contexto sugiere que la iniciativa del ataque el 13 no partió de él sino de su aliado Benjamín Netanyahu.

Washington precisa del aval del Congreso para declarar una guerra, y ya se lo están recordando algunos congresistas. Mientras, los militares de EEUU se anticipan a la orden y tras el ultimatum enviaron unas tres docenas de aviones de reabastecimiento a Europa que podrían utilizarse para apoyar a los cazas que protegen las bases y al personal estadounidense en Oriente Medio.

El Wall Street Journal informó el martes que «un tercer destructor de la Armada de Estados Unidos entró en el Mar Mediterráneo oriental para ayudar a defender a Israel, y un segundo grupo de ataque de portaaviones estadounidense se dirige hacia el Mar Arábigo. Si bien el Pentágono afirma que el aumento de tropas es puramente defensivo, esto coloca a Estados Unidos en una posición más sólida para sumarse a los ataques israelíes contra Irán si Trump decide hacerlo», señaló el Journal .

De hecho, ya estaban en camino hacia la zona un portaaviones y decenas de aviones cisterna. El portaaviones USS Nimitz, con capacidad para más de 5.000 personas y más de 60 aeronaves, se dirige a la región como parte de un despliegue previamente planificado. Además, más de 30 aviones de reabastecimiento fueron trasladados desde EEUU hacia bases en Europa, lo que sugiere una preparación estratégica para posibles operaciones sostenidas. Sin embargo, no hay indicios firmes de que EEUU se disponga a entrar directamente en combate: por ahora, sólo parecería que lo va a hacer.

Si se planteara una guerra abierta, una acción natural de Iran sería bloquear la salida del Canal de Suez, pues tras 193 km de navegación está el estrecho de Bab-el-Mandeb, o La puerta de las lágrimas, que con un ancho de 26,5 km une el Mar Rojo con el Golfo de Aden, y de allí al Océano Indico. Al bloqueo, Iran lo hace simplemente amenazando con disparar misiles a los barcos que intenten pasar. Así, lo que se estima como la cuarta parte de todo el comercio marítimo mundial estaría obligado a 11 días más de navegación, con las importantes consecuencias económicas que eso traería aparejado.

Tal como estaban el miércoles las cosas, Israel e Iran siguen intercambiando misiles, drones y aviones, e Israel logra asesinar al nuevo jefe de la Fuerza Aérea irasní, tras haber asesinado al anterior el viernes 13. Iran derribó un cuarto avión israelí y dos drones, el jefe de policía Ahmad-Reza Radan informó de la capura de «varios» agentes del Mossad: su función en el sabotaje y asesinatos que realizan aparece como función importante del ataque.

Irán se estaría preparando para lanzar ataques de represalia contra bases militares estadounidenses en el Medio Oriente en caso de un ataque de Estados Unidos, según fuentes iraníes. «Dejar a Estados Unidos atrapado en la Madre de las Guerras Eternas destruirá cualquier perspectiva de una solución negociada, con consecuencias peligrosas, impredecibles y probablemente INSONDABLES (recalcado en el original) para la seguridad regional y la economía global», escribió Abbas Araghchi, ministro de Asuntos Exteriores de Irán.

En otro orden, Rusia se pronunció a través de la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Maria Zakharova, enfatizando el derecho de Irán a tener instalaciones nucleares pacíficas, y afirmando que «estos ataques no sólo aumentan la tensión sino que también son una amenaza directa para la región y el mundo». También lo hizo el Representante Permanente de Rusia ante la Oficina de las Naciones Unidas Gennady Gatilov, quien advirtió sobre las consecuencias de los ataques del régimen israelí contra Irán e instó a la comunidad internacional a proporcionar una evaluación jurídica y política sin ambigüedades sobre las medidas agresivas israelíes.El hecho es que el ataque israelí es ilegítimo en el marco del derecho internacional.

Hay cambios en las posiciones de los países árabes vecinos. Emiratos Árabes Unidos ha eximido de todas las tasas por exceder la duración de la visa a los iraníes varados en el país. El martes, el gobernante emiratí, el jeque Mohammed bin Zayed, llamó al presidente iraní para expresar su solidaridad con Irán y su pueblo en estos tiempos difíciles.

Desde Riad y para el New York Times, Vivian Nereim afirma que esto refleja un brusco giro de los acontecimientos en los últimos cinco años, ya que los gobiernos del Golfo que antes se mostraban receptivos a Israel —considerado un aliado potencial en su lucha por contener a Irán— han decidido que cortejar a Irán mediante la diplomacia es más pragmático. Y mientras la guerra en Gaza continúa sin un final a la vista, sembrando la ira y la desesperación y avivando las llamas de los conflictos sin resolver en toda la región, algunos funcionarios del Golfo han llegado a considerar a Israel como una importante fuerza desestabilizadora en Oriente Medio.

Agrega que a pesar de la profunda desconfianza del gobierno emiratí hacia Irán, para muchos en el país sólo hay un partido a quien culpar por la creciente violencia: Israel, que lanzó un ataque devastador contra Irán la semana pasada , provocando la conflagración más feroz en la historia del conflicto israelí-iraní. “Ahora el loco armado es Israel, no Irán”, dijo Mohammed Baharoon, director de B’huth, un centro de investigación de Dubái. “No he visto a ningún otro Estado, aparte de Israel, que no quiera que la guerra cese”.

Así las cosas, aparecen alternativas para el desarrollo de la situación: que EEUU le de a Netanyahu el apoyo que pide desde 1996 para arrasar con Iran, su presidencia tape de esa manera los problemas internos, con manifestaciones en dos mil ciudades que afirman que Trump no es ningún rey para hacer las cosas que hace (e ir a la guerra sin aval del Congreso sería una más), que el asunto retroceda hacia un statu quo tenso con ambas partes clamando victoria, y finalmente que la creciente oposición interna que tiene Netanyahu logre detenerlo y tal vez hacer cumplir el mandato judicial que está tratando de evitar y lo ponga en la cárcel.

Pero no hay que confundir el ruido con música. Las guerras comienzan sin aviso previo, EEUU está en retroceso de su posición imperial hegemónica en muchos terrenos y claramente intentando concentrarse en China, y los problemas internos pueden ser un motivo para buscar la guerra en el exterior, pero también ellos ponen de relieve debilidades a la hora de ponerse en marcha. Por eso se ha limitado a acciones piunitivas en Irak en 2003, como las que Israel hace hoy contra Iran, o la que hizo con Libia en 2011. Derrocó a Saddam Hussein y a Muammar Gaddafi, y atrás suyo quedaron países en runinas y estados incapaces de gobernar. No parece ser la perspectiva de Iran.

 

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