Amor separado por las rejas de la ignominia

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El amor como rebelión y estrategia de resistencia a una implacable dictadura liberticida, es la materia temática de “Quisiera decirte tanto: cartas y otros textos de amor, cárcel y exilio, 1974-1985”, de la combatiente social y ex presa política Susana Pacifici, el emotivo libro publicado por Rebeka Linke Editoras.

Como bien lo señala el escritor Carlos Liscano en la solapa de esta edición, este libro es un auténtico tributo de Alfredo Alzugarat a la memoria de su esposa, que dejó de existir el año pasado.

En efecto, este trabajo recopila cartas, poemas y reflexiones de esta luchadora social emblemática, que abarcan el lapso temporal de una larga década de separación.

El volumen condensa el relato “Una historia sin final”, escrito de puño y letra por Susana, que integró el colectivo femenino “Memoria para armar”, en el año 2000.

DECIRTE TANTO

En buena medida, estas narraciones reconstruyen una conmovedora historia de amor, que tuvo durante más de diez años una expresión meramente epistolar y da cuenta del dramático impacto psicológico de la separación y el aislamiento, en un contexto de cruda represión.

No en vano Susana y Alfredo padecieron ilegal privación de libertad en condición de presos políticos por su osadía de desafiar al despotismo, mientras el país se desmoronaba inexorablemente hasta mutar en una auténtica pesadilla.

Empero, esa fractura –que fue física y a la vez emocional- tuvo un segundo capítulo no menos despiadado, cuando la protagonista de esta historia real marchó al exilio, lejos de sus más entrañables afectos.

Por supuesto, la circunstancia del grave accidente padecido por Susana en situación de encierro, potencia aun más la dimensión dramática de esta contingencia.

Este volumen –que destila amargura pero también valentía no exenta de esperanza- reproduce uno de los cuadros más conmovedores de resistencia a través del amor.

Por supuesto, en este caso la resistencia tiene una doble connotación: el afecto como bálsamo para soportar lo insoportable y la convicción como acicate y reafirmación de los ideales libertarios.

Obviamente, la correspondencia que intercambiaba la pareja de presos políticos era minuciosamente leída y eventualmente censurada por los carceleros, por lo cual es natural que esté absolutamente despojada de reflexiones de naturaleza ideológica o social.

Cada texto trasunta el intenso amor que Susana sentía por Alfredo, en una suerte de romance separado por las rejas de la ignominia pero unido y fortalecido por la adversidad.

Queda claro que la salvaje represión de los mastines del régimen jamás pudo penetrar el incólume muro de ternura erigido por dos seres que siempre se amaron hasta la devoción y se fortalecieron mutuamente a través de la magia de la palabra.

Ese sentimiento se sostuvo aun en los momentos más complejos, cuando la presa política padeció graves quemaduras en un accidente, con serias derivaciones para su salud por falta de una adecuada atención médica.
Esa situación también puso a prueba el coraje de Susana Pacifici, quien resistió lo irresistible y se aferró a la vida, consciente que había fundados motivos para seguir adelante.

Obviamente, los testimonios llegados desde el lejano exilio en Suecia, también trasuntan esa rebeldía que brota caudalosamente como un torrente incontenible y realmente indomeñable.

El libro contiene también reflexiones de otras compañeras de lucha, quienes, al igual que Susana, soportaron la violencia criminal de los personeros de la dictadura.

Ello corrobora que las mujeres padecieron con igual o mayor rigor la represión de un autoritarismo realmente inclemente, que las demonizó, maltrató y segregó aun más que a los hombres por una cuestión de género.

No en vano, treinta años después de la caída del telón de la pesadilla, todavía se alzan voces de denuncia por las aberrantes violaciones a los derechos humanos perpetradas en los cuarteles y las cárceles militares.

El largo relato, que se prolonga por supuesto hasta la reapertura democrática concretada recién en marzo de 1985, confirma la vocación militante de esta y otras mujeres, que – por su v

“Quisiera decirte tanto” es un documento ineludible para el análisis de nuestra historia reciente, en tanto desnuda descarnadamente las graves secuelas de la barbarie del terrorismo de Estado, un tema que aun lacera la conciencia colectiva de nuestra sociedad.

No obstante, este removedor libro testimonial rescata al amor como un sentimiento realmente inclaudicable, como intransferible opción de vida y como trinchera.

Por Hugo Acevedo
Periodista y crítico literario

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