Balance y perspectivas internacionales

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Llegamos a fines del 2015, hora de los balances, culminando los primeros nueve meses del tercer gobierno frenteamplista. Para un país pequeño como Uruguay, es muy relevante una visión del mundo internacional para encarar la política internacional y la propia política económica de futuro.

En el campo internacional los EE UU mantienen primacía en algunos ámbitos y retrocesos en otros. En lo militar mantiene su hegemonía desde la finalización de la segunda guerra mundial. El segundo país en gasto militar es China, pero muy lejos de los niveles de gasto de los EE UU. El ámbito comunicacional ha logrado altos niveles de poder en los distintos países y en el propio campo internacional.

Uruguay y los acuerdos comerciales; Los distintos acontecimientos políticos que se van produciendo estas últimas semanas en la América del Sur modifican las expectativas en el futuro proceso de integración. Leer más aquí

El predominio de los EE UU también es muy nítido, especialmente por su influencia sobre la América Latina. Influye nítidamente en los valores, en la cultura y en el nivel de consumismo que caracteriza esta etapa de la economía mundial. En lo financiero, donde los grandes bancos privados tienen un extraordinario poder, EE UU ejerce su predominio manteniendo el dólar como moneda de reserva y al país como centro financiero. En este ámbito empieza una etapa de fuerte presencia de China, que hace esfuerzos por imponer su moneda en lo internacional.

También hay primacía de los EE UU en investigación científica y tecnológica y en consecuencia en la introducción de innovaciones.
Los cambios se dan en el plano comercial, donde China es el primer exportador de bienes y de productos manufactureros. Esto es trascendente para la América del Sur, en la medida que China es actualmente el primer comprador de la mayoría de los países de la región y fue uno de los factores centrales del incremento de los precios internacionales de las commodities, entre el 2003 y el 2013. El futuro se ve con una perspectiva de avance de China, que sigue creciendo a tasas relativamente elevadas y que intenta colocar rubros de alta y media tecnología.

AlbertoCouriel

En este cuadro de competencia entre EE UU y China, aparece la Unión Europea con menor poder internacional, con una profunda crisis, salvo en Alemania, donde Grecia sigue sufriendo profundos ajustes, primero por sus bancos acreedores y luego por la troika del FMI, el Banco Central Europeo y la Comunidad Europea con preponderancia de Angela Merkel. Grecia explotada, es un ejemplo extraordinario de la prepotencia de las relaciones de poder en el campo económico.

Uruguay accede al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas lo que nos obliga a atender más de cerca otros acontecimientos políticos, como los enfrentamientos de Rusia con EE UU y la Unión Europea a propósito de la situación en Ucrania, los acontecimientos vinculados al Estado Islámico, los conflictos de Siria e Iraq y así sucesivamente.

En este sintético cuadro internacional se ubica la América del Sur y la reciente reunión del Mercosur, donde Uruguay ejerce la presidencia pro témpore. Se aprobó avanzar en nuevos acuerdos comerciales con el mundo, donde está pendiente el acuerdo con la Unión Europea. Una mirada global muestra la competencia entre EE UU y China. EE UU avanza con el Transpacífico contra China intentando conseguir mercados asiáticos. También contra China es el TISA, negociación sobre la liberalización de servicios y la que se lleva a cabo entre EE UU y la Unión Europea. Mercosur y la América del Sur debieran tener una estrategia conjunta para negociar con EE UU, con China y con la Unión Europea.

Analizar que se puede obtener de cada una de estas negociaciones, recordando que la región debiera insertarse, no sólo a través de sus recursos naturales, sino también dentro de cadenas de valor que faciliten la colocación externa de rubros de alta y media tecnología. Esto ubicaría a la región con un grado de autonomía relevante frente a los grandes bloques mundiales atendiendo sus intereses regionales y nacionales, no sólo liberalizando bienes y servicios, sino también contemplando nuestros intereses en materia de propiedad intelectual, normas de competencia, compras estatales, participación de nuestras empresas públicas y especialmente no perder las posibilidades de intervenciones y regulaciones estatales.

En dichos acuerdos no podemos limitar nuestra inserción internacional a la colocación de rubros dependientes exclusivamente de nuestros recursos naturales. Buscar convergencias entre la Alianza del Pacífico, donde predomina la política de EE UU, y el Mercosur es un hecho positivo, porque nos acerca hacia el avance de la unidad necesaria e imprescindible de la América del Sur. En cambio declarar, como lo hace el Ministro de Economía y Finanzas de Uruguay, de concretar una zona de libre comercio en el Mercosur, es un verdadero retroceso. No tendríamos políticas comerciales comunes, necesarias para un país pequeño y estaríamos compitiendo en la rebaja de aranceles. Todo ello para negociaciones bilaterales entre Uruguay y otros países. Pero Uruguay no tiene fuerza para negociaciones bilaterales. En cambio se le abre la chance a Brasil de negociar sólo acuerdos bilaterales.

Cualquier proceso de integración regional depende fundamentalmente de lo que pueda llevar adelante Brasil, que hoy sufre una profunda crisis económica y fundamentalmente política. El mantenimiento de Dilma Roussef en la Presidencia y el cambio del Ministro de Hacienda, Barbosa por Levy, pueden ayudar a la buena senda del proceso de integración. El triunfo de Macri en Argentina puede significar un acercamiento hacia la política internacional de los EE UU, pero a nuestro criterio es indispensable negociar no sólo con EE UU, sino sobre todo con China, para modificar las actuales relaciones centro-periferia, donde sólo colocamos recursos naturales. China está participando con la región comercialmente, pero también a través de préstamos e inversiones directas. Lo que se siente de la reunión de Asunción el lunes, es como que el Mercosur puede iniciar una nueva etapa, de dinamización, de movimiento y no de estancamiento. Hay que ayudarlo, pero sin duda va a depender mucho de los futuros acontecimientos económicos y políticos de Brasil.

Para Uruguay es indispensable no retroceder hacia una zona de libre comercio, sino intentar seguir profundizando la unión aduanera. Realizar acuerdos en el campo internacional, pero no solos, sino bien acompañados por el Mercosur y ojalá mañana con el conjunto de la América del Sur para ganar poder de negociación. Esto no quiere decir que no deba seguir realizando acuerdos parciales, como el Tifa con los EE UU, o como los que debería hacer con China, para lograr las mismas condiciones de entrada de la carne australiana a dicho mercado.

Es bueno también oir a Stiglitz, premio Nobel de Economía, que declaró en estos días en Uruguay, que no le convenía a nuestro país entrar al Transpacífico por las limitaciones a regulaciones estatales que pueden generar demandas de los inversionistas a tribunales internacionales que normalmente favorecen a los inversores. También declaró que las redacciones de los tratados están a cargo de las grandes empresas transnacionales, que ponen condiciones favorables a sus intereses específicos.

En este mundo internacional Uruguay mantiene muy buena imagen en el sistema financiero internacional a lo que se agregan la extraordinaria popularidad del Pepe Mujica en el mundo entero y la de Luis Suarez en el mundo futbolístico. La última nota del año la dedicaremos al balance y perspectivas del Uruguay.

 

Por Alberto Couriel
Economista y ex senador

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