– Nos gustaría hacer un repaso, del proceso que ha vivido el Partido Colorado en los últimos 10 años. ¿Cómo lo encuentras en este escenario de elecciones internas?
– Durante prácticamente todo el siglo XX, el Partido Colorado tuvo una mayoría nítida en el batllismo. Las diferencias muchas veces se daban dentro del batllismo. La “14” contra la “15”, antes los batllistas netos contra los terristas. En los 60 eso cambió, porque aún cuando el pachequismo vino en el marco de la Unión Colorada y Batllista, era mucho más colorada que batllista y el batllismo quedó en minoría. Después de la dictadura el batlllismo recuperó – de alguna manera – la mayoría del Partido. Y aún, cuando en las elecciones de 1989 – Jorge Batlle, por un lado y Pacheco, por el otro – tuvieron la mitad del Partido – 15 y 15, el Partido tuvo 30% en su totalidad -, luego el batllismo prevaleció. Prevaleció hasta el 2004. Luego del 2004 viene esa caída impresionante, donde un partido que había tenido su peor votación en el año 89, precisamente el 30% y que cinco años antes había obtenido el 35%, bajó un 10%. Y a partir del 2009, bueno, ya tenemos otro escenario, en donde emerge Bordaberry como candidato único.
– ¿En esta etapa qué pasa con el batllismo? ¿Dónde está ese batllismo? ¿Está en el Frente Amplio? Porque Amorín Batlle decía: “En la campaña pasada, tenía que atajar a los colorados que se querían ir al Frente Amplio”.
– No se explica esa caída del Partido Colorado a un 10% en el 2004, sin una fuga muy grande de votos batllistas. Y no cabe duda que tampoco se explica ese ascenso en 10 años – de un 29% del Frente Amplio en el año 94, a un 52% en el año 2004 – sin una incorporación de batllismos. El batllismo está disperso y hay muchos batllistas en el Frente Amplio. Hay muchos analistas que han dicho: “El Frente Amplio, en algún sentido, es el batllismo de comienzos del siglo XXI”. Puede ser una postulación muy polémica. El tema es, ¿cuántos de esos votos batllistas llegaron al Frente Amplio para quedarse y cuántos de esos votos batllistas – como ha dicho el senador Amorín Batlle – pueden retornar al Partido Colorado? La suerte del Partido Colorado, tiene mucho que ver con la capacidad de recuperar votos batllistas. El Partido Colorado, sin un ala batllista fuerte, no tiene futuro. Y eso lo sabe Bordaberry. Bordaberry tiene muchos batllistas adentro de “Vamos Uruguay”.
Hay batllistas en “Vamos Uruguay”. Nadie puede negar que Ope Pasquet es un batllista químicamente puro, en más de un sentido, o que Fernando Amaro es un batllista. Pedro Bordaberry, él, es mucho más colorado, es mucho más riverista, que batllista. Entonces, para que el Partido Colorado pueda recuperar una postura de competencia plena, tiene que recuperar un ala batllista fuerte. Y, en estos momentos, tiene dificultades y eso es lo que lo posiciona – por lo menos en las encuestas – como ocupando el tercer lugar.
– ¿Puede llegar a alcanzar el segundo lugar si vuelven esos batllistas?
– Es imprescindible que – para pelear el segundo lugar – recupere batllistas.
– ¿Bordaberry puede ser la llave para que el Partido Colorado crezca, que vaya hacia el segundo lugar?
– Bordaberry necesita un ala batllista fuerte. Pedro Bordaberry no va a ser la vía de incorporación de batllistas. Ello parece claro y él lo tiene claro. Él incorpora otro tipo de votantes. El ala batllista tiene que ser un ala que compita con el Frente Amplio. Lo dijo bien el senador Amorín Batlle, es decir, la mayoría de batllistas que se fugaron del Partido Colorado, no se fueron al Partido Nacional, se fueron al Frente Amplio. Hay más batllismo en el Frente Amplio que en el Partido Nacional. Del mismo modo que – seguramente – muchos ferreiristas, más que al Partido Colorado, se fueron al Frente Amplio. ¡Si no, no se explica ese incremento tan exponencial en tan pocos años! La capacidad de recuperar esas tradiciones y de afincarlas una vez más en el partido de origen, es la clave. Por eso, para el Partido Colorado, una competencia interna mucho más fuerte, donde el ala batllista esté mucho más pareja y pueda competirle primer lugar, es decisivo.
– ¿No es el escenario, hoy por hoy?
– Las encuestas no están dando ese escenario. Yo puedo hasta llegar a estar de acuerdo con algunas cosas, con otras no. Yo creo que las encuestas son un instrumento que ha demostrado – además – su capacidad técnica, en el Uruguay. Claro que, incluso como los analistas de las propias encuestadoras señalan, cuando hay un universo muy pequeño y muy incierto, como es el universo de los votos que van a votar al Partido Colorado en la interna, hay allí diferencias. Por ejemplo, en alguna encuesta, le han dado 5% de intención de voto a Amorín Batlle. Bueno, efectivamente, Amorín Batlle tiene razón cuando dice que en Rivera, un 5% de la interna colorada son +/- 4.000 o 5.000 votos. Tabaré Viera, en Rivera, lleva más o menos esos votos. O sea, los caudillos todavía mantienen – en algunas sedes departamentales – alguna referencia de votos. Lo que ocurre es que las encuestas – también – están midiendo otro tipo de cosas. Y lo que las encuestas miden – de alguna manera consistente, no en este año, sino hace 10 años – es que el batllismo es minoría adentro del Partido Colorado, en relación a Pedro Bordaberry. Y yo creo que ese escenario, ese Partido Colorado con una hegemonía fuerte, cuanto más fuerte sea esa hegemonía de Pedro Bordaberry, menos capacidad de competir por el segundo lugar. Tiene que tener más equilibrio y, para eso, tiene que incorporar batllismo.
– ¿Cuál es la incidencia que puede tener en estas elecciones la presencia de dos ex presidentes, como Batlle y Sanguinetti?
– Batlle y el Dr. Sanguinetti son dos ex presidentes que tienen prestigio, que tienen una voz que se escucha, mucho más que votos. ¿Cuántos votos tiene Sanguinetti? ¿Cuántos votos tiene Jorge Batlle? Seguramente pocos. Su rol decisivo no está allí.
– ¿Pueden incidir desde el discurso?
– Pueden incidir desde el discurso, pueden incidir desde el debate de ideas, pueden incidir – incluso – marcando la agenda política. No son decisivos a la hora de derivar los votos. Y la propia trayectoria del Partido Colorado lo reveló. Era muy claro que ni Jorge Batlle, ni Julio María Sanguinetti – dos liderazgos tan fuertes, que habían sido presidentes, uno de ellos dos veces presidente, como el Dr. Sanguinetti –, iban a trasmitir liderazgo. Para conquistar liderazgo había que ganar, había que conquistarlo con votos. Y esto es lo que hizo Pedro Bordaberry. El Partido de Pedro Bordaberry, no es el Partido del “Foro Batllista” y la “15”. Es otro Partido. Seguramente el Partido que pueda competir, aún con un liderazgo de Pedro Bordaberry, tendrá que ser un Partido distinto al de ahora. Y eso tiene que ver con la capacidad que tenga el ala batllista de incorporar caudal electoral. Eso no lo definen los ex presidentes, sino que lo definen los candidatos de hoy.
– ¿Y Amorín Batlle puede ser el precandidato que traiga esos votos?
En cinco años no pudo serlo. Nosotros vemos – en este escenario – la repetición de este pleito Amorín Batlle vs Pedro Bordaberry. Y los análisis no le están dando a Amorín Batlle una hipótesis de victoria sobre Pedro Bordaberry. De todas maneras, pienso que Amorín Batlle va a votar mejor de lo que indican las encuestas.
– Hablemos del Partido Colorado como oposición. Como oposición – en esta legislatura actual con mayoría parlamentaria –, para el Partido Colorado, que fue un partido gobernante, no debe haber sido fácil.
– El Partido Colorado, primero, era el partido del Estado. En el siglo XX fue – la mayor parte del tiempo – gobierno. Wilson Ferreira decía que en el Uruguay había un solo partido, que era el Partido Nacional, porque el Partido Colorado era la forma que los uruguayos le daban al nombre del gobierno y el Frente Amplio era una coalición de partidos. Lo dijo el senador Amorín Batlle, al Partido Colorado le es muy difícil hacer oposición. Y, sobre todo, le es muy difícil hacer oposición a un partido que ha estado tradicionalmente en el gobierno, en la ejecución, con un partido de gobierno que tiene – además – mayoría legislativa. El tema es que el ser oposición, con un gobierno que no tiene mayoría legislativa, es distinto. Y hoy, una de las hipótesis que está arriba de la mesa, es que pueda haber – por ejemplo – una victoria del Frente Amplio, en 2ª vuelta, sin mayoría legislativa propia, lo cual genera un escenario distinto.
Para mí – y lo he dicho, no es nada dramático. No sería la primera vez. Para el Frente Amplio si sería la primera vez que gobernaría sin mayoría legislativa, pero lo podría hacer. Sólo que ahí, la oposición, seguramente tendría más matices y tendría otros roles que, hoy, no tiene. En cualquier hipótesis, ese detalle no es menor. Una cosa es ser oposición, con un partido que tiene mayoría legislativa y otra cosa es ser oposición con un partido de gobierno que no tiene mayoría legislativa. El tiempo lo dirá y lo dirá, seguramente, la encuesta que es la más importante de todas – y es la más exacta -, que es la encuesta que se da en las urnas.
Diálogo de Ana María Mizrahi con el politólogo Gerardo Caetano en TNU- TV
La ONDA digital Nº 669
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