“Herodoto de Turios expone aquí el resultado de sus búsquedas para que las cosas hechas por los hombres no se olviden con el tiempo y que las grandes y maravillosas acciones llevadas a cabo tanto por los griegos como por los bárbaros no pierdan esplendor.”
Así empieza el más antiguo libro de historia no fragmentario conocido en el mundo occidental y que haya llegado a nosotros.
En un pequeño Fiat 125, recorren campos del litoral argentino. Había llovido, los caminos eran verdaderos barriales. Buscaban un campo lo suficientemente plano, sin accidentes geográficos y con cierta extensión. La fragilidad del vehículo y las condiciones del camino los pusieron en una situación difícil, se empantanó el vehículo. Las tradicionales maniobras para destrabarlo, no funcionaron, solo lo empantanaban más. El acompañante del conductor se bajó del auto, no era alto pero de complexión gruesa, decidió levantar por el paragolpes al pequeño auto sacando del barrial las ruedas traseras mientras el chofer aceleraba y hacia avanzar al vehículo. No estaba mal la idea, lo que no previeron es que las ruedas al liberarse y girar más velozmente lanzarían hacia atrás o sea hacia quien levantaba el auto, una gran cantidad de barro, como en las películas de los 3 chiflados. El auto finalmente fue liberado pero el gordo Jorge Bayarres quedó totalmente bañado en barro, de pies a cabeza.
Mucho tiempo después me encontré con el relato escrito, ese que Jorge me había hecho pero contado por el chofer, Esteban Valenti. Eran los tiempos donde hermanados para la acción opinábamos menos.
El suceso en sí mismo no es más que una anécdota, lo relevante es que buscaban un campo donde pudiera aterrizar una avioneta. Era parte de una búsqueda para sacar al general Seregni del país. La dictadura avanzaba y era inminente la nueva detención del general.
El PCU, se lo propuso, Seregni dijo, no, me quedo.
Seregni fue detenido, torturado y preso por casi una década.
Creo que fue sobre finales del 74, el general ya estaba encarcelado y la UJC, decidió realizar una volanteada en Punta del Este, no recuerdo en torno a que evento internacional. Originalmente el operativo con la volanteada denunciando y reclamando la libertad del general estaba prevista para un viernes. El mal tiempo lo impidió, lluvia y viento son impedimento para cualquier volanteada que se pretenda. Los muchachos quedaron con un bolsón de volantes en la península sin decidirse a volver o a esperar. El sábado continuó el mal tiempo.
El domingo finalmente el sol le hizo un giño “a los conspiradores”, que para resolverlo rápido buscaron un edificio donde “colarse” y desde el techo lanzar la nube de mariposas con “Libertad para Seregni”.
Era domingo, el día estaba tranquilo y la avioneta con “su alijo de armas de contrabando” venía bordeando la costa desde el sur de Brasil, el piloto avistó la península y decidió sobrevolarla, no tenía que temer, la ruta estaba establecida, la desviación insignificante y el día precioso. Enfiló a la península con tanta mala suerte que en el mismo momento en que la cruzaba una nube de volantes se desparramaba. Todo el mundo miró hacia arriba, y los volantes y la avioneta quedaron asociados al instante.
Aviso a Laguna del Sauce, aviones de la Fuerza Aérea lo obligaron a descender y el contrabando de armas quedó desbaratado por el reclamo de libertad para Seregni. Ironía del destino o no, vaya uno a saber, el aviador detenido compartió celda en el Penal de Libertad con uno de los ideólogos y ejecutores de la volanteada, éste nunca se animó a decirle lo mucho que tuvo que ver con su detención.
Los dos relatos dan marco al hecho que en aquel entonces era decisión y acción política. Carecían de trascendencia histórica eran parte de la disputa política en aquel escenario, un pueblo resistiendo a una dictadura.
Seregni no estuvo de acuerdo con el PCU, decidió quedarse. Cercano en el tiempo la decisión de Allende de no salir de la Moneda, le costó la vida.
Los grandes liderazgos se forjan con el paso del tiempo. Con acciones distintivas hacen la diferencia y marcan el camino. Hace pocos días se conmemoró un nuevo aniversario de la libertad de Seregni, sin duda fue un gran hito. La contundencia de su libertad, la alegría desbordante que nos provocó, las multitudes que estuvimos debajo de su balcón saludando a ese hombre sereno y firme, dejan atrás en el tiempo esas decisiones que no están al final del camino, sino al principio, cuando hay que empezar, en la mayor adversidad, cuando hay que decidir sin saber el derrotero del porvenir. Allí está la diferencia entre los líderes y los comunes mortales.
No me cabe la menor duda que con su decisión Seregni incidió muchísimo en muchos planos.
Fue ejemplo, vale la pena dar pelea, plantarse y tener actitud de principios. Fue faro de rebeldía y cuando el terror llegaba nos dijo a todos los uruguayos “ni me rindo, ni me voy”
Muchas fortalezas hicieron del Frente Amplio la singularidad histórica que es hoy pero estoy seguro que decisiones como aquella de ir preso si era necesario, fue un ejemplo de construcción e identidad frenteamplista. La dictadura pretendió exactamente lo contrario, romper esa unidad de la izquierda que surgía como respuesta a la crisis de la política tradicional.
¿Cuánto desencadenó aquella decisión del general?, ¿cuantos escollos políticos internacionales le generó a la dictadura? , ¿Cuántas pequeñas heroicidades de gente sencilla inspiró su rebeldía y principios?
No puedo menos que recordar y reflexionar sobre ello en estos días. Los frenteamplistas vamos a elegir un nuevo presidente para nuestra fuerza. Que nuestros candidatos, emergentes de este tiempo, de esta política y de estas generaciones encuentren el camino inteligente y unitario para representarnos , conducirnos y construir caminos para construir una sociedad más justa, las inequidades ”sobran” aún, éstas caen siempre sobre los más débiles, los más vulnerables, no hay democracia sin inclusión.
A todos los frenteamplistas nos representó Seregni, su liderazgo construyó unidad y nos condujo al gobierno. Los sucesos del siglo XXI necesitan nuevos liderazgos, nuevas acumulaciones de pueblo, largo camino hemos hecho sin embargo el hoy nos urge.
Iremos a votar, los muchos o pocos que lo hagamos legitimarán más o menos al electo. Quien sea presidente deberá trascender por mucho a los impulsores de su candidatura. La diversidad del FA, expresada social y políticamente debe ser contemplada, representada y transformado esto en comunes denominadores de construcción de equidad y derechos.
La irrupción de una mujer como candidata fue un ejemplo claro que las candidaturas no alcanzaban, que se necesitaba más para expresarnos más cabalmente. Que se sumen gestos, acciones, discusiones y encuentros porque necesitamos convulsionar nuestra interna, volver a sentirnos partícipes necesarios.
El general Seregni, fue un gran arquitecto, con otros, del FA. Su liderazgo se construyó por decisiones inteligentes, de principios, y políticamente correctas y oportunas.
El 9 de julio de 1973, estuvo encabezando la última pueblada que trató de quebrar al golpe, luego simplemente enfrentó la cárcel, la tortura y fue ejemplo.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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