La izquierda latinoamericana en su historia se ha caracterizado por una cultura antiimperialista. Las relaciones comerciales, financieras y productivas entre los EEUU y los países de la región generaban una fuerte extracción de excedentes económicos a favor de la potencia imperialista y limitaba el poder autónomo de decisión de los países latinoamericanos.
En el plano político los EEUU realizaron invasiones militares como en Cuba en 1961, destituyeron presidentes como Arbenz en Guatemala en 1954, impulsaron y apoyaron dictaduras militares, como en la década del 70 del siglo pasado en varios países sudamericanos. Intentaron en el plano comercial el Alca que fracasó en 2005 por la negativa de varios gobiernos progresistas de la región. Frente a esta situación, llevan a cabo tratados bilaterales de libre comercio y lo concretan en América del Sur con Chile, Perú y Colombia. Antes el Nafta con México y Canadá.
La política comercial de EEUU, en la actualidad, es consecuencia de la competencia frente a China, primer exportador mundial de bienes. Para ello lleva adelante el Tratado del Transpacífico, negocia un acuerdo global con la Unión Europea, intenta una liberalización de servicios a través del Tisa, para favorecer sus intereses económicos y especialmente de sus grandes empresas transnacionales.
En este contexto se produce el viaje del presidente Obama a Cuba con quien EEUU rompió relaciones en enero de 1961 y desde entonces, inició y continúa un bloqueo comercial que afectó profundamente la economía cubana. Saludamos el gesto del presidente de los EEUU como el inicio de un nuevo relacionamiento entre ambos países. El gesto y la mirada de Raúl Castro era de satisfacción.
Casi como si hubiera llegado un salvador, por supuesto manteniendo sus principios. La revolución cubana fue un referente para la izquierda latinoamericana. Tuvo avances significativos en el ámbito social, pero también después de 57 años, hay que reconocer el fracaso de su modelo económico y político.
Probablemente para equilibrar su viaje, en la mirada interna de la política norteamericana, Obama llegó a Argentina a darle el espaldarazo a un gobierno de derecha. Mostró un carisma envidiable. Tomó mate, bailó tangos, leyó a Borges y sobre todo hizo una exposición con preguntas de oyentes, donde de alguna manera hizo autocrítica de políticas del pasado de los gobiernos de EEUU.
Especialmente en el tema de los derechos humanos. Es una nueva presencia política de EEUU en la región con una política comercial clásica, que históricamente ha afectado a los países latinoamericanos. Estos intentos políticos pueden verse totalmente frustrados si los republicanos ganaran las próximas elecciones.
¿Qué pasa con los gobiernos progresistas de la región? ¿Cómo se para la izquierda? En un mundo globalizado y un capitalismo donde predomina lo financiero, hay que encontrar nuevas formas de inserción internacional. Seguiremos vendiendo recursos naturales, pero en el mundo del conocimiento es indispensable exportar alta y media tecnología. Ello requiere nuevas formas de participación en cadenas de valor internacionales y sobre todo regionales. Esto significa nuevas formas de integración económica y avances significativos en la unidad regional para negociar con las grandes potencias.
Hay que negociar con los EEUU, con China y con la Unión Europea. Los acuerdos deben permitir los necesarios cambios, tanto en la estructura de exportaciones como en la productiva de los países de la región, no pueden afectar el funcionamiento privilegiado de las empresas públicas, ni limitar el papel del Estado como conductor y regulador del proceso económico, como surge de los tratados liderados por los EEUU.
Los actuales gobiernos progresistas de la América del Sur, después de una década de mejoras económicas y sociales, se encuentran con serios problemas.
Son notorios los fracasos económicos de Venezuela. Chile con muchas dificultades y en Argentina perdió el kirchnerismo. Correa no acepta la reelección y Evo Morales pierde dicha posibilidad.
Pero lo más trascendente son los acontecimientos negativos para Brasil y para la izquierda brasileña. Una de las mayores carencias de estos gobiernos es la falta de estrategias de desarrollo que atiendan las necesidades regionales y nacionales para alcanzar crecimiento con igualdad.
No están claros los modelos de desarrollo. A ello se agregan fenómenos de corrupción y, en alguna medida, se perdieron los fundamentos éticos, uno de los valores, de los principios centrales del comportamiento de la izquierda.
En este contexto internacional, con tantas complejidades, al gobierno del Frente Amplio hay que cuidarlo.
Pero éste debe dejarse cuidar. Hay que apoyarlo, pero también hay que controlarlo. Las continuas declaraciones de liberarnos del Mercosur para realizar acuerdos bilaterales de comercio, no parecen apropiadas a la actual situación. Es muy difícil, por su propio tamaño y debilidad, que Uruguay realice TLC que abarcan al 90% del comercio internacional entre las partes. Pero sí puede hacer acuerdos parciales, como los logros del Tifa con EEUU, con otros países, para asegurar la colocación de rubros tradicionales como carne y lácteos. Ingresar a la Alianza del Pacífico no cambia ni dinamiza nuestro comercio exterior, pero tiene significación política negativa de adherirnos a la línea de los EEUU en comercio internacional. El Transpacífico nos afecta como lo hace el Tisa.
Hay que esperar a mejores condiciones internacionales para grandes acuerdos.
Entre 2005 y 2012 las exportaciones de Uruguay crecieron al 16% acumulativo anual sin acuerdos comerciales relevantes. Chile tiene múltiples acuerdos, pero básicamente sigue exportando minerales sin cambios en su estructura de exportaciones ni productiva. México ha incrementado sustantivamente la proporción de sus exportaciones con respecto al PBI. Pero los ingresos por habitante, prácticamente se mantienen constantes en los últimos 25 años.
La evaluación de la situación de Brasil es muy relevante para el futuro del Uruguay y para las posibilidades de la futura integración regional.
Por Alberto Couriel
Economista y ex senador
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