La situación política y social de Brasil camina en dirección a una crisis generalizada de sus instituciones. En esta entrevista el cientista político e historiador Luiz Alberto Moniz Bandeira prevê que; “El gobierno interino de Michel Temer no tiene legitimidad, es impopular y, todo indica, no ha de perdurar hasta 2018. También ante la alternativa de que la presidenta Dilma Rousseff regrese al gobierno le será muy difícil gobernar con un Congreso, en gran parte corrompido, y el Supremo Tribunal Federal comprometido por la desvergonzada actuación”.
Dadas estas circunstancia y en el caso de que haya nuevas elecciones, creo que sólo las Fuerzas Armadas, cuyo comando del Ejército, Marina y Aeronáutica hasta ahora está inmune y exento, pueden organizar y presidir el proceso. También ellas pueden impedir que el Estado brasileño sea desmantelado, en medio de este clima de inquisición, creado y mantenido en el país, en colaboración con los medios de comunicación corporativos, por elementos del Poder Judicial, como si estuviesen encima de cualquier sospecha. Y no lo están. No son los dioses del Olimpo.
-¿Cómo evalúa usted el proceso de impeachment de la presidente Dilma Rousseff?
– El hecho de que el presidente interino Michel Temer y sus acólitos, designados ministros, actúen como definitivos, mudando toda la política de la presidente Dilma Rousseff, evidencia nitidamente la farsa montada para encubrir el golpe de Estado, un golpe frío contra la democracia, descargado bajo el manto del impeachment. Ese golpe, entretanto, debe ser comprendido dentro del contexto internacional, en que los Estados Unidos tratan de recomponer su hegemonía sobre América del Sur, al punto de negociar y establecer acuerdos con el presidente Mauricio Macri para la instalación de dos bases militares en regiones estratégicas de la Argentina. El proceso de impeachment de la presidente Dilma Rousseff no se trata, por lo tanto, de un acto aislado, por motivos domésticos, internos del Brasil.
-¿Dónde serían implantadas tales bases?
– Una en Ushuaia, en la provincia de la Tierra del Fuego, cuyos límites se extienden hasta la Antártida. La otra en la Triple Frontera (Argentina, Brasil y Paraguay), antigua ambición de Washington, a título de combatir al terrorismo y al narcotráfico. Pero el gran interés, inter alia, es, probablemente, el Acuífero Guaraní, el mayor manantial subterráneo de agua dulce del mundo, con un total de 200.000 km2, un manantial transfronterizo, que abarca a Brasil (840.000 Km²), Paraguay (72.500 Km²), Uruguay (58.500 Km²) y Argentina (225.000 Km²). Ahí los grandes bancos de los Estados Unidos y de Europa – Citigroup, UBS, Deutsche Bank, Credit Suisse, Macquarie Bank, Barclays Bank, the Blackstone Group, Allianz, e HSBC Bank y otros – compraron vastas extensiones de tierra.
El impeachment a la presidente Dilma Rousseff y la implantación de bases de los Estados Unidos en la Argentina
-La elección de Mauricio Macri ¿significa que la Argentina va a volver al tiempo en que el ex-presidente Carlos Menem, con la doctrina del “realismo periférico”, deseaba mantener “relaciones carnales” con los Estados Unidos?
– Los Estados Unidos están tratando de recuperar su hegemonía en América del Sur, hegemonía que comenzaron a perder con el fracaso de las políticas neoliberales en la década de 1990. Con la elección de Maurício Macri, en la Argentina, consiguieron una gran victoria. En Venezuela, el Estado se encuentra en la inminencia del colapso, debido a la conjugación de las desastrosas políticas de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, con la caída del precio del petróleo y las operaciones para el cambio de régimen, implementadas por la CIA, USAID, NED y ONGs financiadas por esas y otras entidades. La implantación de bases militares en Ushuaia y en la Triple Frontera, además de herir la soberanía de la Argentina, significa una seria amenaza a la seguridad nacional no sólo del Brasil sino de los demás países de la región. Los Estados Unidos poseen bases en Colombia y algunos contingentes militares en Perú, ostentando su presencia en los Andes y en el Pacifico Oriental. Con las bases em la Argentina completarían un cerco virtual de la región, al norte y al sur, al lado del Pacífico y del Atlántico.
– Qué implicaciones tendría el establecimiento de tales bases en la Argentina?
– Cualesquiera que sean las más diversas razones, inclusive científicas, la presencia militar de los Estados Unidos en la Argentina implicaría una mayor infiltración de la OTAN, en América del Sur, penetrada ya, discretamente, por la Gran-Bretaña en el archipiélago de las Malvina. Abrogaría de facto y, definitivamente. la resolução 41/11 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que, en 1986, estableció al Atlántico Sur como Zona de Paz y Cooperación (ZPCAS). Brasil jamás aceptó que la OTAN extendiese al Atlántico Sur su área de influencia y actuación. En 2010, durante el gobierno de la presidente Dilma Rousseff, el entonces ministro de Defensa del Brasil, Nelson Jobim (del PMDB, el mismo partido del presidente provisorio Temer), atacó la estrategia de ampliar el área de injerencia de la OTAN al Atlántico Sur, afirmando que ni Brasil ni América del Sur pueden aceptar que los Estados Unidos “se atribuyan” el derecho de intervenir en “cualquier teatro de operaciones” bajo “los más variados pretextos”, para que la OTAN “pueda servir de instrumento para el avance de los intereses de su miembro exponencial, los Estados Unidos de América, y, subsidiariamente, de los aliados europeos”
– Pero ¿establecer una base militar en la región de la Antártida no es una antigua pretensión de los Estados Unidos?
– Si. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial ese es un objetivo estratégico del Pentágono a fin de dominar la entrada en el Atlántico. Posiblemente, tal pretensión ahora se acentuó más, debido al hecho de que China está por construir en el Paraje Quintuco, en la província del Neuquén, corazón de la Patagonia, la más moderna estación interplanetaria y la primera fuera de su propio territorio, con una poderosa antena de 35 metros para investigaciones en el “espacio profundo”, como parte del Programa Nacional de Exploración de la Luna y Marte. La previsión es que comience a operar a fines de 2016. Pero a fin de recuperar la hegemonia sobre toda la América del Sur, en la disputa cada vez más obstinada con China era necesario controlar, sobre todo, a Brasil, y acabar con el MERCOSUR, la UNASUR y otros órganos creados juntamente con la Argentina, su principal socio e interlocutor estratégico, cercando a los demás países de la América del Sur. La destitución de la presidente Dilma Rousseff podia permitir a Washington colocar un apoderado para sustituirla. El cambio en la situación económica y política tanto de la Argentina como del Brasil parece, entretanto, muy difícil para los Estados Unidos. China se volvió el principal socio comercial de Brasil, con inversiones previstas superiores a los US$54 billones, y el segundo mayor socio comercial de la Argentina, después de Brasil. Éste país, al desenvolver una política exterior con mayor autonomía, fuera de la órbita de Washington, y de no intervención en los países vecinos y de integración de la América del Sur, conforme la Constitución de 1988, constituye un obstáculo a los designios hegemónicos de los Estados Unidos, que pretenden imponer a todos los países de la América tratados similares a los firmados con las repúblicas del Pacífico. A los EUA les desagrada que Brasil integre el bloque conocido como BRICs y sea uno de los miembros del banco con sede en Shanghai para competir con el FMI y el Banco Mundial.
– ¿Cómo percibe usted la degradación de la democracia en Brasil, con la actuación de sectores de la burocracia del Estado (Ministerio Público, Policía Federal y Poder Judicial) que actúan violando la Constitución, desquiciando al país?
– La campaña contra la corrupción, en los términos que el procurador-general Rodrigo Janot y el juez Sérgio Moro ejecutan, apunta, objetivamente, a desmoralizar a Petrobrás y a las grandes constructoras nacionales, tanto que ni siquiera las empresas extranjeras fueron investigadas, y ellas están, efectivamente, involucradas también en la corrupción de políticos brasileños. Al mismo tiempo se creó el clima para el golpe frío contra el gobierno de la presidente Dilma Rousseff, aumentado por las demostraciones de junio de 2013 y los abucheos contra ella en la Copa del Mundo. La estrategia se inspiró en el manual del profesor Gene Sharp, intitulado De la Dictadura a la Democracia, para el entrenamiento de agitadores y activistas, en universidades americanas y hasta incluso en las embajadas de los Estados Unidos, para liderar ONGs. Entre ellas Estudiantes por la Libertad y el Movimiento Brasil Libre, financiadas con recursos de los billonarios David y Charles Koch, sustentáculo del Tea Party, bien como por los billonarios Warren Buffett y Jorge Paulo Lemann, propietarios de los grupos Heinz Ketchup, Budweiser y Burger King, y socios de Verônica Allende Serra, hija del ex-gobernador de San Pablo José Serra, en la heladería Diletto. Otras ONGs son sustentadas por el especulador George Soros, que igualmente financió la campaña “Venga para las calles”.
– ¿Los pedidos de prisión de los “próceres” del PMDB y del presidente del Senado, encaminados por el procurador-general de la República pueden desestabilizar al Estado brasileño?
– Los motivos alegados en los medios de comunicación, no justificarían una medida tan radical, como alcanzar a toda la línea sucesoria del gobierno brasileño. El objetivo de la Procuraduría General de la República podría ser de promoción personal, no obstante tanto el juez Sérgio Moro como él actúan con el propósito de debilitar y desmoralizar -aún más- a todo el Estado brasileño, como si estuviesen al servicio de intereses extranjeros. No sólo desmoralizar al Estado brasileño. Van mucho más lejos en sus objetivos antinacionales. Las sospechas levantadas contra la fábrica de submarinos, donde se construye, incluso, el submarino nuclear, todos con transferencia para Brasil de tecnología francesa, permiten percibir el propósito de desmontar el programa de rearme de las Fuerzas Armadas, reiniciado por el presidente Lula y continuado por la presidente Dilma Rousseff. Es muy posible que, en seguida, el objetivo sea la fabricación de los jets, con transferencia de tecnología de Suecia, lo que los EUA no hacen, como en el caso del submarino nuclear. Es preciso recordar que, desde el gobierno Collor de Melo y, principalmente, durante la gestión del presidente Fernando Henrique Cardoso, el Brasil fue virtualmente desarmado, el Ejército no tenía recursos para alimentar a los reclutas y fue desmantelada la industria bélica, que el gobierno del general Ernesto Geisel había incentivado, después de denunciar el Acuerdo Militar con los Estados Unidos, en la segunda mitad de los años 1970.
– ¿Usted considera que los Estados Unidos estuvieron por detrás de la campaña para derribar al gobierno de la presidente Dilma Rousseff?
– Hay fuertes indicios de que el capital financiero internacional, esto es, de que Wall Street y Washington nutrieron la crisis política e institucional, aguzando la feroz lucha de clases en Brasil. Ocurrió algo similar a lo que el presidente Getúlio Vargas denunció en la carta-testamento, antes de suicidarse, el 24 de agosto de 1954: “La campaña subterránea de los grupos internacionales se alió a la de los grupos nacionales sublevados contra el régimen de libertad y garantía del trabajo”. Mucho dinero corrió en la campaña por el impeachment. La influencia de los EUA aparece en los vínculos del juez Sérgio Moro, que conduce el proceso de Lava-Jato. Él realizó cursos en el Departamento de Estado, en 2007. Al año siguiente, en 2008, pasó un mes en un programa especial de entrenamiento en la Escuela de Derecho de Harvard, en conjunto con su colega Gisele Lemke. En octubre de 2009, participó de la conferencia regional sobre “Illicit Financial Crimes”, promovida en Rio de Janeiro por la Embajada de los Estados Unidos. La Agencia Nacional de Seguridad (NSA), que monitoreó las comunicaciones de la Petrobras, descubrió la ocurrencia de irregularidades y corrupción de algunos militantes del PT y, posiblemente, pasó información sobre el “doleiro” (persona que negocia dólares en el mercado paralelo) Alberto Yousseff a un delegado de la Policía Federal y al juez Sérgio Moro, de Curitiba, ya entrenado en acción multi-jurisdiccional y prácticas de investigación, incluso con demostraciones reales (como preparar testimonios para delatar terceros). No sin motivo el juez Sérgio Moro fue elegido como uno de los diez hombres más influyentes del mundo por la revista Time. Él dirigió la Operación Lava-Jato, auxiliado por el procurador-general de la República, Rodrigo Janot, como un reality show, sin ninguna discreción, descargando selectivamente informaciones para los medios de comunicación, con base en delaciones obtenidas bajo amenazas y coerción, y prisiones ilegales, con el objetivo de mancillar e incriminar, sobre todo, al ex-presidente Lula. Y la campaña continúa.
– ¿Hacia dónde va?
– Va lejos. Intenta alcanzar a todo Brasil como nación. De ahí que se anuncia una campaña contra la industria bélica, comenzando contra la construcción de los submarinos, con tecnología transferida de Francia, el único país que acordó hacerlo, y va a llegar a la construcción de los aviones, con tecnología de Suecia y otras industrias. Esas iniciativas de los presidentes Lula da Silva y Dilma Rousseff afectaron y afectan a los intereses de los Estados Unidos, cuya economía se sustenta, largamente, con la exportación de armamentos. A pesar de toda la presión de Washington, Brasil no compró los jets F/A-18 Super Hornets de la Boeing, lo que contribuyó, juntamente con la cancelación de las contrataciones realizadas por Corea del Sur, para que la firma estadounidense tuviese que cerrar su planta en Long Beach, en California. La decisión de la presidente Dilma Rousseff de optar por los aviones de Suecia representó un duro golpe para la división de defensa de la Boeing, con la pérdida de un negocio por un valor US$4,5 billones. Ese y otros factores concurrieron para la organización del golpe en Brasil.
– Y ¿cuál es la perspectiva?
– Es sombría. El gobierno interino de Michel Temer no tiene legitimidad, es impopular y, lo que todo indica, no ha de perdurar hasta 2018. Es débil. No contenta a griegos y troyanos. Y, aunque el presidente interino Michel Temer no consiga el voto de 54 senadores para efectivizar el impeachment, será muy difícil a la presidenta Dilma Rousseff gobernar con un Congreso, en gran parte corrompido, y el Supremo Tribunal Federal comprometido por la desvergonzada actuación, abiertamente político-partidaria, de algunos de sus miembros. Dadas estas circunstancia y en el caso de que haya nuevas elecciones, creo que sólo las Fuerzas Armadas, cuyo comando del Ejército, Marina y Aeronáutica hasta ahora está inmune y exento, pueden organizar y presidir el proceso. También ellas pueden impedir que el Estado brasileño sea desmantelado, en medio de este clima de inquisición, creado y mantenido en el país, en colaboración con los medios de comunicación corporativos, por elementos del Poder Judicial, como si estuviesen encima de cualquier sospecha. Y no lo están. No son los dioses del Olimpo.
Entrevista a Luiz Alberto Moniz Bandeira
Cientista político e historiador
Fuente: viomundo
Traducción AmerSur
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