En España este pasado fin de semana ha sido muy movidito para los dos grandes partidos, el Partido Popular y Podemos. Sus delegados, secretarios, líderes regionales, nacionales y demás militantes se han reunido en dos grandes locales de Madrid para dilucidar sus políticas y estrategias, su liderazgo y sus luchas intestinas por el poder. Según los medios de información de este país, no han hecho otra cosa los partidos que hablar de sí mismos. De acuerdo. Es la información que deben ofrecer los mass media, como se decía cuando servidor estudiaba para ejercer un oficio en el que hoy por hoy, sobran los estudios, pues toda la información viene “elaborada” desde las grandes esferas; el plumilla sobra, con ser sastrecillo valiente que sepa leer un poco, “seleccionar, copiar, cortar y pegar”, como se dice ahora, está todo hecho.
Cuando no han hablado de sí mismos, han debatido las diferentes concepciones que dentro de cada partido se cuecen, hasta llegar a escaldar, sobre todo en la izquierda, que no sabe a dónde va, según esos medios, subvencionados por el capital y serviles al poder. De esa desunión de la izquierda y de sus luchas intestinas, en mayor medida y desmedida que en todas las demás formaciones, por haber sucedido solamente en el congreso de un partido, llamado Podemos, se ha hablado a todas horas y con toda sarta de opiniones y deméritos, incluso calumnias y falsedades que se han revestido de agorería, maldad y desprestigio. Su Congreso Nacional, al que han asistido casi doscientos mil afiliados y simpatizantes, debatía varias ponencias tanto respecto a las estrategias a seguir para las próximas elecciones, como el afianzamiento de su líder Pablo Iglesias, al que hacían frente otros miembros importantes de la cúpula directiva. Junto a su candidatura, se presentaban dos más, la de su segundo Íñigo Errejón, secretario político hasta ahora, en que tal cargo desaparecerá, y otros de la corriente anticapitalista. Al final, los resultados dieron una amplia victoria por mayoría, 60 %, a Pablo Iglesias, frente a Errejón (30%).
En los medios de comunicación se ha resaltado esta lucha interna entre ambos candidatos que se venía fraguando desde hace tiempo, a raíz de pactar o no con el PSOE de Pedro Sánchez. Pero en dicho Congreso o Asamblea Ciudadana, como ellos prefieren llamarla, se han debatido otras propuestas y estrategias encaminadas a atraer a la gente para conseguir una mayoría que les permita gobernar en las próximas elecciones. Pero la mayoría de los medios se ha centrado en esa lucha intestina que dividía el partido, augurando su desaparición y división, olvidando el debate profundo en cuanto a sus políticas a seguir.
Frente a esas tergiversadas informaciones, se ha hecho hincapié en la unión de la derecha y la fuerza, carisma, serenidad y quietud de su líder, desde el insulso Rajoy al pisaverde Rivera. Ambos han ganado por mayoría super absoluta, como dicen las chonis, y como sucede en las dictaduras que quieren aparentar “dictablandas”. De eso sabemos mucho los españoles que nunca hemos parado de votar en remedo de plebiscitos para dar conformidad a generalotes. Claro, que mientras en una, la izquierda, su esencia es el debate, en la otra, la derecha, el “debate” se sustituye por el “dislate”, que suena parecido pero no es igual. En una hay corrientes ideológicas, al modo y manera de la variada composición social, mientras en la otra, solamente hay una, la cuenta corriente bancaria, el lucro propio frenando el enriquecimiento social. Esa es la gran diferencia que ha marcado los dos congresos, el del PP, y el de Podemos. En uno se ha resaltado el liderazgo de su único carismático sin carisma, y con barba, en el otro se ha puesto en duda el liderazgo del que se presentaba en justa lid y con coleta.
En uno se ha resaltado la unidad en torno a una idea, la expuesta por su indiscutible líder, y en otro, las desavenencias y la lucha por el poder dentro del mismo partido y no las diferentes ideas que pueden enriquecer la actividad política. En uno se ha visto como virtud la tan cacareada unión, mientras en el otro se ha visto como vicio el enconado debate que lleva a la tan manoseada lucha por el poder. En el PP el liderazgo estaba claro y en torno a él se deshacían en unánimes y sonoros aplausos, elogios, loas y panegíricos que no dejaban paso al debate, sino al único, basado en la esencia misma del partido: dilucidar si la figura del logotipo era una gaviota. En la asamblea de Podemos, como había varios liderazgos y varias ponencias encaminadas al debate, reinaba el caos y cada cual aplaudía a los suyos discutiendo, matizando, sin ponerse de acuerdo.
La derecha lo ve así, porque para la derechona el debate no ha lugar en una democracia, donde todo debe estar atado y bien atado, en torno a una única idea, que todos sabemos cuál es y cómo ha dejado y está dejando a España, el pillaje. ¡Todo por España! Los debates son malos, acaban como el rosario de la Aurora cuando no a tiros y puñaladas. Así no avanza la democracia, porque solo hay democracia con un partido unido por Dios y por la Patria.
Es todo lo contrario. Pero ya se sabe cómo actúan los mamporreros de la información. Ya se sabe cuál es la función del mamporrero, solamente una, encajar la información/desinformación a costa de lo que sea y como sea… Así se ha expuesto y repetido con grandes dosis de subjetivismo y falseando la verdad. Y no es la verdad, al menos toda la verdad. En medios y organizaciones no solamente españoles, sino también extranjeros, entre ellos el New York Times, se ha puesto de manifiesto, en varias ocasiones, durante estos dos últimos años, la falta de objetividad y libertad de la prensa española, y la radio y no digamos ya la televisión. Todos están de acuerdo que en España la libertad de información en los medios tradicionales está de capa caída, y sus informaciones están sumamente manejadas al servicio del estatus financiero. Se ha visto claramente respecto al tratamiento dado en estos dos congresos.
Realmente han sucedido debates, en uno y otro congreso, pero no como esos grandes medios manejados y manipulados, lo pintan. Se han sucedido los debates, porque el fundamento de toda democracia es el debate, el parlamento, el contraste de ideas para sumar a la mayoritaria las minoritarias, y enriquecer las políticas y las medidas a aplicar.
No han visto debate en Podemos sino una lucha interna, y han querido dar a entender que así es, un partido en el que todos quieren convertirse en esa “casta” que tanto critican y solo pretenden ascender puestos para llegar antes al poder. Que este quiere quitar a este para poner al otro… Debates de luchas, eso han dado a entender los grandes medios de desinformación. Eso han hecho, desinformar, salvo algunos muy escondidos casi en las alcantarillas cuya repercusión hay que buscarla con cuentagotas y llega solamente a los que saben cómo se cuecen las cosas y como se debaten las propuestas.
Ni la Caja Mágica (una de las inversiones para celebrar los fallidos JJ OO), que ni es caja, ni mágica, sino símbolo de la inutilidad y derroche de unas políticas donde prima el interés empresarial sobre el social, ha puesto su varita para mejorar al Partido Popular, por mucho que presuma de unión, al decir de la Cosppedal, frente a los de Podemos, “los pimpinela de aquí al lado”. Qué lista, qué sagaz, qué buen gusto por las canciones horteras y falaces -su lucha era en broma, eran familia unida y cristiana, hermanos, y no en el sentido cristiano de la palabra-, y sus discusiones eran una pantomima infantiloide, pretendiendo ser original. Según su intervención y otras por el estilo, Podemos estaba presente en sus discursos, los mentaban más que a su propio líder. ¿Les temen?
De gaviota, a albatros o charrán…
Entre esas trifulcas, divulgadas a diestro y siniestro por los grandes mentirosos españoles y tertulianos de peineta y pacotilla, sobresale la paz que ha reinado en el conciliábulo del PP. ¡Esos sí que lo tienen claro! Solamente discrepan en pequeños detalles que se arreglan con un par de comidas, una charla de café con leche y cuatro “rayitas”*. Pa qué más, colega.
Como hemos pregonado algunos periodistas acerca de la etología de la gaviota como ave carroñera, y lo que es peor, ladrona, que define bien a este partido, ahora resulta, quizá tras un examen de conciencia, que su símbolo es otro, y no esa especie sucia, ladrona y molesta, otro ave que se parece a la gaviota pero no es gaviota. Y van y dicen que es un charrán, también conocido como “gaviotín”, parecido a la golondrina, que da mejor imagen, sacaron las espinas de Cristo. Pero el charrán tampoco es trigo limpio, fue de las primeras aves que se identificaron, en la década de los 50, como portadoras de la gripe aviar.
Y para acabar el debate, su portavoz, Rafael Hernando, carapena, sale diciendo que él veía un albatros… Si fuera un albatros, sus alas se hubieran salido del círculo, que antes era un torpe cuadrado, y hubieran roto la tan cacareada unidad… hubieran caído en el vicio de los de Vista Alegre, la plaza de toros, a 7 klms, donde se congregaban los de Podemos. Hasta esos altos vuelos llega la diferencia de ideas y debate en este grupo de políticos unidos por el poder y el dinero. Un nuevo símbolo que no arregla nada.
Ya puestos, yo le añadiría dos ojos debajo de las alas, más que nada, porque es más fácil para el diseñador, clarificaría el símbolo y evitaría confusiones al convertirse en un mochuelo, que es también ave rapaz, pero más beneficioso, y además está en período de extinción… Lástima que no se les ocurra. Lo digo por la extinción, no por el mochuelo, que son capaces de cargárselo al currito, que sí, colega.
Vamos a dejarlo. Total, todos son pájaros…
*Rayitas: Que nadie piense mal, y se le venga a la mente la coca, me refiero a los trazos para cambiar el logotipo y que la gaviota parezca otra cosa que disimule lo que es.
Por Ramón Hdez de Ávila
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