Raras coincidencias entre dos hombres

Tiempo de lectura: 2 minutos

En este año de 2017, Lenin Boltaire Moreno asumió la Presidencia del Ecuador puntualmente un siglo después de que en 1917 otro Lenin, el líder bolchevique Vladímir Ilich Uliánov, se pusiera al frente de la Revolución rusa.

El tiempo ha ido girando sin detenerse, como desde siempre lo ha hecho el tiempo en su rutina.

En la tarde del 30 de agosto de 1918, Vladimir Lenin, con 48 años cumplidos, se retiraba luego de pronunciar un discurso ante los obreros de una fábrica de armamentos en Mocú, cuando una muchacha identificada como Fanni Yefímovna Kaplán se acercó a él y le disparó tres tiros. La joven, una anarquista de 28 años, diría después que lo hizo porque creía que los bolcheviques socavarían la fé del pueblo en el socialismo. Lenin fue alcanzado por dos balas en el hombro y el pulmón izquierdos, pero sobrevivió.

En  el otro lado del mundo, en Guayaquil, ochenta años después de aquel episodio, en una noche de enero de 1998 Lenin Moreno, con 46 años cumplidos, salía de hacer una compra en una panadería cuando fue interceptado por dos bandidos que quisieron robarle su automóvil. A pesar de que no se resistió, uno de los asaltantes le disparó por la espalda. Sobrevivió, pero la bala afectó zonas vitales, perdió la movilidad en las piernas y desde entonces debe usar una silla de ruedas.

Raras coincidencias entre dos hombres que comenzaron a cargar sus pesadas mochilas de responsabilidades distanciados en un camino de un siglo. El ruso, que usó el nombre de guerra Lenin en tiempos tormentosos y de gloria, en un proceso que muchos años después desaguaría en el desmembramiento y el desembarco de los Yeltsin y los Putin; y el ecuatoriano, a quien su padre le dio un mandato familiar y, además de bautizarlo Lenin, lo llamó Boltaire -en homenaje al Voltaire que inspiró a los teóricos de la Revolución francesa-, y que ahora comienza a trillar la misma senda que en su tierra inauguró hace una década Rafael Correa, a quien reconoció en el momento de asumir cuando afirmó que “el futuro lo estamos construyendo hace 10 años”.

El Lenin de hoy tendrá la responsabilidad de seguir conduciendo a su pueblo hacia la aurora luminosa de la Patria Grande, que un día llegará, sin vueltas, a contracorriente de las cada vez mayores asechanzas de los chacales de un mundo de avaricia y violencia que ahora es llamado neoliberalismo.

 

Por William Puente
Periodista

La ONDA digital Nº 817  (Síganos en Twitter y facebook)

 

(Síganos en TwitterFacebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA

Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.