La distribución de riqueza global en una cuota en dinero para subsistencia tiene su correlato ideológico en la libertad de consumir los bienes naturales como el agua y el aire.
Consecuentemente esta concepción debería extenderse al uso de la tierra, cuya cuestionable tenencia es motivo de litigios milenarios. Su apropiación por los menos, dado la obvia limitación del recurso, atenta contra el usufructo de la mayoría de nuestros congéneres. La propiedad de la tierra, obtenida en el pasado por la fuerza bruta y el carácter divino de las monarquías, en la actualidad por el pacto social, es defendida por el derecho hereditario, las patentes y registros en los estados contemporáneos. Este derecho debería dejar de ser irrestricto y prevalecer el usufructo universal.
Generalizando
Profundizando el concepto, la distribución debe abarcar los bienes intangibles traducida en el acceso al conocimiento de la obra artística y cultural creados por toda la humanidad.
Todo cambia
El trabajo como lo conocemos será cada vez más escaso para quienes viven del mismo. Pero si los robots ya están sustituyendo a los humanos, no parece posible hacerlos clientes consumidores como inventó Ford para sus trabajadores. La relación trabajo-consumo se rompe y cualquier solución deberá pasar por mantener la vida humana. La renta básica es una de esas soluciones.
Ámbitos de aplicación: territoriales y jurídicos.
Los estados administrativos del mundo actual pueden imponer la Renta en su territorio. Por supuesto en el marco jurídico propio y atendiendo las competencias de los órganos globales. Su mayor desafío es hacer partícipes a las multinacionales que perforan fronteras sin atenerse totalmente a las normas soberanas de esos estados. Internamente, las prescripciones legislativas tendrán que superar los propósitos empresariales del máximo lucro y su accionar corporativo.
El desafío ideológico
Los gremios de trabajadores tienen por delante un desafío inédito y simultáneo a la crisis del trabajo al tener que superar el leiv motiv de su accionar histórico e integrar una sociedad inevitablemente nueva . La sociedad del hombre nuevo?
Por el Arq. Luis Fabre
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