Por qué la renta básica universal nunca podrá ser una solución progresista

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La mayoría de los partidarios de la renta básica sólo responde a los argumentos de la derecha -relativos principalmente a la voluntad de trabajar- y nunca imaginan que puede haber argumentos válidos para que la izquierda se oponga a su propuesta.

En esto, debemos agradecer a Philippe van Parijs* porque se dirige principalmente a la socialdemocracia cuando defiende la renta básica. Sin embargo, sus respuestas no son demasiado satisfactorias.

Permítanme comenzar con el punto sencillo en el que todos estamos de acuerdo: la asistencia social precisa cambios fundamentales. Primero, porque la pobreza no debiera existir en nuestras sociedades opulentas y porque los actuales mecanismos de control son humillantes y no colaboran con el empoderamiento de las personas pobres. Pese a toda la palabrería académica y económica sobre la ‘multinimensionalidad’ de la pobreza, nunca debiéramos olvidar que las personas pobres precisan, antes que nada, un ingreso si queremos que escapen a la pobreza. Si otros problemas permanecen luego de que les fue garantizado un ingreso -salud, educación, vivienda, deudas…-, entonces los trabajadores sociales debieran estar disponibles para una rápida ayuda.

Debe introducirse urgentemente una renta mínima garantizada para personas pobres. En verdad, esto debiera ser un derecho humano. El hecho de que sería sólo para personas pobres, implica que haya controles, pero esto puede hacerse sencillamente sin inmiscuirse en la vida de la gente. Tenemos toda la tecnología de información disponible, desde la administración de impuestos hasta la seguridad social, para garantizar a la gente que pueden reclamar su derecho.

¿Qué pasa con quienes no son pobres?
¿Por qué debiéramos dar una renta básica también a los no pobres? Nunca escuché un argumento convincente. Se dice que es para que el sistema sea sencillo. Bueno, si podemos erradicar la pobreza por, digamos, 2 mil millones de euros, que sería el caso de Bélgica si un ingreso garantizado se ubica en la línea de pobreza, ¿por qué debiéramos gastar otros más de 130 mil millones solamente para mantener el sistema simple? Es un precio muy alto.

La renta básica debiera ser universal, es otro argumento. El derecho a un ingreso decente, o como dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos ‘a un nivel de vida adecuado’, es universal. Lo que son universales son los derechos, no los subsidios, no el dinero. Si las personas no pobres tienen un nivel de vida adecuado, ¿tienen derecho a más?

Las personas que no son pobres devolverán el dinero mediante impuestos, de todos modos, es el siguiente argumento. Eso suena a una razón más para no darles el dinero. ¿Qué racionalidad puede haber en darle dinero a gente que debe devolverlo? Y, más seriamente, ¿devolverán el dinero los ricos? Los recientes Papeles de Panamá han mostrado una vez más que los ricos no pagan impuestos o hacen cualquier cosa para evadir pagarlos.

Existe otro problema con los controles de ingresos previo al otorgamiento de subsidios. Como se ha dicho, esto puede hacerse en forma no humillante. Es más, la mayoría de los partidarios de la renta básica ahora están a favor de un seguro social adicional ‘relacionado al ingreso’. Van Parijs dice que no puede esperarse que desaparezca una asistencia social niveladora. La ‘renta básica no nos habilita a eliminar adicionales con control de ingreso previo, para personas en circunstancias específicas’…

En suma, no veo argumento alguno para dar dinero a quienes no son pobres.

Seguridad social y solidaridad
Van Parijs admite que algunas partes de la seguridad social e incluso la asistencia social deberán permanecer. No explica cómo deberá financiarse esto, aunque sabe que no está pensando en ninguna prestación que llegue a la línea de pobreza. Pero incluso la mitad de esta suma, 500 euros en Bélgica, el presupuesto para rentas básicas sumaría cerca de 70 mil millones de euros. Súmese los demás costos de las políticas sociales. Todo esto es mucho más que el costo actual de la protección social, unos 68 mil millones de euros. ¿Hasta que porcentaje del PBI estamos dispuestos a pagar? Esta pregunta de orden financiero permanece sin respuesta.

Hay otros problemas. A esta tasa baja de subvención, la gente todavía deberá ir a trabajar al mercado de trabajo. La renta básica entonces se transforma rápidamente en un subsidio a los salarios y una puerta abierta para ‘mini empleos’. ¿Puede esto ser una solución progresista?

Un último asunto que van Parijs no menciona pero que es muy importante, es que nuestra actual protección social, con todo lo imperfecto que pueda ser, está basada en una estructura horizontal de solidaridad de todos con todos. A cada cual según sus necesidades, de cada cual según sus posibilidades. La seguridad social no fue concebida para promover la igualdad, tenemos un sistema impositivo para ello, pero de todos modos reduce la desigualdad. Una renta básica dando el mismo monto a todos, sin considerar sus ingresos o recursos, significa que la desigualdad permanece incambiada.

Una respuesta sindical
En cuanto a los cambios en las relaciones de trabajo y el creciente precariado, me resulta medio cínico aceptar ese estado de cosas y tratar de resolverlo con una renta básica. Lo que el movimiento de los trabajadores ha hecho en el pasado ha sido organizar la lucha por salarios y condiciones de trabajo decentes. Los progresistas nunca podrán quedar contentos con el actual estado de cosas y el desmantelamiento de los derechos sociales y económicos.

Luego de la Segunda guerra Mundial, la OIT pudo emitir su ‘Declaración de Filadelfia’. En ella, los estados miembros declararon que ‘el trabajo no es una mercancía’. Y, en efecto, gracias a las luchas sociales y luego el emergente estado de bienestar, cambiaron las relaciones de poder entre el trabajo y el capital. Es cierto que ayudó la existencia de una amenaza en Europa del Este. Pero no hay razón por la que debiéramos aceptar que se sigan debilitando los derechos y el movimiento de los trabajadores.

Nuestro sistema de protección social ciertamente debe ser adaptado a las necesidades de las personas del siglo XXI. No debemos creer que podemos continuar como antes. Los partidarios de la renta básica apuntan correctamente a los muchos problemas que enfrentamos. Pero hay más de una respuesta y no creo que la renta básica sea la mejor, ya que despolitiza la protección social. Tampoco la única. Debemos ser capaces de repensar la protección social, fortalecerla y ampliarla, y sobre todo, involucrar a toda la gente, no sólo a los trabajadores.

La división entre la seguridad social y la asistencia social debe ser abandonada; la dicotomía entre trabajo productivo y re-productivo debería desaparecer. Nuestros derechos son individuales y universales, ya que deberíamos ser capaces también de proteger a nuestras sociedades. Yo quiero defender los ‘comunes sociales’**, un sistema democrático y participativo en el que las personas pueden transformarse, una y otra vez, en actores políticos y sociales emancipados que saben por qué están luchando.

Si la gente quiere introducir un sistema para compartir la riqueza mundial, que parece ser el objetivo de van Parijs, pueden intentar lograrlo. Pero es un error ver esto como una alternativa a la protección social. Decenas de miles de personas han estado marchando en Francia estas últimas semanas***  para defender sus derechos laborales. El progresismo debe escucharlos.

Por Francine Mestrum
Doctora en ciencias sociales. Integra el Consejo Internacional del Foro Social Mundial, donde representa al Centro Tricontinental (CETRI). Es investigadora y activista en desarrollo social y coordina la red de Justicia Social Global (Global Social Justice). Ha publicado libros y trabajado en diversas instituciones de la comunidad Europea y en las universidades de Bruselas, Amberes y Gante.

* Philippe van Parijs es el creador del proyecto de renta básica universal, un sistema de seguridad social por el que todos recibirían del Estado una suma igual de dinero, independientemente de que sea rico o pobre. Publicó la idea en 1995 en su libro Libertad real para todos: ¿Que puede (si hay algo) justificar el capitalismo?

** Social Commons, Ideas para una justicia social post-neoliberal es el título de un libro de Mestrum publicado en 2005, en el que desarrolla las ideas aquí sintetizadas.

*** El artículo original fue publicado por primera vez el 14 de abril de 2016.

Traducción: J. S.

 

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