La política es una de las prácticas humanas más maravillosas: se puede decir cualquier cosa y muchas veces no pasa nada.
En esta semana pasada el candidato colorado al senado Alberto Iglesias habló y agredió al referirse a a dos dirigentes del Frente Amplio de origen batllista.
Uno de ellos, Zelmar Michelini, asesinado por la dictadura a la que Pacheco Areco y Pedro Boradberry apoyaron y otro que fue preso político por ser el presidente del Frente Amplio. Me refiero al general Líber Seregni.
Sobre los dos dijo que “si hoy Michelini y Seregni estuviesen en la actividad pública apoyarían a Amorín y a Batllistas de Ley porque reúnen a todos los sectores del batllismo”.
Toda esta afirmación la sustenta en que cree que “Se ha desvirtuado totalmente el Frente Amplio en su discurso filosófico. Este Frente Amplio no responde a su origen, a lo que lo inspiró, al pensamiento, acciones y compromiso del general Líber Seregni o de Zelmar Michelini. Ellos fueron gente que salió de la lista 15, que recorrieron un camino por fuera del Partido Colorado buscando instalar más batllismo y más políticas batllistas y creyeron que el mejor camino era fuera del partido”.
Estas interesantes declaraciones tienen un carácter insólito, en tanto todos nos tendríamos que preguntar por qué Iglesias no se plegó a la construcción de aquel Frente Amplio original de 1971 y por qué no siguió los caminos de Seregni y Michelini. ¿Quién lo sabe?
Estas declaraciones que no fueron proporcionadas por un candidato de primer nivel, no puedes ser dejadas de lado en tanto están mostrado que el voto batllista está plenamente vigente y que su destino se juega en las elecciones nacionales.
De lo que no hay la menor duda es que el futuro del batllismo, visto en una perspectiva positiva, no está dentro del Partido Colorado que es dominado por el andamiaje de Bordaberry, que expresa a los sectores más conservadores de esa colectividad y a los núcleos duros de la derecha uruguaya.
La sobrevivencia del batllismo como idea y programa del pensamiento progresista, solo tiene como escenario al Frente Amplio. Y si alguien tiene dudas de ellos que investigue a fondo y encontrará que los apellidos batllistas de nuestra sociedad están en la historia del Frente Amplio, así como en la propia coyuntura.
Algo similar pasa con el wilsonismo que no puede sobrevivir dentro del Partido Nacional, desde el momento que Lacalle Pou es el dirigente predominante. Por algo su esposa no descarta votar a Tabaré Vázquez.
Por Raúl Legnani
Periodista y maestro
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