Estoy escribiendo en este sábado. El sol ha desaparecido, son las once horas. Un grupo de amigos nos encontramos en el bar Valerio de Pocitos, como siempre. El tema es la angustia. Todos quieren que yo les diga que el Frente Amplio gana. Pero no tienen suerte; a todos les digo que la cosa viene brava.
Es que hay una encuesta de Equipos que escribió el Popi en Brecha, donde el FA gana en Canelones pero por poco margen, en cambio Marcos Carámbula tiene un apoyo por encima del 50%.
Algo de esto le pasa al Pepe Mujica quien tiene un gran apoyo sobre su gestión, que es superior a los votos del FA en las próximas elecciones nacionales.
Cosas veredes, Sancho. ¿Qué está pasando? No tengo la menor idea.
Mis interlocutores coinciden con que Lacallito no tiene una idea, que le cuesta presentarse como Presidente, pero que puede ganar las elecciones. Todo mezclado, algo así: “como te digo una cosa, te digo la otra”.
Sobran las dudas, quizás demasiadas, pero de lo que no hay dudas es que falta militancia en la izquierda, donde todo queda reducido al esfuerzo de Tabaré y Raúl.
Abajo, solos las redes están dando la batalla, mientras que en las estructuras medias del FA y de los sectores no aparecen con energía, aunque hay gente que se está matando en los comités de base.
A pesar de estas dificultades que se presentan para un triunfo del Frente Amplio, no se puede ocultar que en cualquier momento comiencen a aparecer los éxitos de los gobiernos del Frente Amplio, que son mucho más de los que creemos y de lo que cree la ciudadanía.
El desafío es inmenso, porque quedan pocas horas para saber la verdad de las urnas. El FA llega a la hora de su verdad con muchas dificultades, a pesar de las transformaciones profundas que se produjeron en los últimos 25 años, incluyendo la gestión de Tabaré Vázquez en la Intendencia de Montevideo.
Su mayor prestancia es destacar la fuerte presencia del equipo económico del Frente Amplio que actuó en los gobiernos nacionales, que es superior al posible equipo del Partido Nacional en alianza con los colorados de Pedro Bordaberry.
La situación puede ser dramática para el Uruguay, si llega a ganar este Partido Nacional sin ideas wilsonistas, donde este muchacho aspirante a la Presidencia no está preparado para ejercer la conducción del país, de la misma manera que yo me planteara ser director de Energía Atómica.
Estamos, como sociedad, en la cruz de los caminos. Si Lacallito gana retrocedemos como democracia y no porque sea un enemigo de ella, sino porque no tiene la más mínima idea de cómo se ejerce el poder con un pensamiento liberal, como el que tiene el Frente Amplio, que es heredero de lo mejor del batllismo.
Sinceramente no puedo creer que mis amigos batllistas que aún están en el Partido Colorado, sigan aferrados al aparato partidario, cuando sabe bien que las grandes ideas del batllismo están en el Frente Amplio, que hoy rd una gran fuerza que contiene a lo mejor del pensamiento republicano, democrático, avanzado y liberal.
Raúl Legnani
Periodista y maestro
Urumex80@gmail.com
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