A 53 años del fusilamiento del «Che», un testimonio de su visita a la UdelaR

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Hoy 8 de octubre de 2020 hace 53 años, de la muerte en la selva boliviana de Ernesto «Che» Guevara. Apresado en combate con un tiro en una pierna y luego el 9 de octubre de 1967, fusilado por el sargento Mario Terán cumpliendo una orden del dictador René Barrientos quien según todas las investigaciones históricas recibió la indicación de matarlo inmediatamente de parte de la embajada de Estados Unidos en La Paz”. Los hechos sucedieron en la escuela de La Higuera -Pucará, Bolivia.

El Che visitó Uruguay en varias oportunidades, una de las más recordada es la visita a Montevideo para hablar en el Paraninfo de la Universidad de la Republica, hoy reiteramos el testimonio de aquel evento brindado a nuestro Portal por Luis Echave (El Colorado) uno de los mentores de la llegada del Che a la UdelaR.

(La ONDA digital Nº 836)

Un 9 de octubre de 1967 era asesinado  en La Higuera, localidad boliviana,  Ernesto «Che» Guevara ,  quien había nacido en Rosario- Argentina en 1928. El jueves 17 de agosto de 1961 por la tarde, el Che llega a Montevideo y habla en el Paraninfo de la Universidad, colmado hasta el techo, mientras miles de personas escuchan su discurso en 18 de Julio y las dos calles laterales.


En el estrado están autoridades universitarias y estudiantiles, dirigentes del movimiento de solidaridad con Cuba y el presidente del Senado de Chile, Salvador Allende. 
Entre los dirigentes estudiantiles está Luis Echave, secretario de internacionales de FEUU y mentor de traer al Che al Paraninfo de la Universidad desde Punta del Este, donde participaba en la  conferencia del CIES. Lo que sigue es una entrevista realizada por Roberto Pereira y Carlos Hakas a Luis Echave (El Colorado), hoy fallecido, desde el histórico Paraninfo.

En lo que se puede leer a continuación, Luis Echave  recrea en detalles aquella tardecita del Che en el Paraninfo.

– ¿Cómo fue aquella tardecita del 17 de agosto del ’61 en este Paraninfo?
– Bueno, para decir qué pasó en la tardecita, hay que decir qué pasó en la mañana, en las horas previas al acto en el cual iba a hablar el Comandante Ernesto “Che” Guevara, que estaba en Punta del Este, en una reunión particular y que venía a ese acto especialmente.  De mañana, la Universidad  completamente cerrada y había un grupo de estudiantes que estaba cuidando el edificio en atención a la posibilidad de un atentado. 

– Usted era protagonista porque era Secretario de la FEUU.
– Yo era Secretario de la Federación de Estudiantes pero de Asuntos Internacionales y estaba encargado de la custodia.  Y en una salida intempestiva que hice, donde tuve que salir a buscar a un grupo de compañeros que no llegaban, ingresaron personas contrarias a la presencia del Che, utilizando mi apodo, preguntando por “El Colorado” dado que yo era muy pelirrojo.

Entrevista a Luis Echave, mentor de que el Che Guevara hablara en el Paraninfo (17 de agosto de 1961)

El sereno les abrió la puerta y ellos lo amenazaron con armas, rompieron los vidrios de atrás del Paraninfo, ingresaron e inundaron el local de unos cartuchos grandes de vidrio lleno de ácido valeriano, con olor a podrido y pisaban las ampolletas en el acto para disolverlo para que nadie soportara ese olor. 

– ¿Pero entonces, había gente que no quería que Guevara hablara acá en el Uruguay?
– Por supuesto. La prensa oficial y no oficial estaba en contra de la visita.

– ¿Pero había un clima positivo a esa visita?
– Sí,  por supuesto. El humorista Peloduro hizo una maravillosa caricatura en el semanario Marcha, una especie de muro divisorio y cuatro gatos que llevaban un cartelito en la OEA, simplemente hizo eso.  Acá, el apoyo a la revolución cubana en sus primeros años, es justo decirlo, era muy grande.  Pero, de todas maneras, hay que decir que había inquietud, preocupación, por los rumores que hablaban de golpe de Estado.

– ¿ Entonces, aquél 17 de agosto ustedes reciben a Guevara acá, en ese clima previo con ese atentado?
– Si, cierta precaución se tomaba como es lógico y natural.  Además se demostró que fue muy correcto, a pesar de todo .

 – Usted es uno de los protagonistas, porque habla en ese acto…
– Sí, yo como secretario de la Federación en ese momento le doy la bienvenida y cedo la palabra.  Había hablado Gil Salguero, que era del movimiento Martiano y escritor sobre Martí y yo fui muy breve, lo presenté simplemente. El protagonista era Guevara, entonces uno no podía hablar más de la cuenta.

 –  ¿Junto a Guevara había otras personalidades?
– Exacto, exacto.

En la noche del 17 de agosto de 1961, Che habla en el Paraninfo de la Universidad de la República.

 – ¿De Uruguay y de  latinoamérica?
– Sí, estaba Salvador Allende, por ejemplo, que luego fue presidente de Chile y que en ese momento, venía en representación de los chilenos a saludar a Guevara que no iba a pasar por Chile.

– ¿Y cómo es el discurso de Guevara?

– Fue un discurso, para aquel momento, muy importante,. Explicó con gran paciencia los problemas económicos de Cuba, etc, etc. Pero también tuvo una parte de su discurso que provocó grandes disgustos en el movimiento, sobre todo entre la izquierda y mucha gente independiente.

Discurso en la Universidad
Texto íntegro del discurso pronunciado por el Dr. Ernesto Guevara en el Paraninfo de la Universidad de la República, en Montevideo, el 17 de agosto de 1961. Leer Aquí.


–  Frases que parecen contradictorias con la postura revolucionaria…
– Sí, que parecen contradictorias por lo que se creía que eran los revolucionarios cubanos.  Los cubanos tenían una prolijidad muy grande para moverse los primeros años.

 – ¿Cuál era el concepto de él?
– El concepto  era que para lograr los objetivos que se planteaban, se podrían buscar de manera pacífica y que eso era lo que había que intentar, en referencia obvia al Uruguay. No estaba hablando del mundo en general.

 – Tiene muy en cuenta la historia uruguaya.
– Sí, por supuesto.  Lo mismo que hizo Fidel cuando estuvo en el ’59.  Fidel también tomó la misma delicada precaución.

 – O sea que no decían cosas genéricas …
– No ¡si habrá sido importante esa frase tan colocada en el discurso que fue la  que más se recordó  y que más se citó a posteriori y que más situaciones de riesgo provocó.

 – ¿Hubo gente de izquierda a la que no le gustó eso, que no coincidían?
– Por supuesto.

 – ¿En qué no coincidían?
–   Sobre todo, los que estaban convencidos que la vía armada era la única solución para el Uruguay.

 –  Usted recordaba en algún momento que esto se da en un contexto en un Uruguay muy especial, porque, por ejemplo: el presidente era Víctor Haedo, pero de todas maneras, habían sectores del gobierno uruguayo ( Colegiado), que no coincidían con la revolución cubana y, más bien, tenían una posición de enfrentamiento. Etchegoyen, por ejemplo.

– Si, pero también muchos de los que integraban la mayoría del Colegiado que no estaba de acuerdo.  A pesar de que Etchegoyen, cuando vino Fidel, lo tuvo que recibir como jefe de Estado.

 – ¿Ya había estado Fidel en el ’58?
– No, en el 59, cuando las  grandes inundaciones, Fidel Castro viajó desde Montevideo en avión hasta Paso de los Toros y allí conoció a Seregni, pero no por razones políticas, sino por pura casualidad.  Seregni era el encargado de la unidad militar que tuvo que destruir una parte de Paso de los Toros para salvar la represa. Fidel Castro hizo una importantísima donación pecuniaria en solidaridad con los damnificados de las inundaciones.  Y cuando regresó a Montevideo ,fue a la Casa de Gobierno.  

 Luego Fidel habló en la explanada de la Intendencia, sobre la tradicional tarima de los actos uruguayos. Entró por la parte de San José, vino por el túnel, atravesó el conocido Atrio y llegó directamente allí y dio un discurso espectacular del que quedaron muchas anécdotas.

-Volviendo a Guevara, ¿cómo estaba vestido?
Estaba vestido con el traje oficial verde oliva que tenía el Consejo Revolucionario Cubano, y él además era ministro.

– ¿Cómo demostraba su personalidad?
Era un hombre sereno.  Yo creo que era un hombre tímido – es una opinión personal – sobre todo hablaba bien luego que comenzaba.  Le costaba muchísimo, se ponía nervioso, se juntaba las manos en la espalda antes de hablar. Pero era un hombre muy bueno. ¡La cara que tenía era impresionante!  ¡La mirada, la serenidad!

– ¿Y muy conceptual?
– Sí, era un tipo formidable.  No hay más que leer los discursos que pronunciaba.

– Pero esto se hace, además, en un clima donde en el exterior al Paraninfo se suceden enfrentamientos.
– No hay enfrentamientos, hasta un determinado momento que es cuando termina el acto. Porque acá dentro del Paraninfo no hubo absolutamente ninguna cuestión de enfrentamiento, ni un grito contrario – como solía acontecer en algunos actos – ni alguien que se animara a tirar panfletos en contra.  Esto acá y hasta la puerta era todo tranquilidad. Había gente también afuera, en la calle. El episodio que aconteció a posteriori, provocó sí una situación dramática.

– En concreto, ¿matan a una persona?
– Sí, a un profesor universitario.

– ¿Cómo sale de la Universidad el Che?

Termina el acto, lo saludan, viene todo el mundo hasta él, le da la mano a toda la gente que había ido especialmente para eso, hay conversaciones muy espontáneas.  Sale por la puerta por la que había entrado – que era por la que habían entrado también los que hicieron el atentado con el ácido – y sube a los coches.  Pero nosotros habíamos tomado una medida precautoria.  No estábamos pensando que iba a ser todo fiesta ni que iba a ser todo fácil.  Y a un compañero, que creo que era de la Facultad de Química, que tenía barba y era parecido, lo habíamos vestido de verde oliva, le pusimos un sombrero y lo hicimos salir por la calle Tristán Narvaja – que era una vía pública, no estaba cerrada como hoy.  Ese compañero trataba de salir pero no se dejaba ver y entonces se convocó a que todo el mundo que quisiera ver a Guevara y aplaudirlo, se corriera hacia la parte de Tristán Narvaja.  Mientras tanto nosotros – en un operativo muy rápido – lo sacamos en dos autos que estaban apostados en Eduardo Acevedo,  que se fueron rápidamente. Yo creo que cuando mataron a ese profesor universitario, que se llamaba Arbelio Ramírez, ya Guevara debía estar en la rambla sur. En la calle Tristán Narvaja también estaban apostados los que querían dispararle a El Che, y a Allende que iba en el mismo auto. 

– ¿Usted sabía quiénes eran?
– Bueno, nunca se supo, porque ni siquiera hubo una pericia balística seria, ni nada parecido.

– ¿Pero eran civiles?
– Estaban vestidos de civil los que entraron al atentado contra el Paraninfo para impedir el acto.

 – Hoy que han pasado tantos años, ¿qué se puede decir sobre eso?

– Yo creo que eran elementos que debían ser pagos,  aunque en el país no había una tradición de atentados. Si, los atentados históricos han sido llevados por motivación política, por partidos políticos, en contra o a favor.  Los reaccionarios reaccionan frente a los hechos y cometen barbaridades y muchas veces la ultra-izquierda hace lo mismo.

– ¿A Ramírez lo traen al Paraninfo, en algún momento?
–  Al frente del Paraninfo se hizo un espacio durante el velatorio, previo al sepelio del profesor, que fue visitado por miles y miles de personas.

– ¿El acto era de estudiantes fundamentalmente, o había público en general?
-El acto era convocado por la FEUU, por el Comité de Solidaridad con Cuba, por otros organismos, estaba despolitizado, no participaban los  partidos políticos.

¿Quién era el rector de la Universidad?
– Era Mario Cassinoni.

– ¿Tenían buen relacionamiento con él?
– Cassinoni era un rector formidable y la Federación tuvo con él excelentes relaciones.  Bueno, cuando falleció, el entierro fue una caravana a pie desde aquí hasta el Cementerio del Buceo.

– A más de 40 años de ese hecho, ¿qué reflexión le merece a usted la personalidad de Guevara?
– Guevara creo que fue realmente un revolucionario, en el sentido más estricto de la palabra.  Un hombre que quería ir a la raíz de las cosas, que fue despertando de joven – como todos lo dicen en su biografía y todos lo reconocemos – a través de sus viajes.  Creo que fue un hombre integral, pienso que era un romántico – bueno, la mayoría de los revolucionarios cubanos fueron románticos políticos, la mayoría de los revolucionarios políticos somos románticos en una etapa de la vida – y lo creo un hombre extremadamente bueno, que se jugó el pellejo. Mientras otros hablaban, él se jugó el pellejo, mientras otros comentaban, él se jugaba el pellejo.  Se lo jugó, en realidad, por sus ideas y fue una pena que muriera sin haber podido concretar sus sueños.

– ¿Pero parece un triunfador, no?
– Sí, sí, eso es lo increíble.

 – Hoy, frente al mundo, él da una imagen de triunfador.
– Sí.

– Fundamentalmente desde el ángulo de la ética,
– Sí, es así.  Es la verdad.  Él era un individuo de una conducta intachable.  Nadie que está en el poder – vamos a ser francos – ni en un gobierno, ni en un Estado, abandona ese poder para irse a combatir lejos de su lugar y jugarse la vida. Realmente conozco pocos episodios como éste en el mundo.  Entonces, eso merece muchísimo respeto.  Hay una cosa muy curiosa. Yo un día estaba leyendo el Diario de Guevara y el Diario de José Martí y es una coincidencia.  Terminan los dos con una reflexión muy similar, con una cita poética – porque escribían como lo que eran.  Martí, el día antes de morir en Dos Ríos, cuando una bala española le partió el corazón, como dicen sus biógrafos, escribió en el diario que estaba transitando, que la luna estaba llena y que se dirigía hacia el lugar en que iba a enfrentarse. ¡Y Guevara, en la cañada ahí donde estaba escondido un día antes que lo mataran, menciona la luna, una misma situación y es una cosa increíble! Yo digo que hay que agarrar esas dos cosas y ponerlas una frente a la otra, como una coincidencia histórica desde el punto de vista romántico, aunque la palabra está muy manoseada. Es algo casual pero con un simbolismo muy profundo.

Che Guevara, discurso en la conferencia de la OEA, Punta del Este, 1962

 

– Usted fue un dirigente estudiantil en los años 60. Estamos hablando de este hecho en el año ’61. Los estudiantes, los dirigentes estudiantiles en los años de hoy, ¿pueden ver en Guevara también un símbolo o un ejemplo?

– Yo no diría tanto.  Yo creo que sí, que hay un culto a Guevara, que hay mucha gente que usa sus camisetas.

– ¿Pero usted cree que son motivaciones distintas a las que tenían ustedes?
– Sí, sin duda.

– ¿Todos los dirigentes estudiantiles de su época creían en Guevara?
– No, todos los dirigentes apoyaban a la Revolución Cubana. Lo curioso en el movimiento universitario de aquella época es que  era muy afecto – por sus orígenes anarquista del movimiento universitario – en matrizar en la cabeza de la gente que no había líderes, que no había ídolos. Ni siquiera la Federación tenía presidente, esa era una palabra malísima.

– ¿Había una dirección  colectiva?
– ¡Colectiva total, absolutamente total! Y entonces por eso, los líderes políticos no eran así.  La Federación tenía un gran respeto y un gran afecto por la Revolución Cubana como tal.

– ¿Qué tendencias políticas se manifestaban de todas maneras?
– Y bueno, estaba todo el amplio abanico de la izquierda de aquel momento.  No había representación en la Federación de Estudiantes de los partidos políticos tradicionales.

– ¿Pero había anarquistas, comunistas?
– Anarquistas, comunistas, troskistas, socialistas, independientes de todo color, demócrata cristianos, o cristianos.

– ¿Qué hizo Guevara al salir de acá por Eduardo Acevedo?
– Y nada. Y ahí se fue. Creo que después tenía una reunión en Punta del Este .  De eso no te puedo decir nada, no me acuerdo.

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Pedimos disculpas a los lectores, porque esta entrevista fue publicada inicialmente sin una corrección adecuada y  se volvió a revisar,  teniendo en cuenta la grabación original.

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