Las relaciones, Medios y Educación

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Mirador-de-ProsperoLos Estados-Nación se relacionan entre sí a través de los canales diplomáticos adecuados. Ahora bien, la trivialización de la vida contemporánea, desde la emergencia de la llamada “globalización” ha traído consigo una suerte de púlpito desde el cual quien lee en el telepromter los que otros redactan tiene, como el sacerdote en la edad media, poder de juzgar sólo que, a diferencia de aquella época, apenas precisa 90 segundos.

Venezuela. Dicho lo anterior, las cuestiones diplomáticas con otras naciones, principalmente naciones de nuestra Sudamérica, sería deseable se lleven por los canales diplomáticos habituales.

Cierta prensa, sin duda la que ofrece el oligopolio, con sus ramificaciones en otras empresas de corte sociológico y comunicadores-estrellas, prefieren juzgar, vituperar, pedir retractaciones públicas, etcétera, en una suerte de circo mediático donde personajes de lucha libre hagan demostración de fuerza, tomada ésta como entereza ética y moral, sujeta a la biblia democrática que aquellos medios muestran apenas para los que les son refractarios.

En concreto, respecto de Venezuela, Uruguay ha optado por la discreción desde una fluidez comunicativa reservada, basada en un conocimiento mutuo importante, en detrimento de la fase circense promovida desde las fuerzas reaccionarias y antinacionalistas del Uruguay.

Brasil. Es posible que la nación hermana vaya aproximándose a lo que se llama un juego de suma cero, en el que las victorias de unos y otros se compensan y anulan con sus propias derrotas.

Ahora bien, este juego comprende, entre otros, al ajedrez. Luego, es del caso tener sumo cuidado, pese a la compensación, qué se deja por el camino, en términos de institucionalidad y de efectiva democracia.

A las irresoluciones y falta de comunicación adecuada del Gobierno, se suma una oposición que, aliada a los grandes medios de comunicación y unos y otros a factores externos que van en su apoyo, sólo ha logrado, hasta el momento, poner en riesgo a la democracia. Han sembrado, además, una peligrosa sensación de anomia institucional.

La corrupción en el Brasil no sólo es endémica sino que refiere, antes bien, al “Patrimonialismo”, esa sensación histórica de quienes, por pertenecer a una élite o por estar respaldado por algún integrante de la misma, sentía, sin ruborizarse, lo que aquellos, en los hechos le enseñaron: “que la función pública y su código de procedimiento es letra, pero en esencia, no había divisoria con lo privado. Luego, el negocio de todos era el negocio de uno.

Ese mismo patrimonialismo que retratara y desmenuza el gran pensador político, y entrañable persona humana, que fue Raymundo Faoro, desde las páginas de su obra “Os donos do poder”.

Luego, esta gran nación, con su maravilloso pueblo, que sonríe y canta aun pese a todos los pesares, necesita, imperiosamente, una reforma política que conduzca a una Reforma del Estado. Esto es ineludible. Y de cómo se llegue a ello dependerá la suerte que la libertad responsable, sin distingos de clase o etnia, se torne realidad.

Argentina. Las relaciones con esta nación hermana atraviesan una etapa igual de sigilosa, aunque de distinto grado, que con Venezuela.

El Presidente Vázquez encomendó a su Canciller dar pasos en ese sentido. Así ha sucedido y la reunión celebrada entre ambos Secretarios de Estado es auspiciosa. Que ya se renueve el diálogo a iniciativa de Uruguay, no a través de la prensa y menos aun desde múltiples vectores políticos de ambas orillas del Plata es, ciertamente, un paso hacia la mejora en la comunicación.

Uruguay. La abrumadora contundencia, y efectividad, tanto del discurso a la Nación del Presidente Tabaré Vázquez, como la cohesión de los equipos de gobierno, en sus primeros escalones, parecen haber dejado grogui a la oposición, incluso a ciertos medios afines a la misma. Una frase dicha desde esas ventanas comunicativas puede ser fiel reflejo de lo antes dicho: “Los anuncios de Vázquez son por ahora envases vacíos”. Hay muy poco que añadir, pues desnuda no sólo una toma de posición, respetable por cierto, sino también, la nada que tienen por respuesta a lo dicho en un plan de Gobierno que es una pieza de ingeniería estratégica.

Educación. En la actualidad, casi todos los gobiernos, en materia de Educación, tienden a presentar proyectos totalizadores que comprenden los valores transformadores y vinculantes con un futuro deslumbrante del desarrollo de la economía que se da, por imperio de una Educación que ocupe el centro de la mesa y no el plato de las mascotas de la casa.

Lamentablemente, suele suceder que las llamadas “reformas del sistema educativo”, no dejan de ser una forma de gatopardismo que, ni lleva rumbo cierto ni tampoco recoge, la conjunción de esfuerzos personales y grupales de personas capacitadas para ellos y con una praxis que les permite comprobar errores y bondades de distintas vías de acción. Estos actores de la Educación, hoy se encuentran aislados y sus esfuerzos aunque nobles son muestras de voluntarismo.

Son vectores que precisan una geometría pedagógica que el poder central de la Enseñanza sepa reconocer, visualizar para así componer figuras y estructuras, con un plan de acción que contenga un mismo tenga un PERT, para hacer un seguimiento en tiempo real de avances y retrocesos que, visualizados en tiempo propicio permitirá la corrección de rumbos hacia las metas que al ser alcanzadas, obtengan los objetivos propuestos en cada sector y de allí, ahora en el mediano plazo llegar a la concreción del objetivo general del plan estratégico.

Hay por dónde comenzar: Hay luz en el túnel. La dio el presidente Vázquez, en su discurso ante el Parlamento. Y lo hizo, con discreción, contundencia y claro conocimiento de lo que hablaba. Nos referimos a Artigas y su ideario.

Este valor simbólico, que en Uruguay cubre plenamente la “función paterna” de la Nación, debe ser colocado tanto en la génesis cuanto en el espíritu del plan a desarrollar, con propuestas y metas plausibles. De este modo, se estaré en el camino correcto y trascendente de dotar a la Educación en el Uruguay en el centro de la mesa y no en el piso.

Así, se estará sincerando un pueblo con sus gobernantes, en pie de igualdad y responsabilidad. Un pueblo que supo y quiere llevar adelante una democracia participativa.

¡Qué hemos tenido hasta ahora y desde antes de la dictadura? Gente que vocifera y otra gente que piensa desde y para su chacra, su “lugar”, en la sociedad y ni consideran el salir de sus ámbitos para ir en pos de la idea del otro y con él conjugar esfuerzos.

Veamos, sino, cómo se vienen tratando cuestiones inherentes a la Educación, con impulsos vectoriales de distinto signo. Ciertas vías de comunicación han cargado las tintas contra la iniciativa de un sindicato de crear para los adherentes un liceo donde enviar a sus hijos.

Nada han dicho sea en contra, sea advirtiendo sus riesgos sociológicos, respecto de los procesos singularmente selectivos de algunos liceos, pero que quizá debiera estudiarse todo el sector privado en cuanto a si ponen o no restricciones al ingreso de niñas y niños según determinados parámetros, pero no de acceso universal, sin más. Los vicios de los lobbies continúan casi que inalterables mientras que la ciudadanía en su inmensa mayoría se torna cada vez más exigente y participativa.

Así, todo Gobierno que tenga oído para escucharla, debe saber y atreverse a vertebrar y poner en práctica planes y estrategias para conducir la Nación a mejores destinos, por más igualitarios y expansivos.

Esto debe suceder en diversos planos que al final conjugan una persona humana digna, con dimensión existencial propia y un grado de solidaridad para con los otros probadamente democrático.

Tales planos son: el cultural, el socio político y, ciertamente, el económico. Pero de cuya sumatoria, reiteremos y enfatizamos, la dignidad de la persona, tanto en su vida personal como en la comunitaria, sea el primer y mayor resultado al que se subordinarán todas las variables.

Por Próspero

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