En Uruguay y el mundo, los medios tienen una relación tensa con los Poderes. Algunos mas que otros; algunos fingen independencia mientras hacen acuerdos reservados por detrás. Todos, absolutamente todos, defienden la “libertad de prensa” y en cada conmemoración emiten sus pronunciamientos plagado de lugares comunes y demagogia. En el caso particular de los grandes medios televisivos uruguayos, demás está decir que se llevaron bien con gobiernos militares, colorados, blancos y frenteamplistas. Porque lo que importa no es la libertad de expresión, de prensa o pamplinas; lo que importa es el Poder.
Nelson Fernández llega a Canal 10 por las mismas razones que fue despedido en 2008. Y, como siempre, el eje es el Poder. Paso a explicarme.
Es altamente probable que ningún presidente, de facto o no, haya llamado directamente a los canales (salvo un caso que comentaré mas adelante). Pero siempre ocurre que hay mandaderos y alcahuetes. Algunos de esos personajes lo hacen por su cuenta, sin que el presidente les diga algo. Otros, en cambio son operadores de medios del presidente. O sea: son los encargados de tener el teléfono de los propietarios de los medios y “reflexionar” con ellos sobre tales o cuales cosas, abrir o no la canilla de la publicidad oficial o negociar normas y leyes para facilitar el negocio. En las elecciones, esos personajes son los encargados de negociar con los medios los descuentos en las tarifas de la publicidad electoral. Todo eso existe. Hubo un influyente dirigente colorado -ya fallecido – que era el nexo del sanguinettismo con los medios. Otro personaje del entorno de Julio María Sanguinetti solía invocarlo -¿con desconocimiento del mandatario? – para realizar negocios de todo tipo.
Quizás no haya sido necesario que el presidente Lacalle haya llamado a canal 10 para manifestar quejas por coberturas. Me inclino a pensar que no hubo nada. Pero que hubo conversaciones de los operadores de Lacalle -los mismos que obtuvieron fenomenales descuentos en las tarifas publicitarias – no tengo dudas. Ni pruebas. Para la nueva composición societaria de Canal 10, hay mucho en juego. Con el nuevo gobierno, hay que negociar nueva ley de medios, posibles prestaciones en el negocio de Internet y otras minucias. El canal tenía que dar señales de “amistad”. Fue entonces, que luego de analizar que cabeza elegían entregar en plato de plata a Lacalle, resolvieron que Eduardo Preve debía ser sustituído. Se había desgastado la relación, deslizaron desde canal 10. Raro, porque Preve y su equipo habían hecho de los noticieros de ese canal, el de mas influencia y audiencia. Raro. Pero hay otro dato, que opera en las cabecitas que beben en cuanta fuente conspirativa exista. Eduardo Preve es hermano de Federico Preve, un médico neurólogo, militante del Sindicato Médico del Uruguay, un notorio crítico del gobierno en el manejo de la pandemia y, además, militante frenteamplista. A tal punto que esa vinculación podía ser perjudicial para Eduardo, que en un momento dado Federico agregó en su cuenta de Twitter su segundo apellido, Cocco, como intentando alejarse del apellido “Preve” y de su hermano. Todo para no joder a su hermano periodista.
Subí al séptimo piso y en el despacho del presidente estaban, sentados alrededor de la mesa, Sanguinetti, Tarigo, Miguel Ángel Semino, secretario de Presidencia, Jorge de Feo (canal 10), el ingeniero Horacio Scheck (canal 12) y Walter Nessi, prosecretario de Presidencia. Los saludé rápidamente, porque imaginé que el tema era grave y urgente para convocarnos tan temprano en la mañana. Apenas terminé de saludarlos, el presidente me dijo que estaban deliberando acerca de un aviso, un tape, que el día anterior, a última hora, había llegado a los canales proveniente de la Comisión pro Referéndum. ‘Queríamos que lo vieras y nos dieras tu opinión’, me dijo Sanguinetti. Le contesté: ‘bueno’, e inmediatamente salí detrás de Nessi a mirarlo. Aparecía en la pantalla una señora que inmediatamente reconocí. Era Sara Méndez y en el tape hablaba de su tragedia y la de su hijo, Simón Riquelo, desaparecido años atrás.
Sanguinetti me preguntó qué me habían parecido ambos videos. El silencio y los rostros preocupados aumentaron. Lo rompió de Feo, quien le habló directamente al presidente. Le dijo que bastaba una palabra suya para que el video no apareciese. Lo miró a Scheck, quien asintió. ‘Hablamos ahora con Hugo Romay (canal 4) y ninguno de los avisos aparece. Podemos argumentar que llegaron tarde a los canales y que ya teníamos las tandas completas’, expresó de Feo entusiasmado. El aviso jamás salió”. Guntin fue consultado de su sentimiento al ser partícipe de todo eso. “Por un lado uno está orgulloso de ocupar un lugar importante, pero también se están tomando decisiones y uno se pone un tanto nervioso”, dijo. “Cuando termina esa reunión a mí me quedo una sensación de que eso no estaba bien y era antidemocrático, no era legal quitar un aviso porque podía ser decisivo en el referéndum. Yo me callé la boca, la cosa era así y me fui. No sabía qué decir”, agregó. O sea: aquel De Feo de Sanguinetti es el mismo De Feo de Mujica. ¿Cual es la diferencia? Ninguna. ¿Y cuál es la vinculación entre ambos casos? La gestión del Poder.
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