Libre comercio: Nike y la “verdadera historia del éxito norteamericano”

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(Costa Rica) El acuerdo de comercio transpacífico promovido por el presidente Barack Obama despierta grandes resistencias entre los demócratas del senado de su país.

La frase fue pronunciada por Mike Parker, presidente y CEO de Nike, el pasado 8 de mayo, durante una visita del presidente Barack Obama a la empresa en Beaverton/Oregon, lugar elegido para defender su pedido de trámite expedito para el acuerdo de comercio transpacífico, conocido en inglés como Trans Pacific Partnership (TPP): “Nosotros somos la prueba de que el comercio funciona”, dijo Parker, al recibir al presidente.

El comercio funciona, pero ¿para quién?, se preguntó Jana Kasperkevic, en un artículo publicado en el diario británico The Guardian, en el que comenta la afirmación del CEO de Nike. Al elegir la sede de la empresa para defender su propuesta de unir a doce países en un tratado que tiene como principal contraparte a Japón (pero que excluye China) Obama renovó la polémica en torno al tema en Estados Unidos.

–Si no establecemos las reglas para el comercio mundial, ¿adivinen qué? China lo hará, dijo Obama para explicar su posición a favor del TPP. Pero el discurso solo hizo profundizar el debate.

Gilberto-Lopes-costa-rica“El TPP es solo la continuación de un fracasado modelo de comercio. Un modelo que beneficia a las grandes corporaciones multinacionales y a Wall Street, pero es un desastre para las familias de los trabajadores”, dijo el senador y precandidato presidencial demócrata, Bernie Sanders. El objetivo del congreso, agregó Sanders, debe ser garantizar que los productos hechos en Estados Unidos, y no nuestros empleos, sean la exportación número uno del país.

Empleos
El debate sobre el TPP se centra, entre otros temas, en el traslado de la producción de las multinacionales hacía países donde los salarios son muchos más bajos que los de Estados Unidos. “Eso no es libre comercio, es una carrera hacia el fondo del pozo”, dijo Sanders.

El caso de Nike es emblemático en esta materia. Unas 26 mil personas trabajan para Nike en Estados Unidos, solo una fracción de la fuerza de trabajo de más de un millón de personas contratadas en el extranjero, 90% de ellos en Asia, escribió Kasperkevic. Cuando Nike fue fundada, en 1964, apenas el 4% de los calzados eran importados en Estados Unidos. En 2012, casi 98% de la ropa, incluyendo calzados, pasó a ser fabricada en el extranjero, de acuerdo con la American Apparel & Footwear Association.

De hecho, en los Estados Unidos se fabrica el uno por ciento de los productos que generan ingresos por casi 28 mil millones de dólares anuales a Nike, afirmó el economista Robert Reich, profesor de la Universidad de California, en Berkeley. El año pasado –agregó– un tercio de los poco menos de 14 mil trabajadores de la empresa que quedaban en Estados Unidos fueron despedidos.

Cuando los salarios comenzaron a subir en China, Nike trasladó sus fábricas a Vietnam, donde los salarios son de apenas 60 centavos la hora. Casi 340 mil trabajadores cortan y ensamblan los productos de Nike en ese país, recordó Reich.

Algo que ya había señalado el senador Sanders. En Vietnam los sindicatos independientes están prohibidos y la gente es metida en la cárcel por expresar opiniones políticas o por tratar de mejorar las condiciones de trabajo. En Malasia, los trabajadores inmigrantes que manufacturan productos electrónicos trabajan como esclavos modernos, con sus pasaportes y salarios confiscados, lo que hace imposible que retornen a sus países, agregó Sanders.

Los sindicatos norteamericanos recuerdan el debate sobre creación de empleo cuando, en 1994, entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) con Canadá y México.

Un año antes, el entonces presidente Bill Clinton había prometido que el Nafta podría crear 200 mil empleos en dos años. Pero, por el contrario, lo que ocurrió fue la pérdida de casi 700 mil puestos de trabajo. Este proceso afecta directamente los salarios más bajos pero, indirectamente, a todos los demás.

Otras reglas
Los tratados de libre comercio, como el que se firmó entre Estados Unidos y los países centroamericanos, el CAFTA, van mucho más allá del libre comercio, estableciendo reglas sobre propiedad intelectual, seguridad alimentaria, contaminación ambiental, derechos laborales y de los inversionistas privados, como recordó Sanders.

En particular, otorgan a las empresas y a los inversionistas privados el derecho de demandar los Estados si estiman que han adoptado medidas que les provocan pérdida de beneficios, sean estas regulaciones en materia de salud pública, protección ambiental o laboral.

Elizabeth Warren, senadora demócrata por Massachusetts y profesora de Leyes en Harvard Law School, también intervino en el debate, en medio de las presiones del presidente Obama para que el Senado apruebe el mecanismo de fast track para negociar el TPP. Se trata de una medida que solo dejaría al congreso la facultad de aprobar o rechazar el tratado, sin la posibilidad de discutir y aprobar enmiendas.

El pasado 12 de mayo el Senado se opuso a debatir el fast track por 52 votos a 45.
La Casa Blanca presionó y logró dar vuelta a la votación y aprobar la medida dos días después, por cinco votos. Se inició así a la discusión del fast track, que se prevé larga y difícil para la Casa Blanca.

Warren se preguntó por qué, si el presidente está tan confiado en las bondades del TPP, no lo hace público. Pero Obama ha decidido mantener en secreto el contenido del tratado, que solo estaría dispuesto a hacer público cuando se apruebe el fast track.

“El TPP está básicamente listo. Si el presidente confía tanto en que es un buen arreglo debería desclasificar el texto y dejar que la gente lo vea antes de amarrar las manos al Congreso impidiendo que lo arregle”, dijo Warren. Warren ha sido particularmente crítica de las normas para la solución de controversias entre los Estados y las empresas.

La senadora advirtió que el tratado no impide que los países adopten regulaciones. Lo que hace es imponer graves multas a los gobiernos si violan los intereses de las empresas. Los mecanismos de solución de controversia, concluyó la senadora, “dan a las corporaciones gigantes derechos que nadie más tiene”.

“El objetivo real de esas disposiciones” –agregó, por su parte, el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz– “es impedir que se adopten regulaciones en materia de salud, ambiente, seguridad y aun regulaciones financieras que protejan la economía norteamericana y los ciudadanos del país”.

“Las empresas pueden demandar a los gobiernos por compensaciones totales por cualquier reducción de sus expectativas de ganancias futuras como resultado de cambios en las regulaciones”. Un caso que, como recordó Stilglitz, ya está ocurriendo en Uruguay, donde la productora de cigarrillos Philip Morris demandó el Estado por adoptar normas de protección de los ciudadanos contra el fumado.

Desequilibrio social
El senador Sanders ha sido un crítico severo de las políticas económicas que en los últimos 30 años han provocado una enorme concentración de la riqueza en Estados Unidos. “No vemos a los medios discutir mucho sobre eso, pero la realidad es que la clase media de este país, antes la envidia del mundo, está colapsando. 45 millones de norteamericanos están viviendo en la pobreza y la brecha entre los ricos y los demás se hace cada vez más ancha”, afirmó.

“Pese al gran incremento en tecnología y productividad, el ingreso medio de las familias es hoy cinco mil dólares menor que en 1999”. La mitad de los norteamericanos –agregó– tiene menos de 10 mil dólares de ahorros y no tiene idea de cómo se va a pensionar con dignidad”.
“Hoy –concluyó el senador– 99% de los nuevos ingresos van para el 1% de la población más rica. En los últimos dos años, los 14 norteamericanos más ricos vieron su riqueza aumentar en 157 mil millones de dólares, lo que representa más de lo que tienen los 130 millones de norteamericanos más pobres”, señaló Sanders.

Por Gilberto Lopes, desde Costa Rica
Escritor y politólogo
gilberto.lopes@ucr.ac.cr

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