Sorprende el «decisivo rol señalado» al economista Gonzalo Baroni

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En la vecina orilla señalan que el economista Gonzalo Baroni (no Robert Silva, ni siquiera Da Silveira) «es en rigor quien define las políticas educativas» de nuestro país y es efectivamente la autoridad educativa que «está llevando adelante una ambiciosa reforma educativa» .

Si bien sorprende el decisivo rol señalado, que ubica, por otra parte, a la ANEP en un lugar prácticamente testimonial o de mera ejecución de lo que se elabora desde la Dirección de Educación del MEC, coloca en escena decididamente a Baroni, promesa joven del Partido Nacional .

A diferencia de otras autoridades educativas, Baroni podría abrir las puertas a las posibilidades de escucha y a la disposición al diálogo, que es lo que se está necesitando fundamentalmente en estos momentos, incurre, sin embargo, en señalamientos que no son adecuados. Veamos.

En primera instancia, es importante saber los ciclos y tramos de la reforma que está llevando adelante. El primer ciclo de primaria tiene dos tramos y abarca hasta segundo de escuela (y ahí sí hay repetición) y no hasta tercero, que es donde comienza el segundo ciclo. A su vez en Secundaria el tercer ciclo tiene 2 tramos y el primero de ellos abarca los 2 primeros años y sí se repite, justamente al final del segundo año (ahora llamado octavo). Por otra parte, no le continúan tercero con cuarto (la reforma ni siquiera alcanza bachillerato de momento) y es un error hablar de 9 años de Primaria. O desde la ANEP han comunicado muy mal hasta los documentos oficiales y resulta que el Ciclo Básico de secundaria ya no existe y los primeros 3 años de liceo resulta que son de Primaria, aunque siga dependiendo de secundaria. Sería importante que se aclare este punto, pues entonces los docentes de educación media somos profesores convertidos, reforma mediante, en maestros que damos clases en primaria y ahí ya cambian incluso las reglas e instituciones que nos rigen.

Por otra parte, sobre la gobernanza es fundamental que las autoridades educativas sean precisas y no cometan el error de indicar, por ejemplo, que el CODICEN está conformado por tres integrantes del gobierno y dos de los «sindicatos docentes». No, el Codicen, según normativa vigente, no integra a los sindicatos sino a representantes de los docentes, que pueden o no formar parte de los sindicatos. De hecho, el actual presidente de la ANEP, que sostiene una postura muy crítica con los sindicatos desde haca décadas, integró el Codicen pasado en tal condición. Los sindicatos no conforman la gobernanza de la educación, ni en este ni en anteriores gobiernos, ni los representantes docentes han tomado decisiones que hayan modificado (son minoría respecto de representantes políticos) el rumbo de las acciones en materia educativa, aunque se los utilice como excusa para evitar asumir las responsabilidades propias. Alimentar el reiterado discurso de que el problema de la educación es que gobiernan o han gobernado los sindicatos, que gobiernan o han gobernado los docentes, es parte del gran problema que tenemos para poder realmente mejorar nuestro campo educativo. Si algo tenemos como problema en la educación uruguaya es que, a diferencia de lo que sucedía hace muchas décadas atrás, la gobernanza pasó de manos de los docentes mejores formados a manos de técnicos, entusiastas de la educación y dirigentes políticos En el mismo punto de la entrevista, resulta preocupante la tajante concepción de que «todo lo que implica la política pública no debe ser negociado». He ahí parte del problema que ha presentado este gobierno, una concepción que va contra la esencia misma de la política, que fue definida con precisión por Todorov como «el arte de la negociación». Hasta donde entendemos -y recomendamos- las democracias se fundan en tal característica. Ya sabemos lo que implica el verticalazo del «nosotros no negociamos». Aunque ciertamente es lo que están haciendo con la implementación de la reforma educativa.

Hay coherencia ahí, pero sustentada en un error grosero de base. Y se profundiza en el ataque, infundado por otra parte, de señalar como un gran defecto el hecho de que el anterior gobierno era negociador. Se quiere convertir en defecto lo que es una virtud fundamental en materia política. Como ciudadanos, es clave que sepamos apreciar que la negociación es clave. Y que la imposición del «no se negocia» es parte de una concepción autoritaria del manejo del poder y no es simplemente «sano pragmatismo»

Por último, se incurre en un nuevo grosero error al señalar que el gobierno escucha a los sindicatos a través de la Asamblea Técnico Docente. Debe quedar claro para todos que las ATD no son ámbitos sindicales y que el fuerte rechazo a la reforma que desde allí se ha explicitado supone el pronunciamiento del conjunto docente en su totalidad, estén sindicalizados o no, y funciona en términos técnicos pedagógicos, alejados de cualquier dinámica o concepción sindical. El rechazo es de los docentes, no únicamente de los sindicatos. Y, ciertamente, es una clara falacia señalar que se han tomado en cuenta las opiniones de la ATD.

Si de aquí en adelante Baroni juega públicamente el rol que la entrevista le atribuye de manera contundente esperemos que sepa construir y no confundir. Sería bueno para todos.

Pablo Romero García
Profesor de Filosofía, Docente de Ética en Universidad CLAEH, Especialista en Política y Gestión de la Educación, autor de Sobre el sentido de educar.
Fuente de material twitter

 

 

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