Bandas armadas, que la oposición denuncia como instrumento de la elite haitiana y su fuerte apoyo internacional, salieron en las últimas dos semanas a disparar al azar contra la gente en sus casas y en la calle, y un aumento de los secuestros de padres y estudiantes en las inmediaciones de las escuelas.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, llama a la comunidad internacional a considerar “urgentemente el despliegue de una fuerza de apoyo especializada con un plazo determinado y (…) un plan de acción exhaustivo y preciso”. Una nueva intervención militar en la isla, la número 21 de su historia, es alegada como imprescindible para llevar adelante elecciones.
Lo mismo se argumentó en la anterior intervención, en 2004, con la llamada Minustah apoyada pór ONU, OEA, Canadá, Francia, EEUU y países latinoamericanos, entre ellos Uruguay, y cuando se retiró en 2017, las bandas armadas reaparecieron con el mismo vigor que antes y vehículos y armamento de origen estadounidense.
Los enfrentamientos entre bandas rivales en Haití “son cada vez más violentos y frecuentes”, denunció Marta Hurtado, vocera de la coalición internacional Core Group, con fuerte peso práctico en las decisiones políticas en el país. Explicó la vocera que estas pandillas buscan ampliar su control territorial en la capital y otras regiones del país “atacando a personas que viven en zonas controladas por sus rivales”.La vocera cifró en 531 el número de muertos desde principios de año hasta el 15 marzo, mientras que el número de heridos subió a 300 y el de secuestrados a 277. Añadió que los miembros de las bandas usan “frecuentemente la violencia sexual contra las niñas secuestradas para presionar a las familias a pagar un rescate”.
Hurtado también indicó que tanto alumnos como profesores fueron alcanzados por balas perdidas durante los enfrentamientos entre bandas y anunció un aumento de los secuestros de padres y estudiantes en las inmediaciones de las escuelas, una situación que provocó el cierre de muchos colegios. “Sin el entorno protector de las escuelas, muchos niños han sido reclutados a la fuerza por bandas armadas”, especificó.
Hurtado destacó que este aumento de la violencia provocó que, a mediados de marzo, el número de desplazados haya crecido hasta las 160.000 personas. Una cuarta parte de ellos vive en, con un acceso muy limitado a servicios básicos como agua potable y saneamiento. A continuación, señaló que la inestabilidad y la violencia de las bandas contribuyeron a un aumento de los precios y a la inseguridad alimentaria.“La mitad de la población no tiene suficiente para comer, y en algunas zonas, como Cité Soleil, el hambre ha alcanzado niveles especialmente alarmantes”, advirtió. Hurtado recordó que la llamada de atención a la comunidad internacional que hizo el pasado mes de febrero Türk, “aún no se ha puesto en práctica” y destacó que “sus recomendaciones son más urgentes que nunca”.
La oposición viene manifestando con cientos de miles de personas en la calle en contra de una nueva intervención militar, reclama el derecho de los representantes políticos que se dé la población a intervenir realmente en los asuntos públicos, y señala que las bandas armadas son en verdad un instrumento de poder de los gobernantes
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