Rector Rodrigo Arim: ¿Por qué pensar a la educación superior vinculada a la integración?

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El 5 de junio, el rector de la Universidad de la República (Udelar), Rodrigo Arim, participó de la Mesa Redonda «Universidad e Integración Regional» del Seminario «Universidad, Sociedad y Estado: Rumo à CRES+5: Desenvolvimento Social, Integração Regional e o Papel das Universidades», realizado en Minas Gerais. El Seminario, organizado por la Universidade Federal de Minas Gerais (UFMG), se llevó a cabo los días 4 y 5 de junio en el marco del LXXXIII Consejo de Rectores.

Álvaro Rico, secretario ejecutivo de la AUGM (en el centro, al micrófono), coordinó la mesa

La Mesa «Universidad e Integración Regional» estuvo integrada también por Rui Opperman, director de Relaciones Internacionales de la Coordinación de la Formación del Personal del Nivel Superior (Capes, Brasil), Zully Vera, de la Universidad Nacional de Asunción (UNA, Paraguay), Víctor Moriñigo , de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL, Argentina) y Amanda Caroline Harumy Oliveira, de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes, (OCLAE). El coordinador de la instancia fue Álvaro Rico, docente Grado 5 de la Udelar y actual secretario ejecutivo de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM).

Más allá de la mera movilidad /Rector de la Universidad de la República (Udelar), Uruguay, Rodrigo Arim inició su intervención ponderando aspectos que, a su juicio, redundan en la vulgarización de la discusión sobre la internacionalización de las universidades latinoamericanas. “Parte de la banalización de la discusión sobre la internacionalización tiene que ver con la lógica de medir cuánta movilidad hacemos. Los programas de movilidad sin plataforma, en los que se complementan las ofertas académicas y se construye un espacio de crecimiento conjunto, son ciertamente útiles, pero no nos hacen avanzar en clave de integración”, dijo. “La integración no es solo un problema de movilidad: la movilidad es un instrumento para construir plataformas conjuntas de investigación y formación”, añadió.

El objetivo, por tanto, no sería hacer circular, en la lógica sur-sur, un determinado número de estudiantes comparable a lo que sucede, por ejemplo, en la Unión Europea, sino promover, de hecho, una amplia y plural plataforma de flujo. y la cooperación, de la que la movilidad sería sólo una de las acciones. “Nuestra capacidad para avanzar depende mucho de la construcción de redes colaborativas”, dijo Arim, argumento que, de diferentes maneras, fue reiterado por prácticamente todos los participantes en la mesa. También ponderó la necesidad de mirar las especificidades latinoamericanas, línea argumental que también fue abordada por otros ponentes. “No es necesario reproducir esquemas e infraestructuras idénticas [ a las de ellos] en nuestros países”, afirmó. “Es necesario reconocer: es difícil pensar en una estrategia regional clara con una inflación alta y persistente”, señaló.

¿Por qué pensar a la educación superior vinculada a la integración?: Arim destacó que el encuentro no era solo una oportunidad de reflexionar sobre sociedad, integración regional y universidades sino también de enmarcar esta discusión en el contexto actual. Entiende que los procesos de integración regional «están acarreando progresivos malestares», un problema que puede tener componentes internacionales, lo que se refleja hoy en ámbitos de integración europeos, pero también dimensiones locales importantes. En este sentido señaló que en los países de la región surgen hoy, en distintos grados, cuestionamientos al Mercado Común del Sur (Mercosur).

El rector describió al Mercosur como una integración que se sostiene fundamentalmente en aspectos económicos asociados a la ausencia de tarifas, «tenemos enormes dificultades para incorporar otras dimensiones», afirmó. Añadió que desde distintos ámbitos plantean que en la actualidad vivimos en la era del conocimiento. «Si esta era presupone que los procesos de desarrollo en el siglo XXI van a estar asociados fundamentalmente a la generación y aplicación del conocimiento avanzado a los problemas de nuestras sociedades, sin duda la integración regional como uno de los canales por los que transcurren las estrategias de desarrollo, debería incorporar de forma sistemática los problemas del conocimiento avanzado y su integración», afirmó Arim.

El rector de la Udelar alertó acerca de algunos riesgos para este planteo, entre ellos las políticas públicas nacionales. En ese sentido resaltó que ninguno de los países que integran el Mercosur, ya sea como miembros plenos o asociados, está libre de problemas, pero en el caso de algunos de ellos como Argentina y Brasil la gravedad de los problemas que sufren puede causar el alejamiento de los temas de integración nacional de la agenda de política, «saturada por el conflicto político severo y las urgencias políticas». El rector entiende que es difícil pensar en clave de estrategia regional, con inflaciones altas y persistentes o conflictos que bloquean las agendas gubernamentales por ausencia de mayorías parlamentarias que puedan sostenerlas. Aún más difícil es diseñar estas políticas y adjudicarles recursos para ponerlas en marcha.

Arim identifica asimismo un riesgo internacional, las naciones hoy entienden que si no se logra generalizar la educación superior, no solo se presentarán problemas para sostener el crecimiento sino que será imposible mejorar la justicia en el acceso a bienes claves y en la distribución del ingreso. Destacó que tanto en países desarrollados como en otros como China, Singapur, Japón y Corea del Sur, aún en presencia de gobiernos ultra nacionalistas, se está ubicando la educación superior, la investigación y su internacionalización, en los primeros lugares en sus preocupaciones de políticas. Sostuvo que esto se debe a que existe una percepción en los países de que si quedan fuera de las redes internacionales de generación de conocimiento o se ubican en un lugar marginal, cada vez tendrán más dificultades para ubicarse en una agenda de desarrollo sostenible y sustentable.

Señaló que por tanto en esta década del siglo XXI, Europa, Estados Unidos y gran parte del mundo asiático, «han dado una vuelta de timón direccionando y diseñando políticas que fomentan la investigación y la integración en redes internacionales como el programa Horizonte 2030 de la Unión Europea que impulsa la investigación, para el cual invirtieron 95.000 millones de euros para el período 2021-2027». A la misma vez el espacio europeo de educación invierte sólo a través del programa Erasmus+ 26.200 millones de euros para el mismo período. Arim entiende que la Unión Europea sabe algo que América Latina y el Caribe aún no han aprendido: que los espacios de políticas requieren de inversiones y programas estables y predecibles y contar con dotaciones mínimas suficientes.

Ventana sobre la utopía , el escritor uruguayo Eduardo Galeano (1940-2015) escribió: “Ella está en el horizonte —dice Fernando Birri—. Pasos más allá. Por mucho que camines, nunca la alcanzarás. utopía para? Si hay un consenso entre los líderes de las instituciones docentes y de las instituciones que promueven la educación en América Latina, éste converge en la integración regional, el destino soñado por todos, para el cual, sin embargo, aún no se ha encontrado el camino preciso, en medio de de las numerosas carreteras que recorren los más de 20 millones de kilómetros cuadrados que componen la región. Los cuellos de botella son muchos y van desde la inestabilidad política recurrente en la región hasta sus particularidades socioeconómicas.

Más que un problema de movilidad: Para el rector la integración no es solo un problema de movilidad, esta es solo un instrumento para construir plataformas conjuntas de investigación y de formación. Sin estas plataformas los programas de movilidad, aunque sean útiles, no permiten avanzar en clave de integración. Resaltó que estos instrumentos son prácticamente inexistentes en la mayor parte de los acuerdos comerciales que nuclean a los países de América Latina y el Caribe.

En lo que se refiere al Mercosur, el principal programa es la acreditación de carreras, Arcu-Sur, que aunque reivindica como un instrumento importante, entiende que está lejos de incorporar todas las carreras existentes y más aún de asegurar la circulación de universitarios con derecho a ejercer en la región. «La dificultad no radica sólo en reconocer títulos sino también en garantizar el ejercicio profesional al interior del MercoSur», expresó.

Dentro del MercoSur el rector recordó también la existencia del programa Marca, que permite la movilidad de docentes y estudiantes de carreras acreditadas por el programa Arcu-Sur. Resaltó que su alcance es acotado, en Uruguay en 2021 movilizó sólo 8 docentes y 22 estudiantes, de todo el país. Además la mayoría de estas movilidades están sostenidas por fondos de Ministerios nacionales y en muchos países con los recursos de las mismas universidades y no con dineros del Mercosur. Añadió que se aprobó otro Programa hace años que intenta fomentar la movilidad en las carreras no acreditadas, el Programa de Movilidad en Educación Superior, pero no ha sido instrumentado aún.

¿Por qué mejorar la integración?: Arim entiende que es importante avanzar en estos aspectos por tres razones. En primer lugar, porque ni las universidades con más recursos de la región pueden equiparar lo que se invierte en generación de conocimiento en universidades individuales de Europa y Estados Unidos. «La posibilidad de no perder espacio en el concierto internacional, así como la forma en que la región se inserta en las redes internacionales de investigación y educación superior, depende mucho de redes colaborativas», sostuvo el rector.

El segundo motivo destacado por Arim fue que la colaboración y la conformación de alianzas es el único camino para que, temas relevantes para los países subdesarrollados, como las desigualdades estructurales propias de América Latina, enfermedades infecciosas cuya prevalencia no existe en el norte, la producción artística, el reconocimiento del carácter cultural de los bienes patrimoniales generados por nuestra cultura, entre otros, puedan penetrar las agendas internacionales.

Como tercer motivo señaló que cooperar implica profundizar una conformación de plataformas donde las universidades compartan recursos como programas de posgrados conjuntos, laboratorios para el desarrollo biotecnológico, inversiones para la producción audiovisual, «recursos tangibles e intangibles, docentes y financieros», apuntó.

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