La CIA revela informes sobre el golpe en Chile

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En la mañana del 11 de setiembre de 1973, el presidente Richard Nixon recibió de la CIA una noticia largamente esperada y propiciada, que se estaba produciendo antes de lo previsto, le informaron. El golpe militar respaldado por Estados Unidos en Chile estaba por darse, impulsado por la Marina para evitar el nombramiento de un nuevo comandante, y ya con la adhesión de las otras armas.

A solicitud del presidente Gabriel Boric y con motivo de cumplirse medio siglo, EEUU accedió a la desclasificación parcial (hay secretos más viejos que el tiempo, parece) de los informes procedentes de la embajada de EEUU en Santiago. De allí esta información.

En sus informes, la CIA dejaba abierta la puerta al fracaso: los oficiales militares chilenos estaban “decididos a restaurar el orden político y económico” pero “puede que aún carezcan de un plan efectivamente coordinado. Eso sería aprovechado por una oposición civil generalizada”.

Allende fue electo en su tercer intento presidencial el 4 de setiembre de 1970, con 36,6% de los votos y, al no tener mayoría propia, lo fue por decisión del Congreso e imponiéndose a Jorge Alessandri. El presidente Richard Nixon y su consejero de Seguridad Nacional Henry Kissinger venían propiciando el golpe desde entonces –aunque hoy se ve que los objetivos de Allende eran equiparables a los de varios gobiernos occidentales.

Tres días antes del día del golpe, el sábado 8 de setiembre, la CIA informaba erróneamente a Nixon que no había “evidencias de un plan de golpe coordinado de los tres servicios armados” de Chile, y advertía que “los exaltados, cabezas calientes de la marina podrían actuar creyendo que automáticamente recibirán apoyo de los demás servicios, y en consecuencia verse aislados”.

La CIA informaba no tener evidencia de que las tres armas tenían un plan coordinado para dar el golpe, y que las conversaciones en la Marina se referían a aumenta la influencia militar en el gobierno. “También hay indicios, decía la CIA , que los oficiales navales pueden estar planificando operaciones conjuntas con civiles opuestos al régimen. Dos movimientos de extrema derecha, que nombra como Fatherland (Madre Patria) y Freedom Movement (Movimiento Libertario), han estado bloqueando rutas y provocando choques con la policía, sumando tensión a la provocada por huelgas continuas y movimientos opositores.

De un tramo con líneas censuradas, surge que Allende “temprano esta semana” (el 11 de setiembre 1973 fue martes) dijo esperar que las fuerzas armadas le pedirían la renuncia si no cambiaba su política gubernamental y su política económica. Allende planteó la perspectiva de una confrontación armada entre sus seguidores y los militares, y evaluó que quienes lo apoyaban no tenían suficientes armas para prevalecer en tal evento, y que no tendría efecto alguno tratar de distribuir más armas, ya que los militares lo impedirían. Su conclusión fue que la única solución posible debía ser política. Se mostró dispuesto a “retiros tácticos”, pero lo preocupaba la sostenida presión de la oposición hacia él, y, particularmente, por las intenciones de los militares.

Por Sabrina Speranza

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