La incontinencia verbal de Putin

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Vladimir Putin dio una entrevista al periodista que Fox News expulsó por ser abiertamente favorable a Donald Trump, Tucker Carlson. El propio periodista interrumpió la entrevista a las dos horas.

Es que resulta difícil llamar “entrevista” a lo que se emitió el jueves 8. Con precisión, el Washington Post tituló la nota “Putin, en una entrevista incoherente, apenas deja que Tucker Carlson diga una palabra”.

En 2018, Putin tuvo una mala experiencia con la entrevista que le hiciera el periodista austríaco Armin Wolf, al someterlo a un interrogatorio que lo desafío repetidamente, y lo puso a la defensiva. En los primeros 30 minutos de su entrevista con Tucker Carlson, Putin dió, sin pausas que permitieran interrumpirlo, una diatriba histórica revisionista sobre los mitos fundacionales de Rusia y Ucrania, la desintegración de la Unión Soviética y el expansionismo de la OTAN.

Luego, Putin, amonestando a Carlson cuando éste lo intentaba interrumpir, pontificó sobre asuntos que iban desde la guerra en Ucrania y las relaciones con Estados Unidos hasta el caso del reportero estadounidense encarcelado bajo acusación de espionaje Evan Gershkovich, e incluso la inteligencia artificial.

Al final de la conversación, quedó claro que Putin no tenía intención de poner fin a su guerra contra Ucrania; al menos, eso. Putin se ofreció a seguir hablando, pero Carlson, evidentemente agotado por las interminables teorías de conspiración y los agravios del líder ruso contra Occidente, le agradeció y dio por terminado, muy lejos del golpe mediático que había estado promocionando. Carlson había pasado la mayor parte de la entrevista en silencio o luciendo confundido.

Los analistas dijeron que la decisión de Putin de hablar con Carlson se basó en parte en su percibida simpatía (el ex presentador de Fox ha rechazado repetidamente las críticas a Putin a lo largo de los años) y la oportunidad de apelar a los sectores más MAGA, más trumpistas, del Partido Republicano durante un año electoral. Eso podría aumentar las posibilidades de reelección de Donald Trump y persuadir a los republicanos a seguir bloqueando la ayuda militar estadounidense a Ucrania.

El mal desempeño profesional de Carlson es notorio también en los temas a los que no intentó respuesta, en beneficio de Putin. Carlson no hizo una sola pregunta sobre los ataques de Rusia a zonas civiles o infraestructura crítica en Ucrania, que han matado a miles de personas. No se mencionó las acusaciones de crímenes de guerra que enfrenta el líder ruso ni la deportación forzada de niños ucranianos. Tampoco estuvieron presentes las preguntas sobre las amplias medidas represivas políticas de Rusia contra los críticos de Putin o las largas sentencias de cárcel impuestas a los rusos comunes y corrientes que organizaban protestas contra la guerra.

En lugar de eso, Carlson planteó preguntas cada vez más esotéricas (entre ellas, si algún líder mundial podría ser un verdadero cristiano) y en ocasiones pareció incitar a Putin a alegar la existencia de “un Estado profundo” en Estados Unidos, y promover otras teorías de conspiración.

En varios momentos, cuando Carlson intentó intervenir, fue reprendido por el presidente. “Te lo diré, ya voy llegando a eso. Esta sesión informativa está llegando a su fin. Puede que sea aburrido, pero explica muchas cosas”, dijo Putin en tono condescendiente.

Mesa de Prensa de La ONDA

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