Según Thierry Breton, el comisario europeo de Mercado Interior, la UE “debe ampliar la industria de la defensa para hacerse cargo de su propia seguridad”. Es éste un tema que la UE tiene no sólo en su agenda electoral del 6 al 9 de junio; lo debe enfrentar, habida cuenta de que las encuestas estadounidenses son favorables a Donald Trump, proclive al desmembramiento de la OTAN y, además, amigo de Putin. El clima va a las urnas/ Hace cinco años los europeos votaron por los partidos verdes y ambientalistas, y se convirtieron así en los “mimados” de los dos grandes bloques, de derecha e izquierda, del euro parlamento. Hoy mantienen un apoyo disminuido porque el electorado tiene otras preocupaciones, como la guerra y los aumentos de precios en todos los rubros; las dimensiones precisas se verán en el escrutinio de las elecciones del 6 al 9 de junio. El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR) hizo una encuesta en 11 países europeos. El informe sostiene que los votantes europeos están divididos en cinco “grupos de crisis”; el orden es diferente en cada país. Por ejemplo, en los países del Báltico la prioridad es la guerra. Con distintas prioridades, ellos son: El cambio climático.Los desórdenes económicos mundiales. La inmigración. Las pandemias. La guerra de Rusia en Ucrania. El cambio climático podría sumar unos 74 millones de votos, pero hay otro grupo que lo podría superar o igualar, y es la inmigración. En el fondo, es la división entre los votantes de izquierda y derecha. Otra encuesta anota que solo el 19% de los encuestados de todos los países respondieron que su prioridad es el cambio climático. En los países escandinavos es un poco más, el 29%, y en el continente Francia anota 27%. En los otros países el cambio climático apenas figura como factor en las perspectivas del futuro de los ciudadanos. “Cada una de las cinco crisis de Europa tendrá muchas vidas, pero es en las urnas donde vivirán, morirán o resucitarán”, escriben los autores del informe. Hace cinco años las elecciones fueron entre euroescépticos y proeuropeos, y los verdes se posicionaron muy bien. Hoy los problemas son otros, como la guerra en Ucrania, que plantea problemas de seguridad y económicos. Los costos de la ayuda a Kiev son altos y ponen en peligro inminente el financiamiento de la sociedad de bienestar. El votante medio tiene la tendencia a culpar de todos los males europeos a la inmigración. Ursula van der Leyen dice que no hay conexión entre la ayuda a Ucrania y la falta de fondos para la sociedad de bienestar y muestra que una política conjunta fue posible para combatir la pandemia, lo que es cierto.
Esto está en directa vinculación con la guerra en Ucrania, cuyo apoyo encuentra dos explicaciones. La primera es la defensa de la democracia frente al autoritarismo dictatorial y la segunda tiene que ver con la seguridad del continente.
La UE tenía relaciones comerciales muy profundas con Rusia, bajo el principio de que los negocios atemperan las diferencias e incluso se creyó que las eliminarían, pero en realidad lo que único que paso fue retardar la eclosión. Las diferencias de acrecentaron y surgió el problema de seguridad con la invasión de Rusia que produjo la guerra, que está en su tercer año.
Putin pensó que sus relaciones comerciales, sobre todo con Alemania (petróleo y gas), iban a romper la unidad de la UE. Es más, el Kremlin ha hecho todo lo posible por destruir la UE. Una política que coincide con el pensamiento del empresario Trump, que prefería negociar como presidente de EEUU país por país, porque “la UE es nuestra rival en el mercado”.
En este momento Rusia es para la UE un enemigo al que hay que derrotar por intermedio de Ucrania, pero no tiene el necesario armamento; de allí la preocupación de Thierry Breton.
La presencia comercial de China está en primera línea. Xi Jinping ha visitado en mayo Paris, Belgrado y Budapest. En el primer país se reunió con Ursula van der Leyen, que pidió al chino competir de igual a igual. Se sabe que la reconversión industrial en China se adelantó en comparación a la de UE, lo que implica que los asiáticos pueden llenar el mercado de automóviles eléctricos en detrimento de la industria europea. Caso similar pasa entre China y EEUU.
Los próximos cinco años en que se volverá a renovar el parlamento europeo serán decisivos en la recomposición de los alineamientos comerciales y económicos entre la UE, EEUU y China. Fuera de esa mesa queda Rusia, porque se esta convirtiendo, gracias a la guerra, en un aliado débil de los intereses globales de China.
Al mismo tiempo, entre EEUU y la UE hay una bnrecha que no se puede ignorar. Por ejemplo, el informe de Enrico Letta, ex primer ministro italiano y legendario europeísta, alerta contra lo que los franceses llaman décrochage, es decir la brecha, cada vez más grande entre la UE y EEUU respecto a la industria del recambio. Es una leve advertencia a conflictos económicos futuros entre los dos más importantes aliados occidentales que, supuestamente, tiene un enemigo común que es China.
Sin duda hay diferencias entre EEUU y la UE, pero se pueden limar las asperezas cuando la química política funciona como en la actualidad entre Biden y von der Leyen; algo que no pasaba con Donald Trump, que impuso un arancel del 25% a la importación de acero europeo. Y ésta es una de las razones por las que la UE observa detenidamente la política interna de EEUU y, sin expresarlo, formula votos para que Donald Trump pierda las elecciones de noviembre.
La UE y China expresaron un deseo común de desarrollar lo que llaman El Corredor Central, para enfrentar los desafíos geopolíticos actuales y fortalecer la seguridad de las cadenas de suministro.Y esto implica un alejamiento europeo de su alianza con la Casa Blanca, cuyo apoyo a Taiwán es incondicional.
China tiene en Serbia y Hungría a dos países aliados, y es posible sumar a Francia, que es el más proclive a apoyar la política de China que considera a Taiwán parte del gigante asiático. tesitura que EE. UU no acepta.
Y a esto se suma la mano rusa. Las revueltas de campesinos europeos sobre todo en Polonia, Rumania y Hungría son instigados desde plataformas digitales capturadas por hackers rusos. Putin bajó los precios de su producción agrícola para perjudicar a Ucrania, y la UE, para ayudarla, le compra; ello implica menos mercados para los campesinos del resto de la UE.
El panorama está movido. Rusia no sólo alimenta el descontento del campesinado europeo, particularmente el de los ex países socialistas como Polonia y Rumania, sino que hace ataques híbridos en el campo de la cibernética. En Suecia hay alerta de grado 4 pues están detectados posibles atentados islamistas, habida cuenta de la quema del Corán en plazas públicas y el apoyo del gobierno de derecha y extrema derecha al gobierno de Netanyahu de Israel. A ello se suma los ataques híbridos rusos; algunos paralizan los pagos en supermercados en un país donde el dinero prácticamente no existe. El espionaje cibernético es el nuevo topo de este principio de Guerra Fría 02.
En el resto de los países de la UE los peligros son los mismos o parecidos.
Las elecciones de junio no eligen presidente porque la UE no es una federación, es una unión de estados europeos que mantienen sus perfiles propios a pesar de haber cedido parte de sus soberanías a Bruselas; de allí la importancia del parlamento europeo.
Es en Bruselas donde sancionarán quién los presidirá. Si Ursula van der Leyen entreabre la puerta a la extrema derecha, los ganadores serán Putin y Trump si éste vuelve a la Casa Blanca. El futuro del viejo continente, el de la Ilustración y la revolución francesa, se habrá truncado o al menos atrasará la profundización de la sociedad de bienestar verde e igualitaria que debiese construirse con cierta premura.
*****
Continua la columna…
Sin duda la “centralización” de las compras de vacunas fue un acierto; se pudo vacunar al mismo tiempo a todo el continente, con pequeños atrasos. Algo similar se produce en cuestiones de armamento y municiones que la UE envía a Ucrania.
En cuanto el clima, el Euro-parlamento ha votado leyes muy estrictas que, en algunos casos, afecta los costos de los campesinos. Además, éstos se quejan de la burocracia de Bruselas por su lentitud. Estos factores y otros como la psicología respecto a la seguridad, el militarismo y el armamentismo en toda la Unión producen reparos en el votante medio que deja de preocuparse por el clima y el medio ambiente. Hay fondos de ayuda que proviene de Bruselas, pero las políticas de reconversión para tener un agro más “sano” fastidian a los campesinos, que salen con sus tractores en protestas masivas. El presidente ruso – según informes de inteligencia – tiene mucho que ver en esas manifestaciones, pues tiene un ejército de soldados cibernéticos que interfieren sitios web o publican bulos relativos al clima y a los cambios ambientales.
El director del área de Riesgos y Sostenibilidad de EALDE Business School, Sergi Simón, explicó que las elecciones de junio se llevarán a cabo en un momento crucial, en particular en lo que refiere a las políticas de sostenibilidad y el cambio climático
“Estos comicios no solo reconfigurarán el equilibrio de poder dentro de la institución, sino que también influirán profundamente en la trayectoria de las políticas ambientales. A medida que Europa se enfrenta a la tendencia creciente hacia la derecha en varios países miembros, existe la posibilidad real de que el nuevo Parlamento Europeo sea menos propenso a adoptar una agenda verde vigorosa. Esto podría significar una ralentización en la implementación de medidas críticas como el Pacto Verde Europeo, que aspira a llevar a Europa hacia la neutralidad de carbono para 2050”.
Al profesor Simón se le suman otros que observan el avance de la derecha y los populistas que, con toda seguridad, “debilitarán la legislación climática vigente para producir una reducción en la financiación para iniciativas verdades”. De ser así, se complicaría el cumplimiento de los compromisos del Acuerdo de Paris y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Si ganan verdes y progresistas, la UE continuaría siendo un líder global en la lucha contra el cambio climático. Ese liderazgo tendrá sus problemas sobre todo por el impacto de las medidas en el mundo empresarial. Pueden afectar la competitividad global, lo que beneficiaría a EEUU y China, que tienen regulaciones más laxas.
La posición de la UE como líder en sostenibilidad podría verse en cambio debilitada si los resultados dan la razón a los sondeos. Por primera vez en la historia de la UE las elecciones de junio se convierten en cruciales; sin duda son las más importantes de su historia.
Se votará con el telón de fondo de la guerra en Ucrania, las relaciones con EEUU y China y el compromiso con la sostenibilidad. Desde el 24 de febrero de 2022, en Europa se han producido cambios en las metas y en los métodos. El futuro es una interrogante.
Por Carlos Decker-Molina
(Síganos en Twitter y Facebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA
Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.
Otros artículos del mismo autor: