Trump hará paz a la fuerza

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La publicación Foreign Affairs, expresión del lobby más sistémico del poder de EEUU, emite un mandato para Donald Trump, descontando que será electo presidente. En el cuadro de situación que dan por bueno que Trump hará suyo, «China devino en un formidable adversario militar y económico, que vez tras vez amenaza al Taiwán democrático; está en un prolongado conflicto de baja intensidad con Filipinas, un aliado de EEUU, que podría devenir en una guerra en el mar de China Meridional –o mar del Sur de China, frente a Vietnam. Beijing es ahora el principal enemigo de Washington en el ciberespacio y –afirman– ataca periódicamente las redes empresariales y gubernamentales estadounidenses. Las prácticas comerciales y comerciales desleales de China han dañado la economía estadounidense y han hecho que Estados Unidos dependa de China para obtener productos manufacturados e incluso algunos productos farmacéuticos esenciales».

Es más. Sin los atractivos ideológicos que supo tener la URSS, sostienen, «con Xi Jinping lograron el planteo de revertir reformas económicas (léase BRICS), aplastar la libertad en Hong Kong y plantearle disputas a Washington y sus socios». Esto último contradice la lectura generalizada en la actualidad, en la que China quiere evitar conflictos, principalmente bélicos, para concentrarse en el aumento de su riqueza.

Este think tank de Washinton, tenido por el más sistémico de ellos, sostiene que «Xi es el líder más peligroso de China desde el asesino Mao Zedong. Y China aún no ha tenido que rendir cuentas por la pandemia de COVID-19, que se originó en Wuhan».

En la redada de críticas, las duras palabras de Joe Biden en la misma publicación en 2018, tituladas «Cómo enfrentarse al Kremlin”, son buen ejemplo para Foreign Affairs que «demostró que Moscú apenas se dejó disuadir» y por eso realizó la invasión de Ucrania en 2022. Y la guerra expuso, valora, «la vergonzosa verdad de que los miembros europeos de la OTAN no están preparados para un nuevo entorno de combate que combina tecnologías innovadoras como la inteligencia artificial con drones de baja tecnología pero letales y artillería centenaria». En La Onda digital se ha dado cuenta de otros análisis de las causas, realidades y efectos de esta situación, pero el tema aquí es lo que Trump entenderá por realidad.

El gobierno de Trump enfrentará, pronostica, » un eje emergente de autocracias antiestadounidenses» constituiído por China, Rusia y «una más audaz teocracia de Teherán». Y hace una afirmación muy grave: «Irán ha acumulado suficiente uranio enriquecido para construir un arma nuclear básica en menos de dos semanas, si así lo decide, según las estimaciones más autorizadas». Cabe recordar que EEUU invadió Irak porque éste tenía armas de destrucción masiva que nunca aparecieron.

Además, a Trump se le plantea un conflicto en su propio patio trasero. «En México, los cárteles de la droga forman un gobierno paralelo en algunas zonas y trafican con personas y drogas ilegales hacia Estados Unidos. Venezuela es un caso beligerante ya perdido. Y la incapacidad de la administración Biden para asegurar la frontera sur de Estados Unidos es quizás su mayor y más vergonzoso fracaso».

De conjunto, exige Foreign Affairs, «este pantano de debilidad y fracaso estadounidenses clama por una restauración trumpiana de la paz a través de la fuerza. En ninguna parte esa necesidad es más urgente que en la contienda con China».

En relaciópn a la administración saliente, se afirma que «desde el comienzo de su mandato presidencial, Biden ha enviado mensajes contradictorios sobre la amenaza que representa Beijing. Aunque Biden ha mantenido los aranceles y los controles de exportación promulgados por Trump, también ha enviado a funcionarios de nivel de gabinete a una serie de visitas a Beijing, donde han emitido firmes advertencias sobre el comercio y la seguridad, pero también han extendido una rama de olivo, prometiendo restaurar algunas formas de la cooperación con China que existía antes de la administración Trump. Esta es una política de pompa sobre sustancia. Las reuniones y cumbres son actividades, no logros».

Las palabras en público de Biden sobre el tema favorecen a China, señala la publicación. «Biden se ha referido a la economía de China como una ‘bomba de tiempo’, pero también afirmó claramente: ‘No quiero contener a China’ y ‘No buscamos dañar a China, sinceramente. Todos estaremos mejor si a China le va bien’. Creer semejante palabrería es creer que China no es verdaderamente un adversario».

El análisis de la situación que se le brinda a Trump une como un todo a economía y capacidad militar. «El Partido Comunista Chino busca expandir su poder y seguridad suplantando a Estados Unidos como líder mundial en desarrollo tecnológico e innovación en áreas críticas como los vehículos eléctricos, la energía solar, la inteligencia artificial y la computación cuántica. Para lograrlo, Beijing depende de enormes subsidios, robo de propiedad intelectual y prácticas comerciales desleales. En la industria automotriz, por ejemplo, Beijing ha respaldado a campeones nacionales como BYD, a quien ha colmado de subsidios y alentado a vender millones de vehículos eléctricos baratos en los mercados de Estados Unidos y países aliados, con el objetivo de llevar a la quiebra a los fabricantes de automóviles de Seúl, Tokio, Detroit y Baviera».

 

 

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