México y Uruguay se unen en homenaje a Lucía Sala

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Entrevista a Susana Dominzaín

Con motivo de que el Centro de Estudios Interdisciplinarios Latinoamericanos “Lucía Sala” (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, UdelaR) y la Embajada de México en Uruguay organizaron un homenaje a la historiadora cuya obra es patrimonio intelectual uruguayo y latinoamericano. La ONDA digital entrevisto a la profesora e historiadora Susana Dominzaín quien trabajó junto a Lucia Sala y hoy integra el equipo que organiza este evento los días 11,12 y 13 de junio en el Espacio cultural de la Embajada de México en Uruguay.
Lo que sigue son los tramos fundamentales del diálogo con Dominzaín.

– ¿Cuál es el objetivo de este homenaje y qué significa para ustedes Lucía Sala?

– Bueno, eso decírselo sintéticamente es muy difícil, son muchas cosas, lo que significa Lucía Sala para los que trabajamos con ella y aprendimos con ella.  Es una jornada que intenta iniciar una serie de jornadas en años posteriores, latinoamericana (por ser la profesora historiadora y latinoamericanista.  Es un homenaje que, como Centro de Estudios Latinoamericanos, cuya primera directora cuando se crea el Centro fue Lucía, le debíamos a Lucía.

 

– ¿En qué año se creó el Centro de Estudios?

– En la apertura democrática, 1985, fue cuando se creó el CELA.  Ahí la Profesora queda como Directora del Centro y continuó hasta su fallecimiento.  Una de las cosas innovadoras del Centro fue que Uruguay, además de estudiarse y conocerse como país, también se mirara con respecto a América Latina, se abriera a América Latina desde el punto de vista interdisciplinario, no solamente de la historia que era la especialización de la Profesora, sino también de otras disciplinas.  Entonces ahí convergimos investigadores de variadas disciplinas.

 

– ¿Qué características puede usted resaltar de la personalidad de Lucía, desde el punto de vista intelectual, de sus aportes allí en el Centro?

– Los aportes fundamentales de Lucía, por los cuales fue conocida, son anteriores, pero fundamentalmente los aportes con relación al artiguismo,  tanto a la figura de Artigas como a todo el proceso, en particular a ese interesante proceso económico que se vivió cuando el artiguismo.  La Profesora, cuando llega de México, cuando los exiliados retornan en la apertura democrática, trae un bagaje de conocimientos muy interesante, muy abundante, ya que había podido estar en contacto con grandes intelectuales de América Latina.  Es ahí cuando ella se especializa en el tema de América Latina y, de alguna manera, lo vuelca al Centro.  Esa fue su preocupación permanente.  Quienes en ese momento teníamos interés en el continente, en su historia, pero también en su historia reciente, nos vimos estimulados a aprender y a formarnos en el estudio de América Latina.  En homenaje a ella también sale este año a fines de año, la maestría en estudios latinoamericanos que lanza el Centro de Estudios donde trabajamos.

 

– ¿Usted me podría señalar algunas de esas ideas que ella manejó y que ustedes han estudiado sobre la historia latinoamericana?

– En particular ella tenía el libro que quedó sin concluir, pero que estamos haciendo el esfuerzo también para poder sacar para su publicación para el conocimiento de  profesores, alumnos y otra gente, que tenía como título “La Democracia Esquiva”.  Pero la preocupación de ella era estudiar históricamente el proceso de la democracia en América Latina y ponía un especial énfasis en los sectores sociales, en la intervención en esa democracia, en la incidencia que tenían los sectores sociales.  No solamente los trabajadores, sino también todos aquellos sectores más vulnerables que comenzaban a tener un importante protagonismo o presencia que ella discutía, que sacaba, reflexionaba en torno a eso.  A todo lo que se estaba viviendo, previo a lo que hoy estamos viviendo o experimentando concretamente.  El caso es que ella tenía siempre muy presente, porque había vivido en él, era el caso mexicano, pero después también comenzó a poner muchísima atención en lo que pasaba en Venezuela, lo que pasaba en Bolivia.  En primer lugar tuvimos una investigación donde estudiamos comparativamente Chile y Uruguay.  Era la apertura chilena y podíamos acceder a documentación, a fuentes, hicimos trabajos en conjunto con ella, financiados por la Universidad.

 

– Usted me decía al principio de este diálogo que los grandes aportes de Lucía también fueron por el tema del artiguismo.  ¿En qué aspecto usted puede resaltar la labor de Lucía en el tema del artiguismo, ya que en el Uruguay hay varios historiadores?

– Sin duda.  En primer lugar, la gran obra que hizo con Nelson de Latorre, Julio Rodríguez y ella, la tríada, que le dio un enfoque diferente, que tomó al marxismo para poder estudiar la historia de ese pasado uruguayo y de los orígenes de los uruguayos.  Pero, particularmente (yo no soy una especialista en artiguismo ni nada por el estilo) lo que a mí me llegaba como investigadora y el enfoque que, por lo menos, yo rescataba de Lucía, era, fundamentalmente la parte humana de Artigas, el preocuparse por verlo como hombre, no tanto como héroe o como líder, sino como hombre, con sus limitaciones, sus flaquezas, pero también con su valentía.  Pero, por otro lado, a mí, como investigadora, personalmente, como ella rescataba, de alguna manera, eso que era bastante desconocido.  Como habían jugado las fuerzas sociales en toda esta construcción de una posible y una futura nación, de un concreto proceso independentista.  Eran, por lo menos, desde el punto de vista de mi formación, las cosas que yo resaltaba o que me dio otra visión de cómo mirar a Artigas, cómo mirar ese pasado que a todos nos convoca.

 

– Por último, ¿qué opiniones, qué reflexiones puede hacerme sobre la personalidad de Lucía? ¿Cómo era trabajar con ella, cómo era Lucía como persona?

– Lucía era una mujer crítica, era una mujer que le gustaba mucho la discusión, la polémica, pero en muy buenos términos.  Era respetuosa de la opinión del otro permanentemente, hasta sus últimos días, le puedo asegurar.  Siempre tenía una temática a conversar, o porque había escuchado de repente en la radio esa mañana, cuando nos encontrábamos para ir a trabajar.  Muy preocupada por el Uruguay.  Bueno, ella muere a un año de haber asumido el Frente Amplio el gobierno, con todas las expectativas que eso le generó a una generación como la de Lucía (y a muchas más, por supuesto, pero en particular me refiero a ella).  Y era exigente con ella misma, también con los investigadores y con una manera de ser entre lo cariñoso, lo humano (extremadamente humana, por todo lo que ella como mujer y como persona había vivido bajo la dictadura).  Respetuosa del otro o de la otra, pero al mismo tiempo, muy exigente.  Exigente en el método para trabajar, exigente en las investigaciones y permanentemente polemizadora.  Le gustaba, le interesaba que Uruguay pudiera ser centro de foros, o poder ir a otros lugares y plantear la temática uruguaya, pero siempre con relación a la temática latinoamericana, para podernos conocer mejor.

 

– Usted me dijo que están tratando de terminar un libro que estaba en curso.

– Claro. Nosotros, con la familia, estamos bastante unidos y tratamos de poder recopilar lo que no fue fácil, toda la documentación, porque ella tenía (en cuanto a lo de democracia) aproximadamente 3 tomos.  Entonces estamos trabajando en eso, en la posibilidad de poder sacar, dentro de lo que ya está elaborado, terminado, como homenaje a ella y porque creo que lo debemos, de alguna manera, a la sociedad.  Poder verter todo esto al conocimiento público que es lo que Lucía pretendía y quería.

 

– Bueno, no sé si usted quiere agregar algo más.

– Yo quisiera simplemente resaltar la importancia que para el Centro, pero que para la Universidad (y creo expresarme bien) tiene esta jornada.  En homenaje a una gran mujer, a una historiadora, latinoamericanista, que hizo mucho por los DD.HH., que fue protagonista de la historia que le tocó vivir, no solamente la estudió, sino que la protagonizó, ayudó también a construirla.  Y creo que estas jornadas son el inicio de algo que pretendemos y, ojalá que la podamos hacer año tras año, que la gente nos pueda acompañar y que puedan ver el 11, 12 y 13 de junio, desde la perspectiva de otros investigadores, la obra de Lucía, los aportes de Lucía, tanto del pasado como del presente.  Porque al haber presencia de la gente es como que al evento se lo jerarquiza.  Y eso es lo que pretendemos con este esfuerzo que estamos haciendo, donde van a venir profesores también de la UNAM a homenajearla. Intentamos traer a gente de América Latina, pero por problemas de salud, problemas de agenda, finalmente algunos no pudieron llegar.  Pero sí va a estar la gente de la UNAM que tanto la conoció y tanto trabajó con ella, la quiso y la respeta.

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